S´iabiya despertau muy aflijiu dende la mañanita y´andaba pa´rriba y p´abajo; tuito inquieto d´iadentro pa´juera… d´iajuera pa´dentro; como si juera un perro ajeno, d´iotra casa. A mi confundiu tata, lo veyía tuito demacrau y d´aiseguro que no sabiya qu´iacer tampoco el diya d´iayer. Era 24 de dishembre y dende muchas semanas atrás m´iabiya segurau con una cartita qu´el Niñito Jesús me mandariya un camioncito de madera pa´ponerle su pequeña reyata o su pitita y poderlo jalar por tuito el zaguán o por los tres cuartos de nuestra casa.
D´iotro lau, la semana pasada habiya empezau a nublarse dende
tempranito bien cargau y solo se notaba unos pocos rayos de sol apenas me
despertaba. Y como shempre, los bulliciosos chihuancos de plumaje color de las
tocras y con su gran pico amarillo, rompiyan al alba y´era seña fija que las
lluvias se nos veniyan encima. Tamién mi´abiya fijau qu´en esos diyas mi padre
n´uiba a trabajar y que por las noches sentiya que mi madre se poniya a llorar
a moco tendiu. Sin saberlo, m´iadentraba una gran pena y m´iba a la cama con
unas ganas de romper a llorar junt´ua mi mamitay. Ese dolor me rompiya el pecho
y s´iba hashendo más juerte a cada rato y no sabiya qu´iacer pa´que los miyos no
siguieran sufriendo.
Iba a coger el sueño a pesar de todo cuando de pronto, se abrió
despacito la puerta de mi cuarto y furtivamente una cara conocida m´estaba
huaspiando:
-¿Benito, y´as dejau tu caucacho en la ventana?
-¡Sol´uepuesto una media… porque mis caucachos están muy wiswis…!
¡Y qué dirá el Niñito!
-¡Ponéle tu cartita adentro y verís qu´el solo tomará en cuenta tus
güenas acciones!
-¡Yo, me portau muy buen tuito el año… h´estudiau bastante y´esiu
muy obediente…! ¡D´iaseguro me traye mi camioncito…!
-¡D´iaseguro, hijito! Mas tení muy en cuenta que no solo sois vos
que le pide un regalo…
-¡Pero no todos s´ian portau como yo! ¿O nooo? ¿Vos que decís, mi
tata?
-Seya lo que seya… ¡Hay qu´iacectar su voluntá! ¡Tapatéee biennn… y
dormíte d´iunavez!
Pero aquel hombre se retiró compungido, cabizbajo y más preocupado;
hasta parecía que se iba secando con el dorso encallecido de su mano algunas
lágrimas que se le escapaban por la mejilla, propio de aquel inaguantable dolor
que le destrozaba el corazón al desbordarse su inmensa preocupación.
Apenitas sentí el canto de los gallos, salte de mi cama y corriendo fui
a la ventana para ver mi esperado camioncito. Conforme me acercaba mi desazón
crecía porque allí estaba solitario aquel zapato que se veía más viejo y feo
que de costumbre. Desesperado, lo cogí y lo tiré contra el suelo…
-¿Qué hice mal, Diosito miyo? ¿Así me premias? ¿Qué t´ia pasau?
¿Por qu´eres malo conmigo?
Volví a mi cama y me senté a pensar qué había pasado. Me sentía más
malo que nunca. Me mordía los labios de tanto querer explicarme lo sucedido.
¿Diosito se ha olvidado de mí? Pero, como dijo mi tata grande: “Él sabe lo
que hace”. Me vestí d´ia pocos y´a duras penas, jui a lavarme pa´ir a
desayunar… Una vez sentados a la mesa, mi mamitay me recibió con un abrazo y un
beso más fuerte que nunca. Mi tata, hashendo de tripas corazón, con voz
temblorosa me dijo:
-¿Por quéstáis tan callau? ¿T´iavís fijau bien lo qu´iabiya en tu
ventana?
-¡Claro que sí; n´uabiya nada!
-D´iaseguro que n´uas revisau bien! ¡Maver, corre corriendo!
En una esquinita, ahí estaba un papelito doblado en cuatro. Lo tomé
afanosamente entre mis manos y lo abrí: “Hubo otros niños más pobres que
tú. Tu regalo te lo envío con los Reyes Magos. Paciencia Benito.
Regresé más tranquilo a la mesa. Ahora, el medio jarro de leche me
sabía a gloria y al morder el pan me hacía olvidar el chocolate con bizcochos
de otros años.
-¡Shempre hay que tener pasencia! ¡Dios tarda… pero nunca olvida!
Trote, trote, corrieron los días y las primeras lluvias pintaban de
verde hasta los bordos de tuitas las chacras y por momentos pareciba que las
cosas iban a cambeyar pa´mejorar la situashón de la casa. Las priocupadas caras
de mis tatas me deciyan que las cosas iban igual o peyor. Mi padre deciya que
no teniya ganas de comer su pan en el desayuno y me lo daba. Mi madre lo
guardaba pa´la noche, porque si no sobraba la comida del almuerzo, solo quedaba
tomar un jarro de té con un pan.
Llegó el ansiado cinco de enero, pero ya habiya aprendiu que no debiya
comer tantas ansias ni esperar a los mencionados reyes, porque solo eran reyes
y no tenían el poder de Diosito; luego, por un porcia, puse otra vez mi
caucacho en la ventana. Redepente…me quedé dormiu.
El seis de enero ya habiya quedau pa´yir a´dorar al Niñito con toda la
koriada del barrio, pero m´iubiera gustau mi regalito… Pero otra vez solo podía
ver a lo lejos mi solitario y viejo caucacho… Conforme m´iba acercando más
convenciu estaba de mi mala suerte. Lo tomé con mucha desesperanza y pena; pero
empezaba a tener mis dudas…sin embargo, al coger mi zapatito gastau pude notar
que habiya algo duro escondiu debajo de su lengua. Metí la mano y allí encontré
algo que me llenó de emoshón: engüelto en papelito habiya un bultito en forma
de ye. Quité su envoltura y vi, asombrau una linda y nuevita horqueta con su
par de tirantes de jebe, coloraditos y su chapa hecha de cuero negro. Shempre
habiya queriu una cacha, no solo p´espantar los perros bravos; sino, cazar
ligerillos, halcones y lechuzas.
-¡Benitooo…! ¿Qué t´ian trayiu los reyes magos?
-¡Lo que tanto l´iabiya pediu: una linda cacha!
AREQUIPEÑISMOS: basado en el Diccionario de Arequipeñismos de Juan Gmo.
Carpio Muñoz
Bordos: bordes; límite de una chacra
Cacha: horqueta; resortera
Cambeyar: cambiar
Caucacho: zapato viejo y seco
Chihuanco: pájaro grande que anuncia la lluvia
Huaspiar: atisbar
Koriada: o ccoriada, grupo de púberes
Ligerillo: cernícalo
Porcia: porsiacaso; por si acaso
Reyata: trozo de soga, soguilla; pita
Tojra: pedazo de tierra endurecida
Wiswi: sucio, cochino
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