Lo de anoche, para este pechito,
fue realmente una tormenta; pues pasé toda una vigilia haciéndolo de un inmenso
y estúpido bloque de hielo al cubo; pues, como nunca, pude tirarme de pe a pa, toda
una jodida jornada en blanco; con los oclayos desorbitados y fijos como dos
ojos de buey al tratar de cerrar, bajo llave, las persianas, a fin de chapar un
par de minutos tirando jato a forro, porque en todo ese santo día me había
molido el lomo trabajando como un burro. Todavía congelado, bruto y estupefacto,
porque además en el colchón podía leer en grandes letras PARAÍSO, y al toque, me
imaginaba sol, playita ardiente, hot chicocas en pelotas; más, la realidad me
devolvía a un pobre témpano, calato y queriendo chapar en plena estepa
siberiana. Para atenuar los gélidos vientos solo pude chapar las cobijas, con
tan mala suerte, pues eran verdaderas hojas de calamina y las sábanas, dos inmensas
planchas de hielo.
A eso de las tres de la
madrugada, mi cuarto era una cámara frigorífica, donde caía abundante nieve y una
avalancha puso mi nariz como un iceberg entre dos lagos congelados. Quise sacar
una mano para limpiarme las legañas y los mocos que parecían crueles
estalactitas, pero me detuve a medio camino: un clásico crack retumbó dentro de
la cama y, al toque, dije: -¡Ta que se me partió el brazo! No me acordé
del yeso que me habían colocado en el otro brazo, donde la noche anterior apoyé
todo mi puerco.
Ya estaba amaneciendo y los
chiwankos piaban lastimeramente en el jardín: ¡Tamos jodidos! -me dije;
entreabrí la cortina de la ventana y una feroz ráfaga de viento helado, misma
cortina metálica, casi me parte en dos. Quise apoyarme en la mesita de noche y
se hizo la noche, cayendo de puerco entero sobre la bacinica llena de orines
que me bañó toda la fachada. Temblando, levanté las calaminas y otra vez
recuperé mi estado de chupete versión helado de fresa y los dientes se metieron
en la danza creando en un solo de castañuelas. Solo quedaban con vida mis dos
pelotitas… de cristal y las tuve que empujar para saber qué diablos estaba
pasando por la TV:
En la pantalla, una hermosa
modelo revestida con doble chompa de lana y abrigo de oso, tomó asiento y destapó…
por los bajos, un par de piernotas bajo la mini-mini; para mostrar al aire una
inusual ronquera, diciendo, hecha todo un hombre:
-Amables televidentes, esta es
una noticia muy alentadora, los técnicos del tiempo tienen unas noticias que
seguramente van a cambiar los helados día de estas semanas… ¡Adelante, Capitán
Frío!:
-¡Queridos amigos… Aquí, sus
amigos del tiempo, lo sentimos… pero tenemos que darla:… una noticia muy fría
de parte del JODAMHI, digo del SENAMHI… aunque no es nuestro deseo… a partir de
la semana pasada, ha empezado nuestra estación de invierno… pero este no es el
de otros años… y seguramente lo han
podido comprobar ustedes en carne propia… pues desde anoche, los fuertes
vientos australes, más la inusual corriente de Humboldt y las dos semanitas tenidas
con cielos totalmente nublados… Nos aseguran que lo bueno; digo, que lo peor… las
temperaturas más bajas de los últimos años se nos vienen encima… Es decir, si
en el momento estamos con el Síndrome del Refrigerador, pronto… mañana o en una
hora… posiblemente lleguemos a los 20° bajo cero, con tendencia a la baja… y
que como estamos en la calle… es todo cuanto resta, y solo nos quedaría por recibir
gratuitamente el Síndrome de Hilarión, por el cual podemos quedarnos de por
vida en estado hilarante, a pesar de la cruel pandemia, los bonos extraviados,
las cutras a la orden y los últimos chistes del Circo Chongresal, que son para
mearse de la risa y los disparos salgan como balitas de hielo… Pero, amables
televidentes, no se arruguen, esto no es nada; porque viene una noticia
esperanzadora: el Pecho-frío del Sonsonaro, desde Río de Janeiro; nos está
enviando 50 escuelas de samba para calentar un poco el ambiente y más tarde
podremos recuperar nuestro ponderado calor nacional; sobre todo, cuando se destapen
todas las embarradas cometidas en los últimos meses de la Pandemia… ¡No se
calienten tanto por estos simples cubitos de hielo… que pronto estarán por
descubrirse toda una avalancha de icebergs!
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