A simple vista, pareciera que la lectura de este título huele a mariscos del año pasado porque, evoca a plagio o a una edición recurrente, sea por falta de tiempo o cualquier otra situación de carácter imponderable: flojera, carencia de ideas o simplemente tratar de meterles gato por liebre; aunque más fácil hubiera sido cambiarlo o modificarlo ligeramente, pero sabiendo lo pillos que son ustedes, mis fieles choches; cometería una estupidez mayúscula imperdonable y, en el colmo de la conchudez, automáticamente, me convertiría en otro molusco listo para el caldo.
Y bueno, para dilucidar la diferencia entre la sopa servida, gozada y
digerida; con este caldo, listito para saborearlo, espero que no sea necesaria
la presencia de nuestro voluminoso y consagrado chef Gastón Acurio; sin
embargo, creo estar seguro de utilizar esta expresión para un titular referido
a la situación sucio-económica en la cual nos encontramos, a la luz del octavo
mes de pandemia y próximos al noveno, para, en forma inminente, alumbrar un
rebrote de la G.P. Aunque todo el mundo sueñe con aquella vacuna capaz de
hacernos abortar ese virus super contagioso y de carácter mortal; pero
dado que el confinamiento ha sido muy
prolongado e inusual entre los paisanos nacional-sucialistas: estar encasa más
de tres días seguidos, chapar el mismo forro y aguantar todo el día a las wawas.
Sin lugar a dudas que ha ocasionado graves efectos colaterales: arritmia
camatoria, graves ahogos por la subida permanente de los cocos hasta las
amígdalas, fribrosis en las patas por falta de ejercicios y aumento de las
hemorroides, hasta convertidas en fresas salvajes.
Pero, como dicen los gorgojos, ¡vamos al grano! aquello que
inicialmente era o fue considerado como una simple sopa (pero una no
cualquiera), sino, por la cantidad de choros encontrados en las calles, los
barrios o las ciudades, al punto que daba miedo pedir la suspensión del estado
de sitio, porque con tanto choro agazapado y amenazante en cualquier parque, centro
comercial o lugar alejado, hacía pensar que, ineludiblemente caeríamos en una
singular sopa, debido a la inmensa cantidad de ratas, rateros y raqueteros que,
más temprano que tarde, estábamos conviviendo en una espeluznante sopa de
choros.
Mas, hoy en día, no solo son el tipo de moluscos los anteriormente
nombrados; ahora, inclusive comprende a los ex empleados, obreros, ayudantes y
chulis despedidos, gracias a las
recomendaciones de sus mismas empresas choriles, debido a que “cambiaron
de régimen” o se reinventaron en pequeños aficionados al hurto de un día al
otro y, ni cortos ni perezosos, viendo la necesidad del prójimo, se conmovieron
hasta las lágrimas y duplicaron y triplicaron el precio de sus productos y se
convirtieron en verdaderos comerciantes.
-Caserita… ¿a cómo están sus huevos?
-¡A solo cinco soles, caserita!
-¿La docena?
-¡¿Qué le pasa a usted, cree que me regalan los huevos, nooo… ¡Cada
huevo a cinco soles!
Pero la cosa no ha quedado allí (cada vez es “más peor”); averiguando,
en este pequeño breake que nos ha dado generosamente el Covid-9, la cuestión
del choraje está en alza; es decir, que la cosa viene desde bien arriba y,
nosotros como buenos wones, seguimos creyendo que es por defecto, es decir,
efecto colateral por la urgencia, necesidad de ayuda y de atención; pero ni el
uniforme, ni el respeto a su institución o a sí mismo, serían capaces de hacer
olvidar los principios más elementales de honradez, veracidad y compromiso:
-Efectivamente, hemos comprado un millón quinientas mil mascarillas
de la mejor calidad y el menor costo, para…
-¿Y por qué solo se repartieron doscientas cincuenta en algunos
AA.HH. y su costo figura a 25 soles cada una y son las de más baja calidad?
Y siguiendo con esta novela de terror y ciencia ficción, parece que no
solo nos siguen metiendo la mano entera, que además ocupamos el peor sistema de
asistencia sanitaria, que tenemos la mayor cantidad de muertos por millón de
infectados. Pero, por simple tradición, seguimos ocupando un lugar privilegiado
en el mundo gastronómico:
-¿Quieres decir, amigo, que seguimos siendo toda una potencia en
cuanto calidad y diversidad de los platos más exquisitos en el mundo entero?
-¡Sí! Sobre todo en el menú a la carta que dice: ¡Caldo de
Choros! Cada vez es más rico y exclusivo… Y nadie dice, ni hace nada…
-Es que nuestra exclusividad son los choros y debemos
cuidar nuestra primera ubicación a nivel
mundial; porque no los pueden robar… ¡Y eso sí que no lo vamos a permitir!
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