Alguna vez cuando me pidieron un concepto franco sobre mi huevo; sí, digo bien, no del huevo en general o el de un determinado espécimen. Pues el caso en cuestión estaba referido, sin lugar a dudas, a mi huevo; es decir, al que tenía entre mis manos, sin que esto signifique que yo sea un exhibicionista de la gran flauta ni mucho menos.
Solo diré que dicho cuerpo de
forma ovalada o medio alargada, con tamaño y dureza variables; que además es un
cuerpo propio de especies que mantienen (o adquieren) una concha a prueba de
balas… sobre todo, cuando les va a recordar su ronchaza pendiente de pago y que
también esta especie conchán incluye algunos quelonios de verdad, a los arrastrados
reptiles de siempre; a la gran variedad de sujetos voladores y casi la
totalidad de insectos e invertebrados inexistentes o desaparecidos… a la hora
de revisar las listas de algunos sinvergüenzas existentes en toda esta tierra full
tarjetas de crédito, tanto como de incautos prestamistas.
-Pero… volviendo al huevo…¿el
tuyo, choche? ¿Era uno o dos? Porque…
-Claro, tienes muchísima
razón mi querido Judas… ¡He aquí que su precisión hace la diferencia, porque…
-¡Mucho más si lo o los tenías
entre las manos… Asume otra connotación; produce otro efecto y puede llevar a
múltiples evocaciones y dobles sentidos…!
-¡No creo! Porque los míos
eran decididamente de mi propiedad y así, en la vida podían ser de quelonio con
o sin concha… de un pobre e indeseable reptil capaz de arrastrar con su sola
cola a toda la familia; mucho menos de un alegre y saltarín cusi-cusi o de una
maldita araña ponzoñosa que con solo verla de improviso se te escarapela el
puerco y la impresión te puede llevar a convertirte en una vulgar cucaracha
digna de un olímpico pisotón, cuyo crajjj te hace pensar que posee esqueleto, y
que al ser pisado semeja un crujir de huesos increíblemente increíble…
-¡¿Entonces…?!
-¿El mío? Porque en
realidad, como lo advertí inicialmente, solo era uno y no era blanco, ni estaba
calientito, como recién puesto o salido y expectorado… dentro de un noble nido
o el cajón metálico colocado para tal fin en una granja avícola. ¡No! ¡Este era
un huevón! Tampoco me refiero al dueño…
-¿Entonces? Porque ya me estás
troleando…
-¡Era un señor huevo! Por
donde lo miraras, era rosadito, pues conservaba su textura a pesar de que me
quemaba las palmas y lo tenía de un lado a otro… de una mano a ala otra… ¡Por
siaca!
-¿Y no había posibilidades de
su ruptura o que su clara no quede tan transparente y coloidal por la acción
directa de la yema violentamente sacudida?
-¡Pues no! Y como dije,
este era un señor huevón, recién sacado del agua hirviendo y se suponía duro, a
punto de ser pelado, con su pizca de salcita encima y presto para ser devorado
en un santiamén…
-¿Cuánto tiempo estuvo
hirviendo el pobre?
-Como quince minutos… ¡A
todo meter fuego!
-¡Muy poco tiempo! Salvo que
fuese un huevo pasado…
-¿Pasado? ¿por dónde?
-¡Un huevo pasado! ¿Nunca lo
has tomado, casi líquido y con trozos de pan y su poquito de sal y pimienta?
-¡Un huevo duro, es pues un
huevo duro! Y tú…¿Nunca has tenido un huevo duro entre las manos?
-¡Claro que sí! Pero para
otros menesteres…
-¡Oye! Estoy hablando de comida…
de tirarte un huevo…
-¡Eso es otra cosa! ¿Nooo?
-Bueno, el que tenía en
mente era para tirármelo…
-¿Así, a medias… medio duro?
-Simplemente, es cuestión
de gustos… pues yo esperaba que esté duro hasta la yema…
-Pero…
-¡Nada de peros! Que esa
mañana tiré huevo… fue un hecho consumado y consumido… ¿Cuál es el problem?
-¡Ninguno, choche! Solo que yo
no me hubiese conformado con tirarme uno solo…
-¡Claro, pueee… fue con su
pancito de dos cachetes…
-Para mí, fue suficiente como
aperitivo mañanero…
-¡Yo hubiera preferido uno
más grande y contundente!
-¡Ah yaaa…! Uno de dinosaurio…
-¡Tampoco, tampoco… con uno
de tortuga o de avestruz… tal vez!
-Ya me manifesté, al respecto…
tan solo es cuestión de opiniones… ¿O nooo?
-¡Es cuestión de gustos!
Pues yo me hubiese tirado un par de huevos…
- ¡Tal como los prefieres…
serían ¿de pato… o de ganso? Por el tamaño, digo…
-Ni de uno, ni de otro,
pues considero que son altamente peligrosos.
-¿Por sus efectos? ¿Por lo de
patos?
-¡No, porque son muy
pesados!
-¡Ya los probaste! Con razón…
-¿Con razón, qué…?
-Tanto huevo… resulta una gran
y real wada…
-Por eso solo sigo con los
míos…
-Con tal que no se queden
entre tus manos… porque es aún más peligroso…
-Esa manipulación constante
te hace parar hasta los cabellos…
-¿Y se puede convertir en un
hábito?
-¡Nooo… mucho peor, una
adicción a tirar huevo…
-Pero si tan solo es un
aperitivo…
-¡Chauuu…woncito!
-¡Chauuu… wonazo!
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