CEBILLANO DE CONCHAS NEGRAS
Hoy, como nunca, nos resulta un hecho indudable, irrepetible
e infalible que, apenas escuchemos, leamos o imaginemos la aparición de algo en
nuestro imaginario que suene a concha; entonces, nuestro foquito se hace una llama
ardiente, los cachetes resoplan a doble ritmo y, al toque, suben unos deseos
irrefrenables en un litro de saliva y se nos cae la baba a raudales; sin
embargo, aquí, también acude un aguantado inconsciente para jugarnos otra de
sus geniales pasadas, confundiéndonos aquellos apetitos alimentarios con otras apetencias
atávicas que nos revuelven hasta los conchos más íntimos de la libido, empujando
oscuros arrebatos en miles de ilusiones y/o alucinaciones, al cual mejor de
voluptuosas bailarinas musulmanas y con todo ello, poniéndonos a punto de coger
un soñado clímax.
De otro lado, también puede chapar otra idea, presumiblemente
digna, noble o natural y es la de conch…udez más conchetta, conocida como flema
o sinvergüencería en sumo grado; especialidad innata de aquellos hijos de Ma.
Chuzena que viven de tirar perro muerto a cuanto incauto se les cruce en su
vida; hacerse los locos o meter la rata a cualquier desventurado “amigo” que
peque de estupidez crónica; y tan solo
por ello, seguimos rogando que nunca falten en esta vida; pues gracias a ellos,
esto de cumplir, pagar o devolver nos hacen más llevadero su olvido.
Pero la razón apremiante que me llevó a exclamar: “Uyyy… ¡Qué
rico¡” No fue precisamente ante la presencia en bandeja de una fuente llena de estos
ricos moluscos magistralmente preparados; sino el ingrato recuerdo de un supuesto
cebillano fresco y con el mismo nombre que, sin lugar a dudas, antes de
servirlo, permaneció guardado una semana enterita al aire libre, y peor, al
estar acompañado con un poto de otra “fresca chicha norteña”, pa´disimular la
cuestión; a la postre, no me dejó estómago en pie, por quince días y, finalmente,
de solo escuchar la palabrita “concha”, se me escarapeló todo el puerco,
apareció un demencial sarpullido aderezado con fiebre altísima y de la mano con
una terrible comezón que solo me podía rascar con un rallador gigante.
Y claro que fue precisamente en ese aciago domingo,
supuestamente de paz y tranquilidad infinitas; cuando yoni, desde el saque,
dígase tres de la fría madrugada, empezaba lo que
pronto se convertía en el desgraciado miércoles, justo desde aquel segundo
cuando me boté de mi poderoso somier Paraíso kingsize hecho con tablas y al
querer levantarme, se vino abajo, conmigo encima. Me levanté del piso, todavía
con las persianas a media caña y quise abrir la ventana, con tal mala suerte
que tropecé en mi cajón de manzanas que hacía las veces de mesita de noche y
aparte de botarla, hice caer la pesada plancha antigua que me cayó de punta en
pleno empeine y me fui de cabeza sobre la breve cortinita al tratar de cogerme
de ella; es más, se vino al suelo con todo mi esqueleto; así triste y amontonado,
solo me quedó cruzar el patio para ir al baño, sin percatarme que estaba tutto
calatto, justo en el momento que salían todas las vecinas de la vecindad y hubo
muchos desmayos a la vista; pero eso no fue todo; pues, para escapar de sus
malévolos comentarios, reingresé violentamente al baño, tropecé con una sobrina
bien rellenita que salía como un rayo y no sé cómo fui a parar, agitado, en el fondo
de la ducha.
Aparte de
estos inconvenientes, después de quince minutos, solo, helado y encerrado, pude
comprobar que no caía una gota de agua; igualmente, que no había pasta dental
ni pa´remedio y en su lugar, cogí la pastilla de jabón en su remplazo y todo el
tiempo estuve haciendo burbujas hasta al intentar pensar. Antes de abandonar la
regadera, me resbalé y no sé cuánto tiempo quedé postrado otra vez; sólo sé que
cuando me recuperé, ya vestido y en mi habitación, fue por un fuerte pitido de
un celu cercano:
-Hola mi
amor…¿Qué tal tu noche… descansaste?
-Fue una
noche maldita…
-¿Buena o
mala?
-¡De perros¡
-¿Y cómo no
estás ladrando? ¡Sorry, trataba de hacerte una broma para que se pase…
-Why?
-¡Se te nota
en la cara de cu…
-¿Y cómo
puedes ver mi cara de cu… ¿Acaso se trata de una video-llamada? ¿O eres una…
-¡En el celu,
pueee…Choche! ¡´Tas noico, amorcito!
-¡Neli, solo
es porque no he tomado desayuno…
-Te invito un
Cebillano…
-Uno de
pescado con harto picante; pero que sea de puro pescado con su…
-¡Mejor…un
Cebillano de Conchas…
-¡Bueno,
bueno… que sean fresquitas…conchas de abanico; no importa!
-¿Qué…estás
con mucho calor?
-¿Y qué tiene
que hacer el calor?
-¡No las
paras! Sigues noico…Entonces, de Conchas Negras…
-Así como las
tuyas…
-¡Suavena!
Que te puede caer mal…familiarmente…si empezamos por allí…
-¡Es que todo me está saliendo negro!
-¡Entonces…un Cebillano de purito pescado! ¡No sabes lo que
te estás perdiendo…!
-Bueno, bueno…aunque sea de mango…Prefiero las de abanico…en
su caldo…en su tinta…en su sitio…
-Ahora yo te ofrezco mis negritas…con su papita…en sudado y
en su causa…
-Las de abanico…
.Mejor es mi propuesta y está listita…
-Luego… ¡Vuelvo a las negras!
-Así será… ¡Caserito!
-¿Por dónde empiezo?
-Por meter la lengua y después el diente…¡Avanti bersaglieri!
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