martes, 26 de septiembre de 2017

EL SÍNDROME DE MERCURIO


Embozado dentro de mil corazas de lana que además incluía un gorro extralarge; con las manos metidas dentro los bolsillos; como queriendo guardar allí el maldito frío, iba apresurado y medio encogido para alcanzar una cita en el Consultorio de Gastro. La luz de la madrugada empezaba a apuntar y los puestos ambulantes ubicados alrededor del hospital se movían frenéticamente cual ejército de hormigas que atropelladamente disponían sus escandalosos carritos, arrastrándolos trabajosamente; provistas con una lluvia de canastas humeantes, se plegaban al desfile infinito de botellas con espesos líquidos blanquecinos, pardos y cafés se iban amontonando sobre los pequeños vehículos que casi cubrían a sus dueñas, además de otros vendedores de frutas, ensaladas, diarios y chucherías mil para aplacar los hambres matutinos. Todos apostados febrilmente, no solo sobre las veredas contiguas al nosocomio, sino que diariamente invadían buena parte de la pista, creando un caos inicial que se iba acrecentando más y más con el transcurso de las horas.
-¡Permiso, permiso, permiso… déjeme pasar, por favor!
-¡Pasa pue, pasa… ¿acaso no ves que´stoy trabajando? ¿O quieres que vaya a robar? ¡Pasa pueee! Ni que jueras tan gordo… de costadito pueee…
Para llegar al módulo, encuentro una larga cola de 123 desfallecientes bultos casi inmóviles. Los primeros de la columna están por caerse porque allí están adormitados desde las tres de la mañana. Por fin, a las 8:30, llego a la ventanilla y consigo la esperada cita, después de implorar una vacante por ser una cuestión de vida o muerte.
Llego al consultorio y allí me espera otra cola de 150 enfermos de la baticola. Sale una inmensa mole vestida de blanco con un saco azul arreglándose las uñas. Todo el mundo se le arremolina, pero ella, tras una risa socarrona, perversamente grita:
-El doctor Líber del Anno… solo va a atender a diez pacientes… porque está con el estómago suelto y toda esta colitis… (señalándonos) ¡desaparece! Bueno…los demás pueden irse al módulo 15… a ver si consiguen una adicional para el próximo mes. ¡Aquí cuelgo la relación! Y si tienen algún reclamo se van a…
Ya iba a recoger toda la cama que traía encima, cuando logré divisar mi nombre en el último renglón. Otra vez deposité mi fardo funerario y me aplasté hasta llegar a escuchar mi nombre.
-Doctor Líber, qué tal… es un gusto de volver a verlo…
-¡Qué tal, mi estimado… ahhh usted es el del constipado crónico, ¿nooo?
-¡No, doctorcito, soy del estreñimiento perpetuo; porque otra vez, desde la semana pasada no…
-No se preocupe, hablamos de lo mismo… pero hablando de hablar… Si usted, mi querido, supiera de mi gastritis crónica, de mis úlceras duodenales… de mis divertículos… de mi…   
-Bueno, doctorcito, cuente conmigo y… ¡Vamos, cuénteme, cuénteme, soy todo oídos…!
-Sí, pues… mucho tiempo que no tengo con quien charlar un poco. Dígame, ¿qué es lo más preocupante de este hospital? ¿Cuál, considera, es el punto neurálgico de nuestra atención, amigo?
-¡Las colas, doctor!
-¡Cada vez son más grandes, más imponentes o más bonitas! El bisturí, amigo, el bisturí…
-No, las otras colas, las que venimos a hacer desde las tres y cuatro de la mañana…
-¡Claro! Claro, son los problemas del servicio, del sistema… del gobierno…
-¡No, doc, son problemas debidos a la ausencia de autoridad . ¡Eso es! Por ejemplo, ¿Acaso no ha visto el comercio ambulatorio que hay alrededor de este hospital? Un poco más y no va a existir sitio para que pasen los carros… porque hay miles que se aglomeran sin que la autoridad haga o diga algo…
-Pero, es que no nos conviene…
-¿Cómo dice usted? Todo un profesional de la medicina… amante del orden y las buenas…
-En serio, amigo; más polvo, más mugre, más el plomo de los carros; menos agua, menos limpieza; junto con la polución reinante y el caos existente son nuestra materia prima de trabajo. Usted se ha puesto a pensar detenidamente y sin apasionamientos ¿qué sería de nosotros y de los laboratorios si no hubiera enfermedades?
-Pero… doctorcito, ¿y mi caso?
-Ahhh… ¡Le voy a recetar lo de costumbre; solo que ahora serán los tres frasquitos del laxante en una dosis; caso contrario, cambiarlo por otro más efectivo… hecho en base a pepas de palta… enteritas; pero no se asuste, porque se las va a colocar una por una… a manera de supositorios… con un poquito del aceite de ricino para que resbalen… y si ello tampoco le da resultado tiene que ir a mi clínica, que allí tenemos cocos en diversas dimensiones!


No hay comentarios.:

Publicar un comentario