… Y tuito esto que nos lajlaba, nos pareciba tan sherto como que nunca nos lo olvidariyamos, puesto que desde qu´empezó la cuentadera, nos acolpachamos a su alrededor, allí en la mismita concha de sillares y barro… D´iaquella cocina que tuaviya nos regalaba su rescoldo callentito.
Pero aquella noche tan escura y
tan espeshal, pareciba qu´escondiya entre la quechincha muchos fantasmas,
aparecius, terribles duendes y muchas horribles brujas; puesss… como nunca,
vide los restos d´iaquellas velas de sebo s´estaban apagando y no queriyamos
tantear en l´escuridá pa´buscar otras nuevitas, ya que no quedaba n´iunita
pa´remedio en la vieja l´alacena, shempre con ambas puertas cerradas; entonce,
luego, luego, tuvimos qu´encender los tres candiles trayidos por el Beno dende
la sala. Y pronto pudimos descubrir que aquellas sombras que pareciban jugar a
la esconde-esconde sobre las paderes d´esos sillares, nos asustaban, pues
pareciban pintados de luto, y peyor, apenas empezó a menshonarse la palabra
“brujas”, nuestros miedos saltaron; pues el tiyo este le puso bastante ají a su
cuentadera. Dejó un tantito de silensho pa´ver qué cara poníyamos y una sonrisa
malishosa apenas se la pude sacar desde el inisho d´esta nueva reguñón pa´los
ñetos de la casa:
-…así pueee… mis querius lajlas d´esta noche qu´iademás parece nos caye
una juerte camanchaca…y no vais a poder destinguir nada de nada… Maver… les
cuento que… seriya l´auna de la madrugada, y´el sendero qu´iabiya dejunto al
estanque seguiya más escuro que d´iacostumbre y´el caballo miyo en qu´estaba
montau, queriba detenerse, n´uavanzar por nada d´este mundo…porque habiya algo
medio blanquisco y misterioso que se nos plantó en pleno camino. Me sobé ambos
ojos creendo qu´eran mis chognis, pero nooo… Esa sábana inmensa que teniya por
ojos dos huecazos amenazantes y´una bocaza en medio… se nos veniya encima
pa´comernos d´iaseguro. Se cruzó de lau a lau y nos dejaba dar un paso.
El caballo temblaba a más no
poder, se puso muy agitau; botaba harta espuma por el hocico. Yo vide que resoplaba
candela com´un diablo y pegó un juerte relincho que por poco me bota. Y´ostaba
chorreando sudor por todo el cuerpo. Empecé a tiritar como nunca y mis dientes
no dejaban de chocarse unos contra otros. Me persiné tres veces seguidas y
m´iagarré lo más juerte de la rienda.
-¡Paraaa… para, para, m´ijo…! Y le sobé juerte el pescuezo… ¡Ya
pasóoo… ya pasóoo, yaaa pasó! M´iacomodé el huacali y´el poncho l´uarremangué
hast´el hombro y ajusté las piernas como un par de tenazas y sentiya qu´el
pobre animal estaba acesando d´iacontinuo y ya pareciba qu´el pecho se l´iba a
reventar. Le tapé ambos ojos con mis manos temblorosas y piqué las espuelas en
sus mojadas ijadas. Al fin pudo dar unos pasos tamballantes hasha delante.
Respire jondo y m´encomende a tuitos los santos de mi devoshón…
-!Vamooo… vamo,
vamo… m´ijo! Así, asíii... despasho...! Y´um breve resplandor pude destapar
en esas aguas negras y por demás tranquilas y silenciosas que haciyan más
dolorosa la soledad, pues n´uaviya n´iun alma que nos diese una mano de
allento; pero recién m´iacordé que m´iabiya robau el caballo pa´yir a visitar a
la Lindaura… Aquella linda maltona que la vide después de varios años en la
fiesta de la Cruz, ande nos reconocimos y habiya quedau en visitarla ese
domingo por la tarde.
-No creyó que t´ianimes a yir…
porque si lo pensáis bien, es muy lejos y si vas a pie, d´iasegurito te vais a
tirar tuito el diya y´además te vais a quedar patacala…sin tus caucachos…
-¡No! T´iaseguro que gua yir… cueste lo que cueste… Y ya sé cómo
hacerlo. Sí peee… t´iaseguro qu´el próximo domingo me tenís por tu racay… ¡Te
lo prometo!
-Maver… luego, luego, veré si
vos tienes palabra d´iombre… Y pa´que no vayáis d ´iaporgusto… te g´üesperar
con una sospresa…
-¿Qué será? ¿Qué será esa sospresa? D´iaseguro te vais a poner bien
pije... pero n´ues necesario… porque tus tatas te puede descubrir… y no quiero
causarte peleyas ni disgustos… además…
-No te digo… si no, no seriya
una sospresa… Sé que te v´agustar… ¡Ya verís!
Y a escondidas ensillé el caballo
bayo de mi padre, Chapé su poncho de vicuña que tanto le gustaba, me puse sus
botas nuevas de cuero y… Patitas pa´qué te quiero… Me jui volando, teñendo en
mi pecho la ilusión más grande de mi vida: poder ver sus hermosos ojos color
miel y tocas sus trenzas hechas d´ioro… Si es que me dejaba… porque tuaviya era
muy arisca y d´iseguro no se dejariya tocar por nadies. Iba trotando a galope
tendiu por toda la calle Chullo, seguí bajando por la calle nueva… Los
Corrales… Las casas de barro y sillar pasaban volando a mis laus y de rato en
rato, me fijaba en los bordos y las señales más conocidas que marcaban el
camino.
Seriya más o menos las cinco de
la tarde, porque los rayos del sol empezaban a guardarse, pero el clima lo
sentiya alegre y generoso. Pronto divisé la casa rosada y blanca con techo de
paja que hoy la veyia más linda que nunca.
(CONTINUARÁ)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario