jueves, 23 de julio de 2020

FROZEN


Lo de anoche, para este pechito, fue realmente una tormenta; pues pasé toda una vigilia haciéndolo de un inmenso y estúpido bloque de hielo al cubo; pues, como nunca, pude tirarme de pe a pa, toda una jodida jornada en blanco; con los oclayos desorbitados y fijos como dos ojos de buey al tratar de cerrar, bajo llave, las persianas, a fin de chapar un par de minutos tirando jato a forro, porque en todo ese santo día me había molido el lomo trabajando como un burro. Todavía congelado, bruto y estupefacto, porque además en el colchón podía leer en grandes letras PARAÍSO, y al toque, me imaginaba sol, playita ardiente, hot chicocas en pelotas; más, la realidad me devolvía a un pobre témpano, calato y queriendo chapar en plena estepa siberiana. Para atenuar los gélidos vientos solo pude chapar las cobijas, con tan mala suerte, pues eran verdaderas hojas de calamina y las sábanas, dos inmensas planchas de hielo.

A eso de las tres de la madrugada, mi cuarto era una cámara frigorífica, donde caía abundante nieve y una avalancha puso mi nariz como un iceberg entre dos lagos congelados. Quise sacar una mano para limpiarme las legañas y los mocos que parecían crueles estalactitas, pero me detuve a medio camino: un clásico crack retumbó dentro de la cama y, al toque, dije: -¡Ta que se me partió el brazo! No me acordé del yeso que me habían colocado en el otro brazo, donde la noche anterior apoyé todo mi puerco.

Ya estaba amaneciendo y los chiwankos piaban lastimeramente en el jardín: ¡Tamos jodidos! -me dije; entreabrí la cortina de la ventana y una feroz ráfaga de viento helado, misma cortina metálica, casi me parte en dos. Quise apoyarme en la mesita de noche y se hizo la noche, cayendo de puerco entero sobre la bacinica llena de orines que me bañó toda la fachada. Temblando, levanté las calaminas y otra vez recuperé mi estado de chupete versión helado de fresa y los dientes se metieron en la danza creando en un solo de castañuelas. Solo quedaban con vida mis dos pelotitas… de cristal y las tuve que empujar para saber qué diablos estaba pasando por la TV:

En la pantalla, una hermosa modelo revestida con doble chompa de lana y abrigo de oso, tomó asiento y destapó… por los bajos, un par de piernotas bajo la mini-mini; para mostrar al aire una inusual ronquera, diciendo, hecha todo un hombre:

-Amables televidentes, esta es una noticia muy alentadora, los técnicos del tiempo tienen unas noticias que seguramente van a cambiar los helados día de estas semanas… ¡Adelante, Capitán Frío!:

-¡Queridos amigos… Aquí, sus amigos del tiempo, lo sentimos… pero tenemos que darla:… una noticia muy fría de parte del JODAMHI, digo del SENAMHI… aunque no es nuestro deseo… a partir de la semana pasada, ha empezado nuestra estación de invierno… pero este no es el de otros  años… y seguramente lo han podido comprobar ustedes en carne propia… pues desde anoche, los fuertes vientos australes, más la inusual corriente de Humboldt y las dos semanitas tenidas con cielos totalmente nublados… Nos aseguran que lo bueno; digo, que lo peor… las temperaturas más bajas de los últimos años se nos vienen encima… Es decir, si en el momento estamos con el Síndrome del Refrigerador, pronto… mañana o en una hora… posiblemente lleguemos a los 20° bajo cero, con tendencia a la baja… y que como estamos en la calle… es todo cuanto resta, y solo nos quedaría por recibir gratuitamente el Síndrome de Hilarión, por el cual podemos quedarnos de por vida en estado hilarante, a pesar de la cruel pandemia, los bonos extraviados, las cutras a la orden y los últimos chistes del Circo Chongresal, que son para mearse de la risa y los disparos salgan como balitas de hielo… Pero, amables televidentes, no se arruguen, esto no es nada; porque viene una noticia esperanzadora: el Pecho-frío del Sonsonaro, desde Río de Janeiro; nos está enviando 50 escuelas de samba para calentar un poco el ambiente y más tarde podremos recuperar nuestro ponderado calor nacional; sobre todo, cuando se destapen todas las embarradas cometidas en los últimos meses de la Pandemia… ¡No se calienten tanto por estos simples cubitos de hielo… que pronto estarán por descubrirse toda una avalancha de icebergs!


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