Embozado dentro de mil corazas de
lana que además incluía un gorro extralarge; con las manos metidas dentro los
bolsillos; como queriendo guardar allí el maldito frío, iba apresurado y medio
encogido para alcanzar una cita en el Consultorio de Gastro. La luz de la
madrugada empezaba a apuntar y los puestos ambulantes ubicados alrededor del
hospital se movían frenéticamente cual ejército de hormigas que
atropelladamente disponían sus escandalosos carritos, arrastrándolos trabajosamente;
provistas con una lluvia de canastas humeantes, se plegaban al desfile infinito
de botellas con espesos líquidos blanquecinos, pardos y cafés se iban
amontonando sobre los pequeños vehículos que casi cubrían a sus dueñas, además
de otros vendedores de frutas, ensaladas, diarios y chucherías mil para aplacar
los hambres matutinos. Todos apostados febrilmente, no solo sobre las veredas
contiguas al nosocomio, sino que diariamente invadían buena parte de la pista,
creando un caos inicial que se iba acrecentando más y más con el transcurso de
las horas.
-¡Permiso, permiso, permiso…
déjeme pasar, por favor!
-¡Pasa pue, pasa… ¿acaso no ves
que´stoy trabajando? ¿O quieres que vaya a robar? ¡Pasa pueee! Ni que jueras
tan gordo… de costadito pueee…
Para llegar al módulo, encuentro una
larga cola de 123 desfallecientes bultos casi inmóviles. Los primeros de la
columna están por caerse porque allí están adormitados desde las tres de la
mañana. Por fin, a las 8:30, llego a la ventanilla y consigo la esperada cita,
después de implorar una vacante por ser una cuestión de vida o muerte.
Llego al consultorio y allí me espera
otra cola de 150 enfermos de la baticola. Sale una inmensa mole vestida de
blanco con un saco azul arreglándose las uñas. Todo el mundo se le arremolina,
pero ella, tras una risa socarrona, perversamente grita:
-El doctor Líber del Anno… solo
va a atender a diez pacientes… porque está con el estómago suelto y toda esta
colitis… (señalándonos) ¡desaparece! Bueno…los demás pueden irse al módulo 15…
a ver si consiguen una adicional para el próximo mes. ¡Aquí cuelgo la relación!
Y si tienen algún reclamo se van a…
Ya iba a recoger toda la cama que
traía encima, cuando logré divisar mi nombre en el último renglón. Otra vez
deposité mi fardo funerario y me aplasté hasta llegar a escuchar mi nombre.
-Doctor Líber, qué tal… es un
gusto de volver a verlo…
-¡Qué tal, mi estimado… ahhh
usted es el del constipado crónico, ¿nooo?
-¡No, doctorcito, soy del
estreñimiento perpetuo; porque otra vez, desde la semana pasada no…
-No se preocupe, hablamos de lo
mismo… pero hablando de hablar… Si usted, mi querido, supiera de mi gastritis
crónica, de mis úlceras duodenales… de mis divertículos… de mi…
-Bueno, doctorcito, cuente
conmigo y… ¡Vamos, cuénteme, cuénteme, soy todo oídos…!
-Sí, pues… mucho tiempo que no
tengo con quien charlar un poco. Dígame, ¿qué es lo más preocupante de este
hospital? ¿Cuál, considera, es el punto neurálgico de nuestra atención, amigo?
-¡Las colas, doctor!
-¡Cada vez son más grandes, más
imponentes o más bonitas! El bisturí, amigo, el bisturí…
-No, las otras colas, las que
venimos a hacer desde las tres y cuatro de la mañana…
-¡Claro! Claro, son los problemas
del servicio, del sistema… del gobierno…
-¡No, doc, son problemas debidos
a la ausencia de autoridad . ¡Eso es! Por ejemplo, ¿Acaso no ha visto el
comercio ambulatorio que hay alrededor de este hospital? Un poco más y no va a
existir sitio para que pasen los carros… porque hay miles que se aglomeran sin
que la autoridad haga o diga algo…
-Pero, es que no nos conviene…
-¿Cómo dice usted? Todo un
profesional de la medicina… amante del orden y las buenas…
-En serio, amigo; más polvo, más
mugre, más el plomo de los carros; menos agua, menos limpieza; junto con la
polución reinante y el caos existente son nuestra materia prima de trabajo.
Usted se ha puesto a pensar detenidamente y sin apasionamientos ¿qué sería de
nosotros y de los laboratorios si no hubiera enfermedades?
-Pero… doctorcito, ¿y mi caso?
-Ahhh… ¡Le voy a recetar lo de
costumbre; solo que ahora serán los tres frasquitos del laxante en una dosis;
caso contrario, cambiarlo por otro más efectivo… hecho en base a pepas de palta…
enteritas; pero no se asuste, porque se las va a colocar una por una… a manera
de supositorios… con un poquito del aceite de ricino para que resbalen… y si ello
tampoco le da resultado tiene que ir a mi clínica, que allí tenemos cocos en
diversas dimensiones!
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