Que un burro es un ser que visto de cuerpo entero es tercamente descomunal y de ello no podría caber duda alguna, dadas sus espectaculares proporciones que lo singularizan como tal: fiel compañero de carga por demás dócil, sumiso y obediente; casi siempre metido en una filosófica estoicidad a prueba de balas; salvo cuando, amarrado con cadenas en plena calle, ante la presencia de una sensual pollina, lanza un fulminante rebuzno despertando todo su largo disfraz bajo una risita interminable; entonces, este sujeto se desconoce; rompe cadenas, saca el fusil en franca amenaza de conquista y no habrá fuerza capaz de detenerlo o contener su largo arrebato pasional.
De otro lado, para nosotros, los hambrientos habitantes
de Perusalem, resulta impensable, desde hace siglos atrás, que podamos
endilgarnos imaginariamente un buen bisté aunque sea de mula; salvo algunos pocos
suertudos que, de cuando en cuando, logran probar un filete de charapa, paiche o
mono en nuestra selva; Sin embargo, en contadas lomas costeñas (Camaná y
Mollendo), se suele degustar asados de burrito tierno, llamados “pavipollos”
hechos de burritos cimarrones; pero esto de mandarse todo un buen lomo de
burro, creemos que solo sería para aquellos casos de suma urgencia o de
supervivencia extrema.
Y esto no está registrado en los anales de
Ripley, pero muchos otros inocentes animalitos, considerados como delicias
exóticas, forman parte obligada del menú propio del lejano y misterioso oriente.
Allí, el común de los buches, exigen consumir cualquier ser viviente que se
mueva; eso incluye en la dieta popular: pelo guau guau, gato, latita; alemá le
tola clase le culebla, linseto, alaclane,
pecalo, malico yotlo bichito má.
Mas, cuando la Presy y su comitiva, apenas
asistieron a los actos oficial para recibir los saludos protocolares chinos por
su eminencia Xin Pin Pum, les pidieron en coro y con carácter de urgente -siendo
de necesidad mortal- que les exportemos carnita…pero de burro. Sí, de no
creerlo, pero la exigencia oficial del momento nos hizo comprometer sin querer
queriendo; es decir, como siempre para no quedar como simples burros:
-¿Selía tan amable le asegulano una mil tonelá
le bulito? Y nosotlo apulal con Mega Puelto le Chancay…¿Qué lecil, utele? Peee…nosotlo
sabel que habel un glan cantilá le bulos en su paí…
-Por supuesto, su excelencia, Primer Ministro, déle
por hecho y mañana mismo estamos enviando los protocolos de sanidad y los demás
contratos para sus respectivas firmas…
La titular del Mincetur, muy nerviosa, debía
guardar alguna amarga experiencia con este dócil pero prolífico animalito,
porque apenas se enteró de aquel extraño pedido oficial, al toque, dispuso los
protocolos sanitarios para su pronta exportación, creyendo que así se quitaría
por fin de sus negros recuerdos y qué mejor poder deshacerse de ellos de un
solo plumazo; más, sin saber que en el fondo se trataba de otra cosa.
Pelo siemple, como chinito sel muy avipau,
leciya que solo quería su calnecita y su cacos, mandaron un requerimiento
urgente con todas las de ley; pero, inmediatamente conocido el asunto, el fraternal
Sindicato de Criadores de Burros, Caballos y Mulas, rebuznaron; digo, alzaron
sus coces y relinchando a más no poder, le indicaron a la titular del ramo que
era imposible cumplir con tales demandas chinas, dado que en Perusalem, a pesar
que cada año aumenta desmesuradamente la cantidad de tales amigables bestias,
estas serían insuficientes para satisfacer el desmesurado pedido de aquellos
miles de millones le chinito, y esto que siguen limitados a fabricar tan solo
dos chinitos en toda su pela vila.
El embajador de China se puso en contacto con
el traductor y este le trasmitió la orden que venía desde la titular del
Mincetur, quien muy suelta de huesos, hacía la consulta previa para enviar la
documentación propia de la respuesta a la propia Presidencia de la República
Popular China:
-¿Y cómo puele ayulal la calnecita le bulo en
necesilale maculina del chinito machito, peee?
-Güeno, aquí, entle nó, la velá le la milanesa
e que chinito no quelel calnecita…
-´Tonceee? ¡Yo ya sabel !Ahhh… Chinito quelel
otla cosita, ¿Nooo? Chinito siempre alepentiu…
-¡Ya no! Ahola chinito no palal y… necesital mucha
ayudita le ecitante…
-¿Qué quelel lecí tú? ¿Que chinito precisa de aflosiaco,
le patillita… le la azulita, le viagla?
-¡Gelatina! Solo gelatinita y acabau
ploblema…
-¡Gelatina? Chinito estal lemente…
-Sí, peee…loquito po la vaina… y po
la gelatina que sacal le la piel del bulito…
-¡Ahhh…chinito siemple muy pen..salol.
Y en los próximos días se procederá a
hacer la convocatoria de la materia prima extraída de los borricos en todo el
territorio nacional en la seguridad que disponemos de cantidades suficientes
para cubrir su exportación a la China.
Pero, sin embargo, al día siguiente se
daba una inusual tembladera que ocasionaba un desconcierto muy particular entre
las diversas curules, bancas y escaños, pues se olía a peligro mortal, desatando
una diarrea de la gran flauta ante la inminente publicación por salir en el Diario
Oficial.