Dende shempre, habiya parau las orejas pa´saber a qué se referiyan mis tatas, mis parientes y demás personas mayores que se poniyan a lajlar, anque la mamitay de mi mamita Maura, m´iagüela Salomé, s´iarremangaba las polleras, haciya como que se paraba de s´uashento y me mandaba un aviso:
-Maver… maver, ¿dénde cuándo
se permite q´uestos ccoros, estén parando las orejas a tuito aquello q´uestán tratando
sus mayores? ¿Acaso no sabís q´ues pecau meter tus narices en cosas que tuaviya
no son de t´uincumbensha?...!Zapeee…zape… zape, gaaato… y llocsi caymanta!
Entoce, c´omún rayo ricién cayiu…!Patitas
pa´qué te quiero! Tuitos los ccoros sentaus a la mesa, saliyamos volando al
patio y desapareciyamos en un santiamén.
Y´en la noche, metiu en mi
camita, me poniya a pensar en tuito lo aconteciu en ese santo diya; pero, sobre
todo, en aquellas palabras qu´iantes las habiya escuchau muchas veces en el
almuerzo:
-¡Servile sus huevos fritos al
Marianito…que ya se quiere comer el mantel. Y´acabó el chupe y solo falta su
segundo…
O tamién, cuando cada mañanita, apenitas
cantaba el gallo y´antes de tomar nuestros inmensos jarros de leche, con sus
tres panes de tres puntas, su queso fresco y su rica mantequilla, metida en sus
panccas de maiz, te provocaban mandarte un par de jarros más en el buche. Pero
a lo que voy, es que, cada mañana yo teniya como tareya recoger los huevos de
tuitos los gallineros; luego, después del colegio, habiya que limpiar cada nido
y sus grandotes gallineros, los que debiyan quedar “más limpios que la
patena d´iun cura”. Sin embargo, durante el almuerzo, habiyan lajlau sobre otros
huevos, pero q´uiademás deberiyan ser sacados o cortados porque, para ello,
deberiyan yir ande el Cuche Calderón, quie era el encargau de hacerlo y su güena
mano era tan conocida que veniyan dende distantes puntos de la ciudá pa´sacar
los huevos.
Ya estábamos por terminar la
comida del medio diya y aurita m´iarecuerdo, jue justmente después de tomar el
vaso de chicha del final, que escuché a m´iagüelo tan queriu, mandarse la
siguiente amenaza:
-Si, peee… a pesar de ser tan
chico, al muy bandiu l´ue pescau hashendo malas cochinadas… y pa´que no
tengamos problemas el diya de mañana, mejor l´uacemos capar…
Y´esa palabrita “capar” me sonaba
a capujar y dende que jui a l´escuela por tuito el camino andaba pensando en qué
habiya queriu decir m´iagüelo que l´uabiya soltau a boca´ijarro; y´esuera santa
palabra en esta casa. Y´astaba sentau en mi carpetita, pero no podiya quitarme
de la torocma aquella bendita palabrita de miéchica y, como quien no quiere la
cosa, disimuladamente, le pregunté al Froilán, mi compañero de carpeta:
-Oíte, Froilán, en el
recreyo e´scuchau que te van a capar…¿ya lo sabiyas? ´tas jodido!
-¿Acaso soy cuche…tampoco
güey…nooo? Solo a los cuches o a los toros se los capa…
-¡Claro que lo sabiya!
Pero…como se referiyan a vos… quise avisarte. ¿Debe doler mucho, nooo?
-¡Maver, que te saquen los
huevos! Yaaa te veyo… cuando te los saquen…
-¿Has visto alguna vez,
cómo l´uacen?
-¡Claro, peee… con los cuches…
tuitos los años; pa´cerlos envernar y s´engorden… pa´venderlos…
-Entonce, a las personas no
se les puede capar, ¿nooo? Porque ¿d´iande van a sacar huevos… ni que juésemos
gallinas?
-Anda… cojuchooo… cuando te
capan te quitan las bolas que tenís entre las piernas…
Y´aquella malisha se m´izo
rialidá. Tamién se llamaban huevos… Sin querer, me puse muy triste y pareciba
que estaba caicau, que se m´aibiya cayiu tuita m´ialegriya. Bajé las vista y
miré sin querer aquel bulto d´iadelante que hacías mis calzones. Traté de tocar
aquella parte, pero estaba en l´escuela y, peyor, mi compañero me podiya catiar
y después tuita mi clase iba a rajar de mí. Pero, ¿por qué habiya dicho m´iagüelo
aquellas palabras que más pareciyan una sentensha…
Seriya más o menos las cinco y
media de la tarde y los rayos del sol estaba jugando a l´esconde-esconde y no
sentí nada del camino hasta llegar a la casa. Seguiya con la duda metid´en la
torocma y´aura no teniya ganas de tomar el té. No pude más, me jui a la sala,
ande paraba m´iagüela a quien llamaba mamá grande y le pregunte:
-Mamitay…¿qu´ia queriu decir...
-!Güenas tardes! Un burrito s´ientrau...
serones y todo!
-¡Güenas tardes, mamitay
grande! Decímeee…¿qu´ia queriu decir m´iagüelito con aquello de… al muy
bandiu l´ue pescau hashendo malas cochinadas… y pa´que no tengamos problemas el
diya de mañana, mejor l´uacemos capar…
-Ajáaa… conque vos sois quie
est´aciendo esas cochinadas, nooo?
-¡Nooo… te juro que nooo!-
-Entonce de qué te vais a
priocupar… ¡No seyais tonto… estábamos lajlando de los cuches maltones… y´uno
d´ellos s´está metiendo a la huerta y n´ua dejau nada de las verduras que tanto
nos ha costau cuidarlas… entonce…
-¿Y qué tienen q´uiacer los
huevos? Si ya conoce el camino…
-¡Tenís razón, hijitooo…
entonce, el domingo tenís un adobo pa´chuparte los dedos!
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