Si hay algo que, en última instancia, se quiere cambiar en el fútbol es aquella actitud insultante y denigrante que, hasta hace muy poco, era altamente artera y faulera (a la altura de la cara); estúpida, pues se daba en una confrontación deportiva y extremadamente pasional (tal vez por ello mismo), donde el color negro era el ladrillo o, en el peor de los casos, el reverendo kingKong de diez kilos lanzado a todo pulmón para hacer llegar un fervoroso y atento reclamo al hijo de la guayaba que se atrevió a co-meter un leve takle al mejor de tus delanteros; esto en el caso de tratarse de cualquiera de tus “jugadorazos” tocados en pleno partido.
Mis profundos y largos estudios chamanísticos
todavía no son lo suficientemente competentes para poder alumbrar algunas luces
sobre los prejuicios ancestrales que hasta ahora encierra dicho calor y color quemado
a forro, pero… este, casi siempre ha estado asociado sentimentalmente a luto,
dolor, oscuridad, miedo y espanto; de allí que cuando uno escuchaba: “…fulano
es un negro de m…” el prototipo aludido no solo venía cargado con un tostadito
playero, un bronceado algo intenso o un simple azul marino profundo; sino, que
aquella expresión encerraba uno de los peores insultos, plenos de sucia burla,
desprecio y enconado racismo. Pero… cuando, por el contrario, uno contemplaba,
anonadado, estúpido y babeando un par de espectaculares caderas cimbreantes con
las que una fulana te llevaba de aquí para allá y al toque te convertía en
confeso caníbal, solo podías exclamar: “!Mi negra linda, estás para
comerte!”
Es decir que, en ese momento, perdías la razón, tu sólidos principios y
el alma entera; se te salía el corazón y los ojos; mientras que querías
convertirte en el hombre-plástico, porque tus manos se estiraban tanto en pos
de aquel cuerpo voluptuoso que con dada paso te cantaba: Acércate más y más..
pero mucho más…
-Pero… Boss, la tuya es una típica reacción animal, instintiva y
cuaternaria; dinosáurica… ejmmm… Ahora con los bicentenarios… los millenials y
los zetas, ya no existe tal cosa… !Son arcaísmos!
-¡¿´Tas tú?! Hace pocos instantes, en el Palacio de los Deportes
de París, acaban de suspender un partido de la Champions League por culpa de
uno de los de negro…
-Pero… si en la Ciudad Luz hay miles de miles de colorados llegados
del Costa de Marfil, Martinica, Guadalupe, Senegal, etc.etc.; es decir, allí, hay
mestizos como mote y zambos como cancha…
-¡No! Yo me estoy refiriendo al cuarto hombre de negro; al juez
de fútbol fuera de la cancha… El que en un momento determinado llamó al juez
principal y le dijo: -¡A ese negro, que es el asistente de Coach de Estambul,
hay que sacarle tarjeta porque continuamente está jode y jode; reclamando wadas
hasta por las puras… Sí, a ese negro, a
ese…!
Seguramente, pensando que mesié Negrón era más sordo que Beethoven o
que no entendía el rumano, cuando el referido estaba más enterado que nadie y
más amarillo que un chino de fonda porque la bilis, negra de furor, le chorreaba
por cilindros y se le había subido hasta sus miles de rulitos que de pura pica-pica
se le cayeron; dejándolo como una bola de boliche…
-¡Estás mal, my Cheff! Esa es la versión que ha salido en la TV
francesa. Lo cierto es que tal hombre de negro; es decir, el cuarto asistente,
no dijo o no lo llamó de esa manera; la cosa fue más grave… Ta, ta, ta, tannn…
-¡Translate in
Spanish, please! Ce qui s´est passé, monsieur Q´Lebrón?
-Que el muy desgraciado del cuarto referí, efectivamente, previa oscura
mirada inquisidora y despectiva, llamó al juez principal por los parlantes el
estadio, hizo suspender el partido y a todo pulmón gritó:
-¡Atencion! Su atención, por favor, señor juez principal: tenga
presente que durante todo el tiempo de jugado este partido, ese won
(señalándolo con los cinco dedos), no ha dejado de gritar y observar todas sus
decisiones tomadas y…
-¿A quién se refiere, mi querido ayudante, mesié juez de campo?
-¡Al won ese! (Y levantó los otros cinco dedos)
-¿Cómo dice que dice?
-¡Weón, señor juez!
-¡No puede ser… usted debe estar equivocado!
-¡En serio… o es un Weón, un webón o solo un won! ¡Con toda
seguridad… si no, véale la cara…! Que está recontra negro de preocupación…!Ese
won!
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