Como nunca, en ese momento, estuve realmente inspirado y muy convencido que, con aquellas hermosas frases redactadas deseando mucha dicha, prosperidad y ventura personal, haría brotar en mis bellas destinatarias, muchas ilusiones de correspondido amor, soñados besos y ardientes deseos, en aquellas líneas que les anunciaba muchos parabienes y bendiciones que la fecha pascual de Navidad exigía. Además, no contento con ello, vivía convencido que, además, el efecto de mis insinuantes frases encenderían, encendidas pasiones en los anhelantes corazones de aquellas guapas jóvenes escogidas para hacerles conocer mis muestras de atracción y singular afecto; sin embargo, sabía que allí iban también, mis escondidas declaraciones de amor, mis pretendidos chapes a muerte; esperando recibir seguras respuestas cargadas de aceptación y, lógicamente, abrir tantos caminos como encuentros pudieran terminar en mueres perfectos.
Consideraba, pues, que dicho
texto escrito era una obra completa bañada en perfección y febriles anhelos;
que si bien estas líneas me habían costado muchos desvelos y un sinnúmero de
revisiones que por poco me dejan cegatón, iluso y solano; con la única
posibilidad de dictarle mis cuitas apasionadas a la siempre fiel Siri y que, por
encima de tantas dudas, finalmente, me aseguraran encuentros al muere en un redondo
ring de agua tibia, mecido por los cómplices arrullos de la música sexi ambiental.
Si mal no recuerdo, pues todavía
no puedo recuperarme plenamente de sus sangrientas respuestas, las recibí de
frente y en pie, tal como correspondía al creador de “semejantes insultos
y sucios propósitos” escritos y publicados en las redes sociales que,
convencidas, atentaban contra la buena imagen, las buenas costumbres, además de
mostrar abierta e impúdicamente a todos los vecinos de nuestro barrio y más
allá, aquellas descaradas insinuaciones públicas…
Bueno, hoy todavía con muchos
moretones y zanjas en el lomo, recibí su malagradecido agradecimiento; resultando
el peor dado por la mayor de ellas, quien premunida de un bate de beisbol
tamaño extra large, no solo me increpó a gritos mi supuesta inconducta, si no,
que me rompió a palos no solo el lomo, si no hasta el alma… por haber demorado
tanto tiempo dicho aguante.
Sin saber a plenitud de la razón
asumida por las remitentes; finalmente, el fatídico día 28 de diciembre, Día de
los Santos Inocentes, después de una semana, pude enterarme de dicho texto, el
cual como me correspondía aclarar, si bien era de mi autoría, por razones que
hasta la fecha trato de comprender, explicar y hacerlo entender, en los cinco
casos, solo les había llegado tan solo una frase intermedia.
Sí, pues, todo el texto anterior
y posterior había desaparecido y solo les llegó la siguiente declaración: …te
deseo en esta noche… El mismo que, a la postre, había quedado grabado en
el Face con mucha prolijidad y cuidando que les llegue a su debido tiempo y lo
puedan recibir sin falta las cinco íntimas amigas; quienes, en el lapso de una
semana, me hicieron llegar sus respuestas al cortísimo y sucio texto, que cada
quien lo había leído, entendido y sentido en carne propia, en el fondo de su
corazón o en plena frente, pues había sido considerado toda una afrenta a su
delicada pureza y su respetable virginidad; tal como lo manifestaron:
Ana Ma. una antigua amiga,
más lo de antigua solo es un eufemismo, pues no quise decir que estaba
cargadita de años, sin embargo, también andaba cargadita de caderas, de
pechonalidad y ya se le estaba yendo el tren; luego, siempre se manifestaba cerradamente
y apretando las piernas como soltera empedernida, pero más que todo, reacia al
clinch… pues esas cochinadas solo eran posibles de darse en mentes enfermas,
jóvenes descarriadas o unas que otras damitas no tan damitas… Ella fue la que
me rompió el lomo a palazos, pero para consuelo mío dijo que tal vez nos hubiese
sido posible entrarle…al clinch… algunos anitos antes…
Teresa: mis más querida y
tierna alumna en la clase de Sexología que yo dictaba; era de quien más temía
una respuesta airada e indignante, dada su condición de chibola; pero no. Para
sorpresa mía me declaró su platónico amor de esta manera: mira… profe, ya no
estamos en clase y hubiera preferido más práctica y menos teoría… Estamos en
una época de tratar cualquier tema con la claridad más meridiana, de frente y
con la franqueza más absoluta. Siempre me has gustado un huevo… pero ni
siquiera te fijabas en mí. Ya sabes, ahora, cuando gustes… Solo coge mi número
y seguimos discutiendo cara a cara…
Justita: la imponente
morenaza de 1.80m, 120-63-180; con quien, para desgracia mía me tocaría
cruzarme en pleno puente; sí pues, seguramente me divisó a lo lejos, cruzó como
un torbellino, me zampó un cachetadón y me tiró al suelo. Me levantó en vilo y
cariñosamente me pegó un par de sopapos y no recuerdo nada más…
Leíto, la más pegada a la
letra, a lo cabal y a lo recto… Solo me recriminó por no haber recibido el
texto completo y me hizo jurar, pistola en mano que le llevaría el mismo hasta
su pensión esa misma noche.
Mientras tanto, Felícitas,
siempre feliz de la vida, un tanto flaca y desgarbada, hasta pensaba que era
del otro bando, -me dijo al oído, pero con megáfono en mano-: “Acaso no te
dabas cuenta de mis continuas miradas, de las cruzadas de piernas estando con
la mini en el cuellito…¿qué más querías ciego de miércoles? Y no supe dónde
meterme…
-Las redes sociales son
todo un problema… ¿No lo creen ustedes, queridos choches?
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