En el barrio, apenas le habían pegado un bisté al bendito anuncio y maliciando un escondido doble sentido imposible, sobre todo, por ser Lunes Santo y de madrugada, publicado en el socorrido Fase y demás aplicaciones, al toque, se pararon por doquier todas las antenas jóvenes y viejas; buscando afanosamente “onstaba” la misteriosa doblez por demás sospechosa, indirecta, pero calentadora que picaba y mordía hasta el mismísimo ambiente que permanecía esa mañana un tanto frío y santurrón, “propio de esa Semana Santa”.
Luego, toda la patería, estando al
borde del recogimiento, no solo por el frío circundante, que encogía todos los
apéndices del cuerpo, sino, del propio del espíritu que en estos días nos
recordaba la sentida y trágica muerte de Cristo; este singular hecho fue
suficiente para despertar la curiosidad y, sobre todo, querer averiguar de qué
diablos se trataba el asunto publicado y difundido a través de las redes
sociales.
Entonces, cogí nuevamente mi
aparatito de miércoles, lo encendí para tener un poco más de calor mental y me
puse a navegar para ver de qué demonios se trataba en sí. A la vez, mientras
identificaba la aplicación y su lugar correcto, iban divagando en mi mente un
huevo de posibilidades sobre el tema: a) lo más próximo, que este Domingo de Pascua,
se daría un desfile de singulares traseros, con sus características tan atractivas,
como lascivas: tamaño, forma, dominio y manejo del calculado bamboleo; todo lo
cual constituiría un espectáculo por demás agradable, ricotón y nada despreciable;
pero nooo… Apareció el espíritu cucufa de la semana y pensé: no permitía tirarse
ese tipo de versículos porque podrían ser comentados, criticados y prohibidos
tanto por la curia y la feligresía local, poniendo en riesgo su suculento puesto
o permanencia a todas las autoridades civiles, políticas, policiales;
prefiriendo, como siempre, mostrar, a la vista de todos, ese típico olor a devotos
monaguillos de última hora.
b) Tampoco podría estar referido
al rico potaje, sopa o caldo propio de la culinaria local que lleva como inocente
nombre, Timpo de Rabos, y no le correspondía para nada, dado a que las
preferencias comestibles de este domingo en especial son, quieras o no, el tradicional
Caldo de Pascua, elaborado con siete tipos de carne. Aunque ahora se prepara
con las piltrafas de cualquier pájaro que se pueda chapar, cazar o robar (ni
siquiera de paloma); pudiendo ser de chihuanco, tankitas o las abundantes cahuanchitas,
y nunca de las negritas huacochas por una simple cuestión de discriminación
pajaril, en vista que el pollo, sacrificado, eviscerado y relleno de hielo, lo
estaban haciendo volar por las nubes y las gallinas casi ni se conocían por estos
lares; salvo cuando llega el equipo de la U.
c) Menos podría estar invitando,
de una manera especial, para concurrir a una gran feria tauromáquica en plena la
Plaza de Toros nuestra, donde se darían tantas buenas corridas que, como nunca,
garantizaban traer rabos de primera; donde cada buena estocada sería premiada
por el rabo, digo, con el rabo cortado, lavado y perfumado; propiciando actuaciones
capaces de pelear entre sí por ser sacado en hombros o por las mulas. Pero, la
verdad, sopesando los rabos existentes, en la plaza no había diestros de
calidad y los pocos aficionados al capote tenían que estar rogando a sus amigos
íntimos y algunos otros familiares para su concurrencia, siendo amenazados con
cortarles el rabo si es que no aplaudían o vitoreaban a morir su nombre del
matador.
Finalmente, pude ubicar el lugar
de este anuncio en mi cel y, después de releerlo dos y tres veces, pude
comprobar que se trataba de una real invitación hecha por un grupo denominado: Cucufatas
Unidas de Cayma y Yanahuara, que por una desaparición sistemática de las
limosnas se hallaban más agujas y peladas que San Juan Calato y, por esa razón,
decidieron organizar “El Mejor Caldo de Pascua” que podría disfrutar cualquier hijo
de vecino que se animase a mandarse un güen plato del mencionado chupe. Además,
con la garantía de ser hecho por expertas manos cocineras y tradicionales d´esta
ciudá. El único problema fue que no revisaron el título de su invitación y así
quedó esta famosa palabrita… Aunque, la verdá y entre nos, sabiendo que dicho
grupo estaba comandado por doña Malena del Santo Sepulcro, quien a pesar de su
nombrecito que se había colgado para ser identificada dentro de la cofradía,
ella era más pende…nciera que las arañas y tenía mucho ingenio para jugar con
el doble sentido de las palabras… De allí que no sería nada raro que tal
titulito haya sido dejado a propósito para lograr el mejor merchandising de su abnegada
empresa… Pero eso no era nada, porque también se averiguó, por otra ex
compinche beata, a quien le llevaba una bronca maldita, que las carnes que fueron
utilizadas (en su real sentido) para hacer el promocionado caldo de pascua, a
pesar que aseguraba que sus presas estaban benditas de antemano, la comadre
promotora del evento había hecho su milagrito, propio de la Semana Santa y
pegada a las exigencias de la tradición, no solo lo había sido elaborado con
siete tipos de carnes, pues sus vecinas habían notado que días antes del
evento, habían desaparecido del vecindario, su viejo y querido loro, sus
gatitos techeros y algunos perritos de la iglesia, hasta su fiel Firulais, que fue
sacrificado “por una cuestión de humanidad”, pues el pobre estaba viejo y seco;
ya pasaba de las quince pascuas… Sin embargo, como soy güen cristiano y amante
de las veyatas calzón sin forro, solo me queda decir:
-¡Güen provecho… por los
rabos!
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