Como nunca, este “dichoso” diya habiya amaneciu dende muy tempranito tuito nublau y las sombras oscuras de la noche tuaviya permaneciyan hashendo la ronda hasta por los rincones más lejanos de la casa y teniya pocas ganas de levantarme pa´cer los mandados de la mañanita; más pareciba qu´esta vez, tamién yo´uempezaba a sentir los efectos de la nevada, aquel estau de los mil diablos en que tanto cayían nuestros mayores, cuando n´uaguantaban n´iel güelo d´iun mosquito y´amaneciyan con un geño de perro con rabia y deciyan qu´esta “nevada” t´iaciya cambeyar tu santa pasensha; es decir, con tuitos los demoños metius en tu torocma y no queribas que nadies se t´iacerque ni siquiera un tantitito así de poco, porqu´eras capaz de meterle su tacllanzo en pleno hocico sin saber porqué l´uaciyas…
Sí peee… más de
juerzas que de ganas, me levanté de mi catre hecho de palos y pareciba que tamién
lloraba con cada quejiu veniu desd´el jondo. Como pude, tacpiando, jui
de´frente pa´bajar la compuerta y regar las lechugas y las zanaurias de la
huerta, aquicito nomá, detrás de la casa.
Me quité los
caucachos y´anqueran viejitos habiya que cuidarlos pa´que duren otro año. Mi´arremangué
los calzones y me metí a la cequia qu´estaba recontra helada y no calculé. Creyó
que m´iundí, porque luego, luego, estaba empapadito y chorriando agua hasta dende
los bolsillos.
Bajé la tranquera
con ambas manos y con unas cuantas champas aseguré el chorro d´iagua necesario.
Salté a l´orilla y sacudí mis piernas. Cogí la pala y me puse a conducir
l´agüita por cada surco mientras en mi mente, apareciya com´un cuento, lo que
m´iabiya pasau la noche anterior en plena comida: estabámos tuitos nosotros
sentados a la mesa, nos persignamos bajo la seña de mi tata y aquella sopa
callentita me quemaba el toncori pero estaba pensando en otra cosa y permanecí
callau casi en tuita la cena. De pronto, mi linda mamitay, me pegó una feroz
mirada que me traspasó tuito y clavé mis ojos en los fideyos, tratando de
evitar que mi madre pudiese descubrir lo que me estaba ocurriendo o peyor, lo
que me habiya pasau en el Cole.
-Maver… oíte, Benito… ¿Qu´ia pasau? ¿por
qué estáis con el hocico callau? N´uas abierto la boca sino pa´comer la
sopa…¿Qué t´ia pasau en ese ojo? ¿Creís que no me dau cuenta? Maver… !Soltá la
lengua!
-Es que…
estoy pensando en los problemas…
-Los
problemas qu´ias teniu en l´escuela… ¿nooo?
-¡No!
Mamitay… en los de matemáticas…
-¿Así? ¿Y el
problema del ojo?
-Me
tocpiu con una rama de molle en la huerta…
-¡Ahhh… que
tal ramita que justito t´iadau en el ojo...
-¡Dejálo,
que termine el chico…! Se le v´enfriyar su sopa… -Resongó mi tata-
-¡Calláte
vos… qu´estoy reprendiendo al chico! Al final de la comida, hablamos, Benito,
¿yaaa?
-Bueno,
bueno… ¡Serví el segundo… qu´iace rato que terminau mi sopa! -dijo mi
padre-
Pareciba que
n´uabiya pasau nada de nada y todos seguiyan sirviéndose el Arroz Amarillo que
tanto me gustaba; pero ya habiya un aire estraño que cortó tiutas las
conversaciones. Yo seguiya clavau sobre mi plato a medio acabar, pero con cada
cucharada sentiya que tuitos los ojos d´esa noche estaban puestos en la hinchazón
de mi ojo.
Apenas terminó
la comida, mi tata, me llevó en andas y velas hacia el patio, poniéndome juerte
una mano en el hombro y me dijo con mucha calma, mirándome a los ojos:
-¡A tu
madre, nunca la podís engañar! Decímeee… aquí entre nos, y´es tiempo qu´iablemos
d´iombre a hombre… ¿Con quién t´ias pellau?
-¿Y cómo
sabís que me pellau?
-Porque y´ui
pasau por lo mismo…
-¿T´ian
hinchau los ojos?
-No solo los
ojos… pero t´uagüelo hizo lo mismo que gua ser contigo…
-¿Me vais
a castigar?
-Sufishente con
la cuera de tu mamitay…
-Ya
sabiya…
-Pero…
Benito, decíme, ¿quién t´ia hinchau el ojo?
-Te vais enojar…
-¡Decimeee… nomá!
-Co´nel
Periquitooo...
-¿Y com esa
pijrisha t´ias dejau hinchar el ojo?
-¡M´iadelantó!
-¡No puede ser…!
Mañana mismo nos levantamos a las cinco… que te gü´enseñar a pellar como los
hombres… No puede ser… Con esa pijrisha…de rial y medio…
AREQUIPEÑISMOS:
Basado en el Diccionario de Juan Gmo. Carpio Muñoz
Cambeyar: por
cambiar
Caucachos: zapatos
viejos y ordinarios
Cequia: por
acequia
Geño: por
genio, carácter; comportamiento
Jondo: por
hondo
Lajlar: hablar;
hablar o comentar en demasía
Maver: a ver…
Nevada: estado
de desánimo por causa del mal tiempo
Pijrisha: o
pijricha, cosa diminuta, de poco valor
Quejiu: quejido
Tacpiando:
andar con dificultad
Tocpir: encontrar,
chocar, pegar
Toncori: cuello,
pescuezo, garganta; tráquea
Torocma: cabeza
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