lunes, 15 de febrero de 2021

¡NO ODAS!

 Acabo de enterarme del III Concurso propiciado por la Biblioteca de esta Región, cuyo tema es “Tu más sentida Carta de Amor” en su tercera tirada. Luego, resulta Indudable que esta competencia (no la del amor, menos aquella referente a la conocida tirada), constituirá un gran aporte para propiciar el registro literario (?) de fuertes temas románticos, aparentemente nimios y concursables (hoy, así entendido, vivido y acabado del amor); pero el hecho es que, de alguna manera, convoca desde aquellos escribidores contemporáneos con los dinosaurios; es decir, a los que todavía creemos en el “verdadero” amor… Y no me refiero al pacato sentimiento concebido como ser puro, cierto y cristalino; propio de mentes (y dementes), conservadoras, muy ideales o platónicas; aquel afecto hecho a pie juntillas y de puntitas, pero que nos puso de rodillas, con declaraciones verbales al pie de la ventana o también, a través de una misiva enviada con un incondicional emisario que acababa haciéndole el amor en vivo y en directo… al menguado amor de tu vida.

Al otro, al de ahora, no pretendo referirme ni por asomo porque considero muy seriamente que es de su entero conocimiento y práctica de cada sacrificado. Mas también, lo cierto de este concurso es que uno de los jurados resulta ser mi prima (muy íntima) y otro de ellos, mi compañero de carpeta, a quien le paraba soplando tolas las respuestas de Mate porque el pobre retrasado… ´estaba hecho para las letras´.

-Pero, amorcito, Si nunca has escrito una carta de amor en tu perra vida, ¿cómo te atreves a participar en dicho concurso?

-¡No os preocupéis, mi querida Dulcinea! Que allí se encama; digo, se encamina tu bardo… en pos de otro pendón que enriquezca nnuestra ingente panoplia familiar que abarca casi dos habitaciones y…

-¡Amorcito… tú estás equivocado! Lo que te decimos es que eres un poquito lerdo, quedado, duro y… la verdad creo que estás a muchas leguas de alcanzar siquiera aquella inspiración propia de un vate en ciernes…

-¿Acaso tú misma no me dices repetidamente que soy un orate? Si ambas palabras son parónimas… y son las que me calzan como todo un Javier Heraud del S XXI…

-Bueno, bueno… mi amorcito… Una cosa es que te gusten las… telenovelas, sobre todo las brasileñas y con preferencia las mexicanas… Aquellas telelloronas de nunca acabar… Y prefieres quedarte a mirarlas o ver el fútbol… ¿o nooo?

-Pero si yo tengo mi vena de poeta… solo que… no se nota… porque no la pongo en práctica… porque estos tiempos no lo permiten y te lo voy a demostrar. ¡Es más, para que os convenzas de las eximias condiciones que guardo en mi baúl de inspiraciones, voy a participar en dicho torneo…! Pero haciéndolo en verso: total, para mí, las estrofas y las rimas me salen como un chorro… de estopas; digo, las estrofas; y si ahorita más te arrimas… se me escapan las rimas.

-¿Y dentro de la versificación, qué tipo de estrofa es la que va a causar sensación?

-Bueno, bueno, amorcito… solo es cuestión de meterle al ingeño un tantito…

-Sí, pero de ese cerebrito no sale ni un piquito… el ingenio te dijo: ¡Yo me quito! Mejor entérate cómo se hace una epístola…

-¡La mía aún dispara… Solo a veces se sale muy cara; entonces ni se para…

-Mejor abandona la poesía… que esa musa se te ha vuelto muy esquiva; será que tu talento no te fía… porque esos dominios son propios de una mente más viva… Abandona la hechura de regulares versos, que la prosa es más sabrosa… cuando escaso resulta el seso… y eso que eso de la rima y el metro casi ya no se usa; la versificación tradicional perdió su cetro… Mejor, mi diablillo… ¡Vade retro!

-¡Naranjas! Mi anhelada sobrina-biznieta de la Dama del Toboso; que vos sabéis que soy más terco que una mula… Y si no soy bueno pa´eso, ¡Disismula! Que en pos de ello, no hallaré reposo…

-¡Oye, won! ¿O me haces caso… o me haces caso, yaaa? Que, si quieres participar, hazlo; pero la lira de Quevedo solo suelta arpegios consonantes para los elegidos y… ¡Vos sois una buena bestia para querer arrancarle una sola nota…!

-¡Muy bien, mi cara Beatrice! Voy por la prosa… aunque me sigue sonando la Epístola a Belardo; sin embargo… voy por una plana bien plana A-24, la meto en mi compu y dejo chorrear todo mi basto saber de amores… Y solo pensando en ti, mi camote al horno, mi exquisita papa rellena… ¡No! pensando solo en que para mí, tú eres mi mejor rocoto relleno, mi güen caporal de chicha de guiñapo o mi botella de anisau… Pero pa´tener un impreshonante final, le meto una güena décima de pie jorzau…

-¡Amorcito! Mejor… ¡No odas!

 

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