En estos momentos con tantísim´agua hast´el cuello, a tuito el mundo nos pareciba qu´iaurita nomá vendriya el cambeyo de luna y d´ejunto con ello, d´iaseguro también dejariya de seguir cayendo est´imparable diluvio, que dispués de quince diyas, estaba remojándonos el lomo diya y noche; tantito así que solo esperábamos que nos creshera pasto en el lomo; puesto que n´uabiya dejau de cayernos agua por anga y manga. Sí, pueee…la cosa, cada vez, se poniya más feya: aura hasta nuestras estrechas calles y callejones pareciban riyos que tapaban las sequitas que pasaban por delante de nuestras casas y nos serviya pa´sacar el líquido elemento pa´cocinar y lavar tuito lo wiswi de cada racay; hasta las grandes sequias que regaban las chacras s´estaban desbordando, ni que decir de las tomas qu´iabiyan desapareciu por completo, así como la principal que bajaba saltando laderas y hartos bordos dende de la Tomilla.
Y como resultau d´esto mismo, las seguiditas llocllas
estaban hashiendo s´uagosto en pleno febrero y´aquel par de brazos qu´ivan regando
y repartiendo agüita hasta Tawaycany, Pampa de Camarones, Huaranguillo y Tiyo;
ahora, se carguen de mucha basura y que s´iasurainen
y cataten con tuitos los puentes que veniyan dende La Chilina como si juesen tantitos
montones de paja. A pesar de haber cambiau el color de las chacras y tuito el
diya se sentiya olor a tierra mojada o barro, tampoco permitiya l´urgente necesidá
a´ialmiar las cuartillas o los topos pa´luego, luego, meter la semilla y tener
lista la shembra pa´la próxima temporada.
Aura sí que la cosa estaba pasando d´ecastaño
a´escuro, pues en tuitos los racays habiya escasez de granos y verduras, ni
siquiera la fruta pudo madurar; todo oliya a malograu y cuando s´iba a tomar
una pera o un mojau blanquillo, solo con tocarlo se desaciya entre los dedos y solo
te quedabas con el coco pelau entre los dedos. Solo en contaus casitas quedaban
unos cuantos restos secos de cecina o de charqui y´unas cuantas medias bolsas
de chuño; algunos choclos resecos y guardados con los que se haciya el
infaltable tostau; qu´iaura serviya de pancito p´al desayuno o con su media
chuga de chancaca pa´las desesperadas tardes.
Pero las mamitas, con su sabiduriya de shempre,
sabiyan que de no parar la cosa, sus wawas paragariyan pato. Entonce…¿Qué hacer
esta vez?
-Comadrita Edubiges…parece que de´sta no
salimos… tal como están amaneshendo estas dos semanas tan nublaus y´al ratito,
nomá nos caye estos aluviones…!La cosa está más negra que nunca! ¿Q´iuacer
pueee?
-¡Tal como comentan nuestras vecinas…parece
q´iaese bandiu del Jesucito…se l´ia pasau la mano y otras cosas más!
-¡Él nos está poñendo un breque…pa´que no
sigamos jodiendo a su mamita… ¡Que nuay leche? A la Virgen de Cayma; que n´uay lacayotes?
A la Virgen de Cayma; ¡Qu´iay una tos convulsiva? A la Mamita de la Candelaria…
que shempre nos escucha… Pe´ruesta vez, ese Cimarroncito se l´iescapau y´está
meya que meya, sin parar n´iún ratito! ¿Qu´iacemos entoce?
-¡Convocar otra vez al Cabildo entero, formar
otra Comisión de Fieles Devotos, yir nuevamente a l´Iglesha de Cayma y rogarle
a la Mamita, porque un tantito más y nos vamos a´ugar con tant´agua!
-¡No, Comadrita! Yo creyo qu´el pediu debe
hacerse al mismito bandiu que nos está ocashonando este diluvio, y pa´que nos
escuche, le llevamos una güena troya de cuetes ya tuitos los kaperos qu´estén
dispuestos a llevarle una serenata de Padre y Señor miyo…
Y tal como acordaron nuevamente en la reguñón
con carácter de mucha urgensha, esta vez la menshonada Comishón era el doble cantidá
de la primera a pesar que la lluvia no paraba y tuvieron que ponerse doble
talega de harina con papeles encima de la torocma; de tal modo que les tapaba
la cabeza y l´espalda. Llegaron a la Recoleta pa´cambeyar sus atuendos y poder
sacudir un tantito los caucachos mojaditos, así com pa´sacar los rellenos empapaditos
que s´iabiyan metiu en los pieses pa´protegerse de tanta agua.
D´iadepronto, empezó a llover con más juerza y
los chorros tumbaban las alas de sus huacalis y y´estaban pa´abandonar la dolida
peregrinashón, hasta qu´iuna voz resonó:
-¡Prendamos un cirio cada quien y llevemos
prendius hasta la Mamita de Cayma!
El Hermano Prior, ni corto ni perezoso, les
proporcionó un cirio a cada uno, de aquellos que teniya guardaus pa´la Fiesta
de San Francisco y tuito el mundo salló de la iglesha con renovada fe, en la
seguridá de llegar con su vela encendida hasta los pies de la venerada imagen.
-¡Aquí estamos, postrados a vuestros pieses,
venerada Señora Nuestra…pa´pedirte de rodillas, nos concedas otro
milagrito…Estamos comprobando que somos tus hijos amados, pero…pero aurita,
resulta que no para de llover…y´estamos a punto de augarnos con tanta agua. Por
favor, madre Nuestra, te pedimos que seya…tas con tas. Y como que aquella
súplica no fuese escuchada, al rato, pareciba que shelo se nos veniya encima;
además los estruendosos truenos removiyan el suelo; mientras los descomunales
rayos y relámpagos nos dejaban mudos.
Con esa tormenta encima, era imposible que golvieramos
por nuestros pasos hasta cada uno de nuestros racays. Conseguimos permiso para
quedarnos esa noche en un ambiente al lado de la Iglesha. Tuitos juntos nos arrejuntamos
pa´darnos calor y los cirios que todavía seguiyan ardiendo proporcionaban una
luz que nos reconfortaba un tantito. Solo el Román Calizaya, quien era de la
Acequia Alta, se comprometió a regresar cruzando por las tabladas de Chilina
pa´avisar a tuitos los hogares aquello que nos habiya sucediuuu…
A la mañana siguiente, muy tempranito, como
nunca, salió un sol esplendoroso en medio de nuestro eterno cielo azul. Apenas
vimos el majestuoso resplandor solar, inmediatamente los kaperos hisheron una
rueda y´empezaron a tocar su acostumbrada música de las procesiones.
D´iadepronto, el Prior sacó unas cantarillas de
leche recién hervidita (teniyan sus guardachos), y lograron hacer alcanzar un
par de panes a cada uno de los feligreses, pero solo tomaron la leche, lo demás
cargaron en el bolsillo pa´sus wawas y jueron a dar las grashas a la Mamita;
pero habiya algo extraño en los polcos del Niñito Jesús: tuaviya se veyían los restos
de barro y de alguna que otra brizna que no pudo limpiar a tiempo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario