lunes, 13 de diciembre de 2021

SEGURA INSEGURIDAD (II)

(Continuación)

Inmediatamente sacó a relucir sus otras extraordinarias dotes de efectiva y eficiente promotora de ventas, pues, como dejamos entrever anteriormente, era dueña de una infartante carrocería Model A1+. Entornó sus largas y afiladas pestañas maliciosamente y disparándome dos potentes puñales hasta el jondo de mi súper sensible y aguantado líbido, pues estaba a tres días de haberme separado momentáneamente de mi muñeca y su adorable mamacita, a quienes las había cobijado bajo mi lecho; digo, bajo el amparo de mi techo gratuita y inocentemente a ese par de exuberantes venecas; todo ello en un acto sublime y enteramente de cándida ayuda a esas desvalidas, abnegadas y muy potables prójimas.

Sin embargo, esta insinuante y suplicante mirada, a pocos centímetros, ya la había visto muchas veces y, desgraciadamente, como este servidor es muy débil de carácter en dichos casos y más aún de esas solapadas caídas de pestañas; otra vez sucumbí ante ellas y al toque le dije:

-¡Bueno… ¿cuál es tu nombre, hermosa criatura?

-¡Linda Encarnación! Pa´lo que mandes… ¿el tuyo?

-¡Job… Job De la Gala Pendeivis... para lo que quieras!

-¡Así que… Pendeivis, ¿nooo?

-¡Por supuesto, y bien Pendeivis!

-¡Entonces… ¿por qué no te muestro mis pólizas y la cerradura especial que tengo especialmente para ti; digo, para tu residencia?

-¿Insinúas que no estoy seguro?

-¡Tanto como tus interiores…!

-Pero… si cada ambiente de la casa tiene su propia tranca automática… además de su chapa electrónica y sus tarjetas…

-¡No! ¡Nooo…! Me refiero a tus interiores… que están al aire porque tu short está partido en dos…

-¡Ahhh… disculpa, pero el hecho es que generalmente estoy desnudo casi todas la mañanas… como vivo solo y casi nadie…

-¡Ok! Por mí, no hay problema… pero dónde te puedo mostrar las diversas modalidades de seguro que te puedo ofrecer, formas de pago y… Mi cerradura especial que es toda una maravilla de avances y desde ya te aseguro que vas a quedar plenamente satisfecho por el resto de tu vida, porque…

-¡No se diga más… Acompañaméee!

En es momento de oportunísima oportunidad y estando en mi cota de caza, me olvidé por completo de mis ausentes visitantes venecas y, tomándola delicadamente de una mano la conduje amorosamente a mis interiores.

-¿Me podrías decir… dónde estamos yendo; porque, aquí, en mi maletín tengo los broshures, los modelos de póliza y mi muestra, en vivo y en directo, especial para ti…?

-¡No te incomodes… que te dejo solo por un momento en mi cuarto de trabajo… mientras voy a cambiarme… y ponerme algo de ropa encima… porque…

-¡Nooo… por mí no hay inconvenientes! Si prefieres…

-¡Nooo… no; es lo correcto!

Mientras íbamos a mi taller, pasamos por los dormitorios. Ella se quedó observándolos detenidamente y coquetamente esbozó una amplia sonrisa y me propuso la muy ladina:

-Puedo quedarme por aquí… creo que es un lugar sumamente cómodo y tiene suficiente espacio como para poderte mostrar las bondades de mi producto… ¡Ahhh… y solo lo hago por pura seguridad… tuya!

La dejé suavemente sobre una de las tres camas impecablemente arregladas, suavemente perfumadas;  prendí el equipo y empezaron los arrullos de una música romántica muy agradable. Pasé a otro ambiente y pude escoger aquellas prendas deportivas de mi preferencia, aquellas que me aseguraban una mejor presencia. Después de unos breves instantes pude regresar totalmente listo para aquel encuentro…

-¡Ajá, Job, qué tal cambiazo! ¡Estás muy guapo y elegantemente vestido… tienes muy buen gusto!

-Solo es mi ropa de diario, aunque creas que peco de modesto… pero vamos a lo tuyo... A ver… ¿Qué es lo que tienes para mí? Digo, para esta casita…

Y acomodándose plenamente sobre la clara cobija que hacía destacar más su imponente figura excesivamente femenina por los cuatro costados. Sabía perfectamente lo que hacía. Puso una pierna sobre la otra, me hizo una seña con todo su cuerpo para meterle diente; digo, para tenerme a su lado y aproximándose coquetamente hasta tocarme, empezó así:

-¿Qué te parece lo mío? ¿Digo, las pólizas de seguro… sus bondades y la facilidad de pagos?

-¡Tendrás que mostrarme más! Porque…

-¡Todo lo que tú quieras…!

¡OK, entonces manos a la obra: ¡muéstrame todas tus bondades!

-¡Ahhh… eso sí que nooo, Job! Yo soy una promotora de ventas muy seria, y… ¿Qué prefieres primero; los seguros o mi cerradura?

-“Hasta la pregunta…!

Entonces, se puso en pie suave y voluptuosamente, generando una serie de movimientos que más parecía efectuar un estudiado streep tease. Se acercó hasta mi oreja y murmurando me conquistó, diciendo:

-¡Ya sé lo que prefieres… y aquí está!

Se sacó la blusa en una voluptuosa eternidad; luego, tomó los pantalones y cuando estaba por quitárselos completamente, me susurró a manera de una orden imposible de no cumplirla:

-¡Ponte más cómodo!

Al toque, dejé las chanclas en el piso y estaba por quitarme la ceñida camiseta, cuando unos fuertes sonidos se hicieron presente en toda la casa. Era las seguidas llamadas del timbre que venían apresuradas desde la calle…

(CONTINUARÁ)

 

 

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