Dispués d´iaber cargau m´iatau de raíces d´ialfalfa secas, regresábamos los tres ccoros dende las chacras qu´estaban cerquita al Pastal; allí pueee…d´iajunto la liña del tren. Íbamos los dos por detrás, tacpiando por aquellos bordos secos y muy desiguales; de rato en rato nos distrayíamos patiando aquellas tojras rociadas por tuito el camino. Volviyamos felices por haber cumplido el mandau y sabiyamos que nos esperaba un rico “Americano”.
-¡Ojalá
que la tiya Maura hayga preparau su rico estofau y´anque seya me quede un
platito pa´mí…
-¿Solo
pa´ti? No seyais misquirichi; ni cojudo dejo que te zampes mi plato… Yo soy
s´uijo y tengo más preferensha…
-¡No!
S´ies qu´iay pa´una sola porshón, mi mamita es tan güena que hará alcanzar
pa´los tres, -replicó mi linda prima- Ella, apuraba el trote y´iba por delante más
coloradita que nunca. Alcé la vista y me pareciba estar más rica que nunca.
Teniba el pelo relushente y sus dos hermosas trenzas que s´escapaban d´iadebajo
de su viejo huacali, se las habiya atau en su atrás pa´que no le moleste
aquella carga compuesta con puros restos d´esa chacra donde nos habiyan mandau
pa´rapiar, antes que nos gane alguna otra jamilla que tamién las hariyan secar
en el techo pa´luego, luego, utilizarlas como “la basura” p´atizar la cconcha y
preparar tuita la comida.
Efectivamente,
apenas nos lavamos, metius en l´acequión que pasaba detrás de la huerta del
“Cabo Núñez”, hermano de la tiya,
después d´iaber dejau nuestra carga listita pa´solearla en el techo, juimos a
la picanteriya y cada quien ocupó su sitio.
-¿Cómo
les jue? ¿Cuántos viajes habís hecho?
-¡Solo
uno! Si recién acabamos de llegar…
-Yo
y´astaba pensando que habiyais hecho por lo menos tres viajes… Güeno, güeno;
mañana, tempranito, completarís la faina… ¡Hay que ser guapo pa´todo! Solo es
cuestión de meterle geño y la cosa sale… ¡Siéntenseee!
Pronto
empezaron a desfilar aquellos esperados manjares que bastaba con solo sentir
sus aromas para despertar aquellas ansias de terminar con las ollas y las
conocidas cazuelas que guardaban esas ricas viandas, listas para ser servidas y
así poder disfrutar de esa cocina tan mentada especialmente en Chullo,
Tawaycani, la Calle Nueva y la Arequipa de esta banda. Sin embargo, desde que
la conocí a esa querendona doña, su hermoso rostro de delicados y perfectos
rasgos me impresionaron mucho, pero con el transcurso del tiempo, se iba
convirtiendo en mi segunda madre. No por la sutileza o generosidad excesiva de
sus exquisitos potajes que me gustaran hasta el delirio; sino, que poco a poco
iba calando en mí, un sentimiento recíproco y profundo con cada consejo que me
brindaba, poniéndole toda su sapiencia y el amor de siempre, cada que podía
hacerlo, pues además me tomaba por el hombro y me acolpachaba a su pecho
fuertemente; inclusive sentía un poco de celos ajenos porque el primer plato
que colocaba en la mesa era para mí; es más, siempre me daba una yapita, ya sea
de la exquisita matasquita o de aquel incomparable estofado que lo terminaba
chupándome los dedos.
-¿Dónde
vas, Benito? ¿Ya hiciste tus tareas? Hoy es lunes… y las tareas de matemática…
-¡No
te preocupes, mamita! Ya las hice y las he verificau… Voy ande la Tía Maura…
voy a ver cómo hacen la chicha…
-¡Apenas
chumen la usma, aquí estás de regreso… mañana tienes que ir a la escuela…
Solo
teniya un pensamiento en la torocma, pues… esos negros y lindos ojos de la
tarde m´estaban matando…
-¡Tiya
Maura, ¿a quién le toca atizar la cconcha pa´cer la chicha esta noche? Quiero
aprender…
-¿Has
pediu permiso a tu mama? No vaya a ser que la priocupes… no vis que casi
terminamos a las diez de la noche… Andá pueee, en lugar del Pascual, andá con
la Marga… y tengan mucho cuidau… Anq´uella ya sabe…
Una
vez que cargamos el agua y se colocó el güiñapo molido en cantidades
proporcionales; nos sentamos la una junto al otro y comenzó l´atizadera
d´iaquel perol metálico y gigantesco colocado sobre una cocina rústica hecha
con sillares y algunos fierros y planos, cruzados para darle mayor estabilidad
y con el espacio suficiente para hacer hervir aquel agradable y buscado líquido
capaz de apagar la sed de cualquier cogote muerto de ganas.
-Oíte,
Beno…¿podriyas decirme que es lo que te pasa?
-¿A
míiii… nada! ¿por qué? Y´uestoy de lo más tranquilito…
-Pero
m´estáis comiendo con los ojos… Decíme, ¿qué tengo en la cara?
-¡Un
par de ojos hermosos y´una boquita que me la quisiera comer a besos! -queriya
decirle-
-¡No
t´iagáis el tonto! Que t´estau huaspiando tuita la noche…
-¡Nada!
No tenís nada…
-¡Cómo
que no tenís nada! Si ya me querís comer con los tuyos… ¡Pucha, se m´ia metiu una basurita
em el ojo! A ver...pegáme un soplito, a ver si sale...
Y se m´iacercó casi hasta tocar mi cara con
la suya. No pude resistir y le robé un beso. Tomé dulcemente su carita entre
mis manos temblorosas y pude contemplar una vez más esa mirada matadora. Ella
estaba entre asombrada y feliz. No dijo nada pero vi que agarró la pucuna y…
volé! ¡Patitas pa´que te quiero!
AREQUIPEÑISMOS: basado en el Diccionario de
Arequipeñismos de Juan Gmo. Carpio Muñoz
Acolpachar: arrejuntar, pegar; apapachar
Acequión: acequia grande, curso principal
de agua
Americano: típico plato de la picantería
arequipeña que consta de variadas comidas
Atau: por atado; bulto hecho con un mantel
para cargarlo
Bordo: borde de una chacra
Cconcha: cocina rústica hecha generalmente
con sillar y barro
Faina: faena, tarea, trabajo
Geño: genio, coraje, ganas
Huacali: sombrero popular de ala ancha
Huaspiar: atisbar, mirar de reojo
Misquirichi: tacaño, avaro
Pucuna: pequeño cilindro metálico para
soplar y avivar el fuego
Raices: raíces secas
Tacpiar: caminar dificultosamente por los
zapatos o el camino
Tojra: trozo de barro solidificado
Trote: paso
Rapiar: tomar las raíces de la alfalfa
para, una vez secas, volverlas combustible de la cconcha
Usma: líquido propio del güiñapo hervido y
colado, antes de convertirse en chicha
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