lunes, 28 de diciembre de 2020

¡TAN SOLO UNA CACHA!

S´iabiya despertau muy aflijiu dende la mañanita y´andaba pa´rriba y p´abajo; tuito inquieto d´iadentro pa´juera… d´iajuera pa´dentro; como si juera un perro ajeno, d´iotra casa. A mi confundiu tata, lo veyía tuito demacrau y d´aiseguro que no sabiya qu´iacer tampoco el diya d´iayer. Era 24 de dishembre y dende muchas semanas atrás m´iabiya segurau con una cartita qu´el Niñito Jesús me mandariya un camioncito de madera pa´ponerle su pequeña reyata o su pitita y poderlo jalar por tuito el zaguán o por los tres cuartos de nuestra casa.

D´iotro lau, la semana pasada habiya empezau a nublarse dende tempranito bien cargau y solo se notaba unos pocos rayos de sol apenas me despertaba. Y como shempre, los bulliciosos chihuancos de plumaje color de las tocras y con su gran pico amarillo, rompiyan al alba y´era seña fija que las lluvias se nos veniyan encima. Tamién mi´abiya fijau qu´en esos diyas mi padre n´uiba a trabajar y que por las noches sentiya que mi madre se poniya a llorar a moco tendiu. Sin saberlo, m´iadentraba una gran pena y m´iba a la cama con unas ganas de romper a llorar junt´ua mi mamitay. Ese dolor me rompiya el pecho y s´iba hashendo más juerte a cada rato y no sabiya qu´iacer pa´que los miyos no siguieran sufriendo.

Iba a coger el sueño a pesar de todo cuando de pronto, se abrió despacito la puerta de mi cuarto y furtivamente una cara conocida m´estaba huaspiando:

-¿Benito, y´as dejau tu caucacho en la ventana?

-¡Sol´uepuesto una media… porque mis caucachos están muy wiswis…! ¡Y qué dirá el Niñito!

-¡Ponéle tu cartita adentro y verís qu´el solo tomará en cuenta tus güenas acciones!

-¡Yo, me portau muy buen tuito el año… h´estudiau bastante y´esiu muy obediente…! ¡D´iaseguro me traye mi camioncito…!

-¡D´iaseguro, hijito! Mas tení muy en cuenta que no solo sois vos que le pide un regalo…

-¡Pero no todos s´ian portau como yo! ¿O nooo? ¿Vos que decís, mi tata?

-Seya lo que seya… ¡Hay qu´iacectar su voluntá! ¡Tapatéee biennn… y dormíte d´iunavez!

Pero aquel hombre se retiró compungido, cabizbajo y más preocupado; hasta parecía que se iba secando con el dorso encallecido de su mano algunas lágrimas que se le escapaban por la mejilla, propio de aquel inaguantable dolor que le destrozaba el corazón al desbordarse su inmensa preocupación.

Apenitas sentí el canto de los gallos, salte de mi cama y corriendo fui a la ventana para ver mi esperado camioncito. Conforme me acercaba mi desazón crecía porque allí estaba solitario aquel zapato que se veía más viejo y feo que de costumbre. Desesperado, lo cogí y lo tiré contra el suelo…

-¿Qué hice mal, Diosito miyo? ¿Así me premias? ¿Qué t´ia pasau? ¿Por qu´eres malo conmigo?

Volví a mi cama y me senté a pensar qué había pasado. Me sentía más malo que nunca. Me mordía los labios de tanto querer explicarme lo sucedido. ¿Diosito se ha olvidado de mí? Pero, como dijo mi tata grande: “Él sabe lo que hace”. Me vestí d´ia pocos y´a duras penas, jui a lavarme pa´ir a desayunar… Una vez sentados a la mesa, mi mamitay me recibió con un abrazo y un beso más fuerte que nunca. Mi tata, hashendo de tripas corazón, con voz temblorosa me dijo:

-¿Por quéstáis tan callau? ¿T´iavís fijau bien lo qu´iabiya en tu ventana?

-¡Claro que sí; n´uabiya nada!

-D´iaseguro que n´uas revisau bien! ¡Maver, corre corriendo!

En una esquinita, ahí estaba un papelito doblado en cuatro. Lo tomé afanosamente entre mis manos y lo abrí: “Hubo otros niños más pobres que tú. Tu regalo te lo envío con los Reyes Magos. Paciencia Benito.

Regresé más tranquilo a la mesa. Ahora, el medio jarro de leche me sabía a gloria y al morder el pan me hacía olvidar el chocolate con bizcochos de otros años.

-¡Shempre hay que tener pasencia! ¡Dios tarda… pero nunca olvida!

Trote, trote, corrieron los días y las primeras lluvias pintaban de verde hasta los bordos de tuitas las chacras y por momentos pareciba que las cosas iban a cambeyar pa´mejorar la situashón de la casa. Las priocupadas caras de mis tatas me deciyan que las cosas iban igual o peyor. Mi padre deciya que no teniya ganas de comer su pan en el desayuno y me lo daba. Mi madre lo guardaba pa´la noche, porque si no sobraba la comida del almuerzo, solo quedaba tomar un jarro de té con un pan.

Llegó el ansiado cinco de enero, pero ya habiya aprendiu que no debiya comer tantas ansias ni esperar a los mencionados reyes, porque solo eran reyes y no tenían el poder de Diosito; luego, por un porcia, puse otra vez mi caucacho en la ventana. Redepente…me quedé dormiu.

El seis de enero ya habiya quedau pa´yir a´dorar al Niñito con toda la koriada del barrio, pero m´iubiera gustau mi regalito… Pero otra vez solo podía ver a lo lejos mi solitario y viejo caucacho… Conforme m´iba acercando más convenciu estaba de mi mala suerte. Lo tomé con mucha desesperanza y pena; pero empezaba a tener mis dudas…sin embargo, al coger mi zapatito gastau pude notar que habiya algo duro escondiu debajo de su lengua. Metí la mano y allí encontré algo que me llenó de emoshón: engüelto en papelito habiya un bultito en forma de ye. Quité su envoltura y vi, asombrau una linda y nuevita horqueta con su par de tirantes de jebe, coloraditos y su chapa hecha de cuero negro. Shempre habiya queriu una cacha, no solo p´espantar los perros bravos; sino, cazar ligerillos, halcones y lechuzas.

-¡Benitooo…! ¿Qué t´ian trayiu los reyes magos?

-¡Lo que tanto l´iabiya pediu: una linda cacha!

 

AREQUIPEÑISMOS: basado en el Diccionario de Arequipeñismos de Juan Gmo. Carpio Muñoz

Bordos: bordes; límite de una chacra

Cacha: horqueta; resortera

Cambeyar: cambiar

Caucacho: zapato viejo y seco

Chihuanco: pájaro grande que anuncia la lluvia

Huaspiar: atisbar

Koriada: o ccoriada, grupo de púberes

Ligerillo: cernícalo

Porcia: porsiacaso; por si acaso

Reyata: trozo de soga, soguilla; pita

Tojra: pedazo de tierra endurecida

Wiswi: sucio, cochino

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