Mi muy querido y apreciado numen tutelar y guía:
Aunque los desgraciados tuits me
hacen ver cabizbajo, chupado y arrugado hasta el poto; al punto que seguramente
parezco un chuño ricién almacenau y botau en la DIROES; pero, -aquí, entre nos-
y en reconocimiento a sus acertados consejos; hoy, más seguro que Atahualpa, sigo
convencido que aquello de vacado es solo por el momento; y que dicha desgracia
solo fue obra y gracia de los fuelles arrimados a la Dina y aquellos otros
volteados de mi fiel DINI chotana. En todo caso, ambas fueron aceitadas y
condicionadas por las hegemónicas huestes conservadoras de la oscura derecha,
de la prensa mermelera y sobre todo, de la envidia escondida y venida directamente
desde la traicionera Vicepresidencia, las que me tienen encerrado, enmarrocado
y fuertemente embarrado, oliendo fuertemente a chivo muerto; sin embargo, en
este breve momento de sol y lucidez, me permito dirigirle las siguientes líneas
plenas de un gran agradecimiento, con absoluto reconocimiento a su total fidelidad mostrada justo hasta
nuestra sentida despedida al tomar indefectiblemente las de Villadiego en la
más absoluta seguridad de arribar indemne al destino previamente acordado.
Igualmente, sigo convencido hasta
las lágrimas, que solo a usted le puedo confiar que este permanente temblor
corporal aparecido después de los tres cocachos que me pegó con esa regla de
metro con 10 cm. de grosor, al no poder repetir el texto de corrido por tres
veces seguidas… pero no se preocupe mi querido prosor… tutor de tutores; que
también en dicho video aparezco leyendo con una tembladera maldita; pero ahora
solo usted, mi divino tutor, debe saber que, justo, en ese momento, la Betssy
estaba muy ocupada corrigiendo nuestra postura y alguna que otra palabrita de
miércoles al oído, aunque la verdad, ella tampoco tenía certeza sobre el uso
del término exacto era disolver o revolver, cerrar o liquidar a todos los
integrantes de enfrente.
Pero el motivo esencial de la
presente es recordarle, una vez más, su itinerario de viaje, que tampoco lo
pudo memorizar después de tres horas de prácticas, hasta que la Betssy le pegó
una torcida de ojos y santo remedio, pero lo hago y lo repito por siaca;
igualmente, mejor le escribo con letra de imprenta los nombres de sus 28
asesores de viaje y sus respectivas fotos tamaño postal, por siaca la miranda le
sigue fallando; además, esta cartita incluye planos de los sitios exactos por
donde debemos tirarnos una contrita para pasar piola cual remesa de charqui al
Desaguadero. El único inconveniente que puedo advertirle es la edad; no se
preocupe, que no me refiero a la ruma de almanaques que carga encima, si no, a
la edad de las porteadoras, guías y mochilas, quienes ya tienen las órdenes
respectivas, sus pergaminos de identidad con fotos hechas a mano porque no
existen aquellas donde se le pueda identificar más chibolo.
En suma, ya sabe, mi único orientador
y coach de coaching, tenga muy en cuenta: 1° Póngase desde ya aquella careta de
abuelito, el bastón y la barba, pa´que pase piola a la salida de palacio por la
puerta caleta de Desamparados; colóquese el sobretodo por si las moscas se le
viene el huayco y lo descubren por el tiempo del goteo y sus zapatos mojados.
Hay una moto Honda negra, ya encendida; se acerca y le dice al oído: -¡Soy el prosor de prosores! Una vez en
el Rímac, lo espera una 4x4 blanca con lunas polarizadas con las señales de
estacionamiento encendidas. Repite la contraseña y sube a la maletera. No se
extrañe, que allí se viaja cómodo y… en su caso… no se puede arrugar más, ni va
a hacer bulto.
De allí, no se preocupe por nada,
a pesar que escuche desesperadas sirenas de patrulleros, de locas ambulancias y
muchas voces tratando de chequear la unidad. Tampoco es de cuidado el aroma de
Chanel N°5 propio de sus afanes, necesidades y miedos; para tal situación,
hemos colocado 20 kg. de chalona y 30 de charqui especialmente escogido por
estar a punto de entrarle gusano.
El único problema que podría
presentarse a la entrada del Desaguadero sería que el personal de esa zona, al
toque, saben distinguir si les quieren meter de contra un charqui que no sea de
alpaca o de llama; sin embargo, el chofer ya sabe cómo arreglar esta posible
revisión. Total, estando ya en la República Plurinacional, se va a dar cuenta
de ello cuando no pueda estirarse, de tanto estar tan rígido como un chupete de
hielo y al querer miccionar, sus disparos serán cada cinco minutos y pueden ser
capaces de agujerear la capota. Después… todo nos va a salir a pedir de boca.
Al respecto, estando en El Alto,
allí estará esperando un bimotor que a pesar de su aspecto de una unidad de la
2da. Guerra Mundial y lo destartalado de su fuselaje, lo llevará con mucha
seguridad y absoluta discreción hacia un lugar reservado del país de Pelé. Allí
lo pueden reanimar con un par de garotinhas, darle una freiolada de la gran
flauta y, si llega con algún ánimo de proseguir con el viaje, lo embarcaran en
una unidad de combate hacia tierras del Orinoco.
A pesar de su consumada
experiencia, me permito hacerle las siguientes recomendaciones: en caso de
tener algún tiempo extra en El Alto, no haga intentos juveniles como cuando estuvimos
acá en palacio; mucho cuidado con las chicocas bolivianas; en cuestión de
faldas son asesinas: un par de movidas… y me lo matan; tampoco las brasileñas
que son más fogosas y rapiditas, como si estuvieran bailando una samba. Mejor
serían las Caraqueñas de imponente figura; aunque de solo verlas le puede dar
un síncope y peor, si trata de subir…puede morir en el intento. Saludos a
Maduro y buen provecho!
Su único alumno… aunque un
poquito desubicado, pero siempre agradecido.
Peter Castell
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