jueves, 29 de octubre de 2020

CALDO DE CHOROS

 A simple vista, pareciera que la lectura de este título huele a mariscos del año pasado porque, evoca a plagio o a una edición recurrente, sea por falta de tiempo o cualquier otra situación de carácter imponderable: flojera, carencia de ideas o simplemente tratar de meterles gato por liebre; aunque más fácil hubiera sido cambiarlo o modificarlo ligeramente, pero sabiendo lo pillos que son ustedes, mis fieles choches; cometería una estupidez mayúscula imperdonable y, en el colmo de la conchudez, automáticamente, me convertiría en otro molusco listo para el caldo.

Y bueno, para dilucidar la diferencia entre la sopa servida, gozada y digerida; con este caldo, listito para saborearlo, espero que no sea necesaria la presencia de nuestro voluminoso y consagrado chef Gastón Acurio; sin embargo, creo estar seguro de utilizar esta expresión para un titular referido a la situación sucio-económica en la cual nos encontramos, a la luz del octavo mes de pandemia y próximos al noveno, para, en forma inminente, alumbrar un rebrote de la G.P. Aunque todo el mundo sueñe con aquella vacuna capaz de hacernos abortar ese virus super contagioso y de carácter mortal; pero dado  que el confinamiento ha sido muy prolongado e inusual entre los paisanos nacional-sucialistas: estar encasa más de tres días seguidos, chapar el mismo forro y aguantar todo el día a las wawas. Sin lugar a dudas que ha ocasionado graves efectos colaterales: arritmia camatoria, graves ahogos por la subida permanente de los cocos hasta las amígdalas, fribrosis en las patas por falta de ejercicios y aumento de las hemorroides, hasta convertidas en fresas salvajes.

Pero, como dicen los gorgojos, ¡vamos al grano! aquello que inicialmente era o fue considerado como una simple sopa (pero una no cualquiera), sino, por la cantidad de choros encontrados en las calles, los barrios o las ciudades, al punto que daba miedo pedir la suspensión del estado de sitio, porque con tanto choro agazapado y amenazante en cualquier parque, centro comercial o lugar alejado, hacía pensar que, ineludiblemente caeríamos en una singular sopa, debido a la inmensa cantidad de ratas, rateros y raqueteros que, más temprano que tarde, estábamos conviviendo en una espeluznante sopa de choros.

Mas, hoy en día, no solo son el tipo de moluscos los anteriormente nombrados; ahora, inclusive comprende a los ex empleados, obreros, ayudantes y chulis despedidos, gracias a las  recomendaciones de sus mismas empresas choriles, debido a que “cambiaron de régimen” o se reinventaron en pequeños aficionados al hurto de un día al otro y, ni cortos ni perezosos, viendo la necesidad del prójimo, se conmovieron hasta las lágrimas y duplicaron y triplicaron el precio de sus productos y se convirtieron en verdaderos comerciantes.

-Caserita… ¿a cómo están sus huevos?

-¡A solo cinco soles, caserita!

-¿La docena?

-¡¿Qué le pasa a usted, cree que me regalan los huevos, nooo… ¡Cada huevo a cinco soles!

Pero la cosa no ha quedado allí (cada vez es “más peor”); averiguando, en este pequeño breake que nos ha dado generosamente el Covid-9, la cuestión del choraje está en alza; es decir, que la cosa viene desde bien arriba y, nosotros como buenos wones, seguimos creyendo que es por defecto, es decir, efecto colateral por la urgencia, necesidad de ayuda y de atención; pero ni el uniforme, ni el respeto a su institución o a sí mismo, serían capaces de hacer olvidar los principios más elementales de honradez, veracidad y compromiso:

-Efectivamente, hemos comprado un millón quinientas mil mascarillas de la mejor calidad y el menor costo, para…

-¿Y por qué solo se repartieron doscientas cincuenta en algunos AA.HH. y su costo figura a 25 soles cada una y son las de más baja calidad?

Y siguiendo con esta novela de terror y ciencia ficción, parece que no solo nos siguen metiendo la mano entera, que además ocupamos el peor sistema de asistencia sanitaria, que tenemos la mayor cantidad de muertos por millón de infectados. Pero, por simple tradición, seguimos ocupando un lugar privilegiado en el mundo gastronómico:

-¿Quieres decir, amigo, que seguimos siendo toda una potencia en cuanto calidad y diversidad de los platos más exquisitos en el mundo entero?

-¡Sí! Sobre todo en el menú a la carta que dice: ¡Caldo de Choros! Cada vez es más rico y exclusivo… Y nadie dice, ni hace nada…

-Es que nuestra exclusividad son los choros y debemos cuidar nuestra primera ubicación  a nivel mundial; porque no los pueden robar… ¡Y eso sí que no lo vamos a permitir!

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