EXCREMENTOS
CON ESCOLTA
Y como si el circo necesitara más payasos,
reaparece el asesor portátil, esa criatura sancionada, excomulgada y odiada por
los místicos de Perusalem, que tras un breve retiro espiritual en el limbo de
la incompetencia, regresa silbando como si fuera el flautista de Hamelín amenazando
a sus ratas, esta vez con el disfraz de Ministro. ¿Su nombramiento? Tan lógico
como poner a un gato a cuidar la pescadería. A menos, claro, que sea el
archivador viviente de todas las metidas de pata de su camote presidencial, esa
que se sienta en la Silla de Pizarro como quien juega a la ruleta rusa con el
país.
Porque no hay otra forma de entender semejante
desfile de burradas, tropiezos y saqueos al erario choliforniano, que ya parece
piñata de cumpleaños. Total, para ese cargo solo se necesita una cara de poto
congelado y una concha de la g. p; requisitos que, dicho sea de paso, cumple
con honores. Así, entre bufoneadas, leguleyadas y sapiencias, el Poder
Ejecutorio se ha convertido en una fábrica de estiércol legislativo, marcando
tendencia en todos los niveles del jodierno nacional.
Y si los científicos de las Ciencias Ocultas
aún no logran descifrar cómo esta mandataria logra articular dos ideas sin que
se le derrita el cerebro, es porque no han considerado el factor telepronter:
ese aparato mágico que convierte a cualquier estatua en oradora compulsiva.
Desde el inicio, ya se olía el tufillo a fabulación excesiva, ataques
atropellados al partido que la parió políticamente, y una colección de
escándalos que harían sonrojar a Al Capone: relojes, cofres perdidos, gastos
ministeriales inflados, compras militares con doble sueldo y triple descaro, y
una jugada en pared con el Chongreso que ni Messi se atrevería a intentar.
Pero como en su mundo paralelo todo es color de
rosa y olor a Chanel Nº5, cualquier hijo de vecina puede repetir el plato, y si
está censurado, mejor: más sabor. En ese universo, no hay pobreza, ni
corrupción, ni sicariato desbordado. Todo es felicidad, unicornios y cazas
multimillonarios que se compran como si fueran pan francés, mientras la
inseguridad interna crece como hongo en baño público. ¿Educación? Bien,
gracias. ¿Congresistas? Con aumento, viajes, permisos y campañas electorales en
horario laboral, todo con la bendición de la Cosa Nostra versión chola.
Y para coronar esta ópera bufa, se aprueba por
decreto de urgencia la reconstrucción de una cárcel en la Isla del Frontón para
dos mil almas descarriadas. ¿La autora intelectual? La misma que cree que
planificación es una marca de shampoo. ¿No hay nadie con cinco dedos de frente
que le diga que sus metas parecen escritas por un pulpo con resaca? Siguen los
parches, la improvisación y los elefantes blancos a medio construir, como si
fueran monumentos al absurdo.
¿Y qué hacemos nosotros? Agachar la cabeza,
esperar el ’26, cruzar los dedos y rezar para que el próximo jodierno no venga
con las mismas mañas, o peores. Porque, aunque sabemos que las promesas de los
candidotes son como papel higiénico mojado, seguimos creyendo que algún día
llegará un gobierno decente. ¡La mentira de siempre!
Aunque, pensándolo bien, hay que admirar su
capacidad de anticipación: ya están planeando sus largas vacaciones en la Isla
Dorada del Frontón. Porque si algo les sobra, además de descaro, es visión a
largo plazo… para un veraneo penitenciario.
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