Anoche, sin andar muy lejos, un grupo de azulitos (color de su uniforme), frente al todo poderoso team inglés, a un huevo de aficionados metidos en el Camping World de Orlando (USA); así como millones de incrédulos telemirones expectantes a nivel mundial; vieron, en vivo y directo, comerse a S.M. la rubia Albión que, cosa curiosa, estaba lista para otorgar el título de Sir; a pesar de ser un maldito DT catalán llamado Pep al servicio de sus sempiternos y odiados jeques árabes, dueños del City.
Pero vayamos al asunto: todavía está calientita
una leyenda urbana inglesa que gira en torno a Lady Di, esposa del entonces
príncipe Carlos y nuera de su metiche suegra la reina Isabel de Inglaterra. Ella,
Diana de Gales, había comprobado que Carlitos no le respondía ok en el ring de
la cama real, porque este príncipe tenía a la mano, desde su adolescencia, a su
rival, Kamila y, decepcionada hasta el Coxis, optó por lo más sano: meterle los
cuernos frente a frente y, al toque, finalizando el half time, realiza un
cambio obligado en la punta y allí coloca -como con la mano- al puntero
mentiroso egipcio Dodi Al Fayed.
Y la royal family, tocada en lo más íntimo de
sus pliegues, les preparan un pequeño accidente automovilístico, justo cuando
Dodi se la comía…a besos y los murieron pa´que no quede huellas en la frente de
Charlie ni tampoco en el inmaculado orgullo de la rancia estirpe de Chabuca y
el UK.
-Choche, ¿Y toda esta novela fue escrita,
dirigida y orquestada por Scotland Yard, el M16, The Sun, la BBC, bajo la denominación
de “Las Teorías Conspirativas”?
-Solo te diré que esta es una de las leyendas
que se pierde en los vericuetos de las especulaciones en la people mundial que
adoraba a Diana de Gales, “las investigaciones” efectuadas por Francia y el UK,
heridos en su amor propio, convinieron en un accidente circunstancial y…no pasó
nada.
-´Tonce?
-A pesar que Pep Guardiola había remozado acertadamente
al team del City en el Torneo Mundial de Clubes Campeones, apenas empezó el partido,
se comió un amague, dos, tres; le metieron una huacha y, como nunca, se le vio
palidecer, escupir veinte veces; esconderse detrás de sus manos nerviosas y
querer volar de palo a palo; ya que los citizen solo seguían merodeando el área
del Al Hilal; mientras los otros, en base a puro despunte –de lado a lado- le
metieron uno, dos tres pepinos. Si bien los cambios efectuados le dieron
resultado y parecía que el City, por lo menos, llegaría a la prórroga, gracias
a los tantos de sus chatos Gundogan, Bernardo y Phil Foden; sin embargo, sus postreros
ataques morían en un pie puesto a tiempo, una pierna salvadora o en una cabeza salvadora que impedía un disparo
limpio y eficaz. Destacable, además, las
seguras manos y sus reflejos del
excelente Yassine Bounou, que en realidad fue muy Bono, lo mejor del Al
Hilal, apagando los goles cantados en diversas tribunas celestes que terminaron
otra vez cabizbajos, sin calzoncillo y con una diarrea de los mil diablos.
Sí pues, parecía que Pep se había levantado con
la pata izquierda y todos sus intentos de replanteo chocaban con una cortina de
piernas, cuerpos y cabezas contrarias y en ambos descansos para refrescarse, se
veía a un Pep desesperado, que iba de un lado al otro dando indicaciones; mas, en
otro avance contario, cuando sus integrantes parecía que habían dado todo y quedó
sentenciado el resultado con el doblete de Marcos Leonardo.
-¿Y la reina del partido, la pelotita?
-¡Sí, pues, fue la reina de la noche…pero otra
vez se la comieron los árabes!
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