Tuito el santo diya habiya estau magmando uno tras otro bebes de chicha ande la mentada Vaca Brava… allá por los lejanos arenales coloraus que llamaban Huaranguillo, la Tierra de las Brujas. Creyo que habiyan siu más de cinco cantarillas de chicha bien curadita y pa´sentarla, d´iaseguro que jueron unas tres botellas de resacau; porque lo último que m´iacuerdo jue que, com´ua media noche, me salí po´reyse sendero d´iatrás lleno de champas recién cortadas, con puras tojras y´un montón de piedras que m´iaciyan tocpir de tanto en tanto y luego, luego se m´iacaban las ideyas y tuito yo me´quedau metiu en un limbo de Padre y Señor miyo.
Lo que sí m´iarrecuerdo es qu´estuve
como un güen rato tratando de abrir mi puerta cuando llegué a mi taller y así poder pegar una pestañita, ya que
ricién sentiya co´mún inmenso quepi que cargaba penosamente en vez del cuerpo y
las primeras luces de esa madrugada no jueron sufishentes pa´poder embocar la
llave en la cerradura; puesss… pareciba que también ella s´iabiya escapau pa´meterle
al trago junto con mis amigos de lechigada.
Pero, nooo… Aurita lo veyo… Lo
sherto es que dispués d´iaber estau pellandoméee con la puerta, nosé por
cuantas horas, logré dentrar en mi covacha y lo primero que pudieron ver estos
ojitos chognis jue un bulto escuro d´iuna figura creyo que humana junto con
tuitas mis herramientas; anque, conforme m´iba acercando, por el miedo que se
m´iabiya metiu en el jondo, creyó que tamién se´miba pasando la borrachera y mi
curiosidá pudo más: sí, pueee… aquello qu´estaba allí, tirado, era un ser con
forma d´iombre, a pesar que no me pareciba propio d´iun soldau, ponerse una
pequeña pollera que lesaliya dende la cintura p´abajo. Me restregué ambos ojos
pa´sacarme tuitas las lagañas y más que todo pa´ver s´iera sherta aquella
visión bastante rara, porque aura me pareciba que trayía algo en su mano y
m´iacerqué más y más… Sí, pueee… con mucho recelo lo toqué y se m´espantó el
miedo al comprobar qu´estaba muy helau y muy duro, a no ser qu´este julano seya
de fierro; solo así que pude comprobarlo, tuito ese soldau estaba hecho de
metal; recién pude darme cuenta qu´iaquel personaje lo habiya visto muchas
veces anteriormente y´asta me resultaba jamillar… Pero… ¿ánde? Y la asesina borrachera
no se m´espantaba del todo.
-Yo n´ui dejau esto en mi
taller ni ayer, ni antiayer, ni nunca -me dije- santiguándome sin saber el
porqué y la duda aurita era mi mayor priocupashón. A pesar de sus finos rasgos,
se podiya ditinguir qu´era la de un hombre, la de un soldau con uniforme, pero
no un soldau cualquiera; además estaba tocando una corneta… ¡Ahhh… yaaa! Tuitos
sus aviyos señalaban que´ra una figura de soldau romano… Inclusive creyo que
teniba un penacho o una corona en la torocma… ¡Maver… es una especie de casco! Pero…
yo sé que le falta algo… y lo gua descubrir aurita mismo…
Lo tomé con ambas manos y… ¡La
pucha! Que por Dios pesaba unas tres arrobas y tendriya más o menos una vara y
media de porte. Lo voltié pa´darle una revishón general y pareciba qu´estaba
completito. Empero, ya m´estaba retirando pa´descansar sobre mis pellejos colocaus
encima de mi viejo catre de madera, ande me recostaba después de una tareya
pesada y… De pronto, aquella figura pesada creyo que se dio la güelta, porque
al acercarme nuevamente pa´ver si estaba como la habiya dejau, pude descubrir
con mucha priocupashón y no sin poco temor que no la habiya dejau voltiada,
como estaba aura. La voltié pa´dejarla como estuvo en un principio y otra vez,
m´ialejé persinandomé sin dejar de mirar
esa malishosa figura, pues no entendiya cómo pudo darse una güelta completita…
-¿Otra vez, la misma…? Y me
levanté de mi lecho tamballando tuaviya por los efectos de la magmada y de no
haber probau n´iun bocau dende haciya dos diyas. Entre sosprendiu y más
temeroso que nunca, me jui acercando a ese soldau quia pesar de ser de purito
metal, pareciba tener vida y´un sudor muy juerte empezaba a chorriarse por tuito
mi cuerpo y conforme m´iacercaba a dicho ser estraño… -Me deciya-
Justo en ese momento una juerte
tembladera invadió tuito m´iesqueleto y por poco me vengo abajo y´al istante se
me vino a la mente aquel terrible terremoto que soportó la ciudá, dende muchos racais
se cayeron p´abajo, y tamién las dos torres de la Catedral… y´aontes de llegar
al sitio que pareciba embrujau, también m´iarrecordeé d´iaquella figura en el
cetro de la Plaza d´iarmas: el Tuturutu, que shempre tocaba la trompeta… Sí,
pueee… era la imagen viva de un ángel o un arcángel, dado la facha de tuita su
vestimenta… pero… ¿qué jue de sus alas?
-¡D´iaseguro se jueron volando!
AREQUIPEÑISMOS: basado en el DICCIONARIO DE AREQUIPEÑISMOS de Juan Gmo.
Carpio Muñoz
Aontes: antes
Aviyos: alijos, utensilios, instrumentos; detalles, vestimentas
Bocau: bocado de comida
Cantarilla: depósito de latón hexagonal, con tapa y asa
Chogni: con legañas
Huaranguillo: topónimo. Distrito de Arequipa; Tierra de las brujas
Jamillar: por familiar
Lechigada: del mismo año, promoción
Magmar: tomar; embriagarse
Quepi: atado, generalmente un bulto hecho para cargarlo
Racais: casas
humildes, improvisadas
Tocpir: tropezar
Tojra: trozo de
tierra solidificado
Tuturutu: voz onomatópica del corneta que representaba sobre la pileta
en la Plaza de Armas
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