domingo, 21 de julio de 2024

LA CARNE DE BURRO

 Que un burro es un ser que visto de cuerpo entero es tercamente descomunal y de ello no podría caber duda alguna, dadas sus espectaculares proporciones que lo singularizan como tal: fiel compañero de carga por demás dócil, sumiso y obediente; casi siempre metido en una filosófica estoicidad a prueba de balas; salvo cuando, amarrado con cadenas en plena calle, ante la presencia de una sensual pollina, lanza un fulminante rebuzno despertando todo su largo disfraz bajo una risita interminable; entonces, este  sujeto se desconoce; rompe cadenas, saca el fusil en franca amenaza de conquista y no habrá fuerza capaz de detenerlo o contener su largo arrebato pasional.

De otro lado, para nosotros, los hambrientos habitantes de Perusalem, resulta impensable, desde hace siglos atrás, que podamos endilgarnos imaginariamente un buen bisté aunque sea de mula; salvo algunos pocos suertudos que, de cuando en cuando, logran probar un filete de charapa, paiche o mono en nuestra selva; Sin embargo, en contadas lomas costeñas (Camaná y Mollendo), se suele degustar asados de burrito tierno, llamados “pavipollos” hechos de burritos cimarrones; pero esto de mandarse todo un buen lomo de burro, creemos que solo sería para aquellos casos de suma urgencia o de supervivencia extrema.

Y esto no está registrado en los anales de Ripley, pero muchos otros inocentes animalitos, considerados como delicias exóticas, forman parte obligada del menú propio del lejano y misterioso oriente. Allí, el común de los buches, exigen consumir cualquier ser viviente que se mueva; eso incluye en la dieta popular: pelo guau guau, gato, latita; alemá le tola clase le culebla,  linseto, alaclane, pecalo, malico yotlo bichito má.

Mas, cuando la Presy y su comitiva, apenas asistieron a los actos oficial para recibir los saludos protocolares chinos por su eminencia Xin Pin Pum, les pidieron en coro y con carácter de urgente -siendo de necesidad mortal- que les exportemos carnita…pero de burro. Sí, de no creerlo, pero la exigencia oficial del momento nos hizo comprometer sin querer queriendo; es decir, como siempre para no quedar como simples burros:

-¿Selía tan amable le asegulano una mil tonelá le bulito? Y nosotlo apulal con Mega Puelto le Chancay…¿Qué lecil, utele? Peee…nosotlo sabel que habel un glan cantilá le bulos en su paí…

-Por supuesto, su excelencia, Primer Ministro, déle por hecho y mañana mismo estamos enviando los protocolos de sanidad y los demás contratos para sus respectivas firmas…

La titular del Mincetur, muy nerviosa, debía guardar alguna amarga experiencia con este dócil pero prolífico animalito, porque apenas se enteró de aquel extraño pedido oficial, al toque, dispuso los protocolos sanitarios para su pronta exportación, creyendo que así se quitaría por fin de sus negros recuerdos y qué mejor poder deshacerse de ellos de un solo plumazo; más, sin saber que en el fondo se trataba de otra cosa.

Pelo siemple, como chinito sel muy avipau, leciya que solo quería su calnecita y su cacos, mandaron un requerimiento urgente con todas las de ley; pero, inmediatamente conocido el asunto, el fraternal Sindicato de Criadores de Burros, Caballos y Mulas, rebuznaron; digo, alzaron sus coces y relinchando a más no poder, le indicaron a la titular del ramo que era imposible cumplir con tales demandas chinas, dado que en Perusalem, a pesar que cada año aumenta desmesuradamente la cantidad de tales amigables bestias, estas serían insuficientes para satisfacer el desmesurado pedido de aquellos miles de millones le chinito, y esto que siguen limitados a fabricar tan solo dos chinitos en toda su pela vila.

El embajador de China se puso en contacto con el traductor y este le trasmitió la orden que venía desde la titular del Mincetur, quien muy suelta de huesos, hacía la consulta previa para enviar la documentación propia de la respuesta a la propia Presidencia de la República Popular China:

-¿Y cómo puele ayulal la calnecita le bulo en necesilale maculina del chinito machito, peee?

-Güeno, aquí, entle nó, la velá le la milanesa e que chinito no quelel calnecita…

-´Tonceee? ¡Yo ya sabel !Ahhh… Chinito quelel otla cosita, ¿Nooo? Chinito siempre alepentiu…

-¡Ya no! Ahola chinito no palal y… necesital mucha ayudita le ecitante…

-¿Qué quelel lecí tú? ¿Que chinito precisa de aflosiaco, le patillita… le la azulita, le viagla?

-¡Gelatina! Solo gelatinita y acabau ploblema…

-¡Gelatina? Chinito estal lemente…

-Sí, peee…loquito po la vaina… y po la gelatina que sacal le la piel del bulito…

-¡Ahhh…chinito siemple muy pen..salol.

Y en los próximos días se procederá a hacer la convocatoria de la materia prima extraída de los borricos en todo el territorio nacional en la seguridad que disponemos de cantidades suficientes para cubrir su exportación a la China.

Pero, sin embargo, al día siguiente se daba una inusual tembladera que ocasionaba un desconcierto muy particular entre las diversas curules, bancas y escaños, pues se olía a peligro mortal, desatando una diarrea de la gran flauta ante la inminente publicación por salir en el Diario Oficial.