Todavía los juertes estragos de la guerra seguiyan colonchando diya y noche en tuita la ciudá; souretodo, dentro de las vaciyas faltriqueras de las mamitas que teniyan que yir tuitas las mañanitas a la recoba con los bolsillos planchaus y sus canastas llenitas d´iaire; lo mismito que de sus maridos e hijos, leyales defensores de su ansiada libertá, de su nashente patria y sus querius jamillas; es así que los tres años venideros sigieron hashendo muchos estragos, soure todo en los buches de sus hambrientas wawas y pareciba que la desgrasha estariya por mucho rato después; puesto que no se veyía ni siquiera un intento de remedio por parte d´ialguno de sus autoridades de la lejana capiltal; mucho menos del gobierno local. Sí, puesss… pareciba q´uestariyamos a pan y´agua por mucho tiempo más.
Tanto la fiesta de Todos Santos com´uel Diya de
los dijuntos habiyan transcurriu metiéndonos mucho más en las fatalidá más acsoluta
y´asta el escuro diya, tan solo pareciba
un malagüero anunsho funerario veniu dende l´Apacheta, de tuito lo que vendriya
más delante:
-Comadrita, Eduviges, no tenís por allí alguito
de pan…aunque seya guardau?
- Maver, comadritay… la verdá, la purita verdá…
es que ni siquiera m´iaquedau n´iun cachito de pan seco. ¿Que iremos a hacer?
-Mis guaguas se mueren d´iambre y ni siquiera
tengo una gotita de leche…sólo me ha quedau por hay… un tantito de tostau y casi
un media chuga de chancaca.
Y la cosa se puso peor, porque ya la sequiya se
vino tuita y d´iadeveras y´aura teniya tuitas las chacras secas y abandonaus.
Sí, peee…estábamos a fines de dishembre y n´uabía señas d´iun solo día que
juese estar nublau…qu´ianunshara alguito de lluvia alguna. Se nos veniya corre, corriendo la Navidá y la
noche del 24. Pero, como shempre, d´iaseguro que nos cayeriya una remojada de
padre y señor miyo… tal como habiya ocurriu sin faltita en años pasados.
Esa Nochebuena jue la peyor porque n´uabiya n´iun
tantito d´iagua pa´ hacer un tecito kala y´asta las caritas de las wawas habiyan
perdiu tuito s´uencanto y sus chapitas; es más, en la poblashón habiya tal desagrado
que n´u esperaban n´iuna tacita de leche pa´l diya siguiente. Desesperaus como
nunca, tuitos tomaron una acción desesperada y prestos, lograron regunir al
Cabildo que, urgido porel clamor popular, se arrejuntó urgente a pediu de los
desesperaus padres de jamilla que ya no sabiyan qu´iacer pa´ llevarse un bucau
d´ialguito a la boca.
Ninguna de las propuestas hechas prometiyan una
solushón que pudiera paliar la hambruna desatada en la población. Hasta que uno
de los asistentes, que había permanecido callado hasta ese entonces, dijo repitiendo
aquello que venía gritando el clamor de la´sambleya:
-¡Traigamos a la Virgen de la Candelaria de
Cayma!
Todo el cabildo quedó sorprendido, pues habían
olvidado recurrir con sus plegarias a dicha Patrona. Al día siguiente, la
autoridad en pleno, la curia entera, los grupos de devotos y hasta las
cucufatas, armaron una peregrinación que iría a pie hasta l´autrabanda,
cruzando en Riyo Chili. Esa misma tarde, después de hacer una pascanita en l´iglesha
de La Recoleta, la comitiva llegó hasta La Capilla de la Compañía de Jesús
rogando a más no poder y rezando con
tuita s´ualma, pidiéndole a la Mamita que haga llover, aunque seya una rociadita.
Efectivamente, de no creerlo, pero al día
siguiente, si bien despertó con un sol tan radiante que quemaba hasta los
huesos, de pronto se nubla el cielo y toda la tarde y noche no paró de mojar a
todos sus fieles y devotos hijos.
Este y otros amaneceres dispertaron bastante
nublaus, pero, en cada diya, d´iadepronto, un´escuridá terrible tapaba enterita
tuita la ciudá y d´iadenuevo empezaba a
cayer las muy solicitadas gotas de lluvia. Es así que los pobladores de esta
Tierra Santa estaban recontra felices porque habiyan siu escuchaus y´atendius
en sus plegarias y la paz d´iadenuevo volviya poco a poco a sus hogares. Y´era
el cuarto diya y seguiyan las alabanzas y agradecimientos a la bondadosa
Mamita. Y la cosa no paraba, seguiya y seguiya cayendo grandes chorros d´iagua
diya y noche. Y´abiyan pasau más de quince
noches y las tormentas no s´iacababan. Es más, aparte de los aniegos en tuitas
las casas, los incontenibles huaycos y las locllas seguiditas, se catataron tuitos
los puentes de Chilina, de San Lázaro y del Molino San Juan.
-¿Y si no paraba la cosa, pronto nos creceriya
harto pasto en el lomo, qué hacer entonces?
-Recurrir otra vez a la Mamita de la Candelaria
de cayma, pero rogándole esta vez que su hijito deje de tomar tanta chicha de
esa… de la chombita mañosa.
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