Había transcurrido dos semanas
desde ese domingo en el cual, reunida la familia entera en nuestra casa, todos
habían sido convidados para festejar el santo de mi tata y que, por feliz
coincidencia caía el lunes 6 ; mejor dicho, en ese próximo fin de semana. Mi
madre y mis hermanos hicieron un repaso de los convidados “Pa´que no se les
escape ninguno; sino, los enojos saltarían como conejos cimarrones”.
-¿Ya t´iabís enterau, nooo,
hijito? Este domingo estamos de mantel largo… D´iaseguro, tuita la jamilla
v´astar aquí; porque ya saben qu´enesta casa se come rico y se festeja mejor…
Así que ya me mandau a´cer mi traje nuevo p´astar bien pije ya´ver si conquisto algunas
maltonas… Yo le comprau unos hermosos caucachos a tu tata… Y vos, ¿y´astás
preparau? ¿Querís una telada nueva? ¿Y tu regalo?
-¡No te preocupes, abuelo
Panchito! Que tu nieta preferida, la Marga, me ha vestido de pies a cabeza… ¿No
ves que todo el mundo va a venir a vernos de arriba abajo, para poder tener de
qué rajar luego? Creo que todos van a estar ´pa´mirarles la cara´… ¡No te
confundas, que todo está listo!
-¡Creyo que sí… porque, sin
querer, m´enterau que ya avisaron al compadre Juan de Dios Zegarra, El Mulo
Prieto… El de Vítor, pueee… pa´que nos mande esos riquísimos camarones llotos, esas
uvas italia y las cuatro cantarillas de vino… Mas creyo que tabién y´an pediu
dos arrobas del chimbango de Uchumayo… ¡Sí, pueee… hijito, los festejos van
estar más mejor que la Fiesta de la Cruz, Tatitoy…!
-¡Yo también creo que así
será, porque mi mamita y mis hermanas, desde enero, han estado bordando un
nuevo mantel blanco y muchas servilletas; mis hermanos mayores han comprado una
mesota para el comedor y las bancas parecen de iglesia: grandotototas… Van a
matar un borrego que está bien engordado y también hay un cuche maltoncito…
Además dos docenas de cuyes padrillos ya están en capilla… Pero también han
estado renegando…Parece que lo único que no han conseguido es el anisado; todo
está listo para hacer la chicha dulce y del güiñapo, ni hablar, tenemos dos
fanegas.
-¿Y del baile, qué sabís
del baile? Porque e´nesta Tierra nos gusta remoler como trompos cucas y´al
final, shempre, como cierre de fiesta: a levantarse las polleras y arremangarse
los calzones pa´zamparse un feroz chancapapas… ¡Claro que empezáis cantando los
sentius yaravíyes del Melgar y conforme se callentan los ánimos, chapáis una
comadre y temandáis una pampeñita de rompe´yrraja, hasta que los caucachos se
rompan y los candiles n´ualumbren…!
-¡Sí, abuelito; pero aparte de
las dos guitarras que tenemos, mis hermanos creo que van a conseguir un aparato
de esos que tocan discos… que tienen un perrito y hay que darle cuerda… Lo que
no hay son los discos… que son para tocar otro tipo de música…
-¡Maver…! ¿Qué quieren
hacer estos coros? Sufishente con dos güenos cantores pa´legrar la fiesta… Vos
verís que, con unos cuantos jarros de vino, más el chimbango, tuitos vamos a
trinar como jílgueros. Sí, si, ya sé… Eso de la llamada vitrola o victrola es
pa´los calas calzón sin forro… Nosotros debemos seguir remoliendo con la música
de shempre; pero si tu tata quiere… “Allá vaya cada loco con su tema”. Yo,
mientras, voy buscar mi fino Borsalino de paño.
Llegado el esperado domingo,
parecía que también el sol se había levantado alegre y más temprano. Corriendo
fui al establo de doña Julia Barreda para comprar la leche al pie de la vaca y
hacerle su chocolate a mi tata; el pan de tres cachetes todavía estaba
calientito y la larga mesa vestía sus mejores galas. Cada quien estaba en su
lugar, vestido lo mejor posible para la ocasión. Mi abuelito Pancho estaba
ocupando una de las cabeceras y todos, ansiosos, estábamos esperando que
aparezca el dueño del santo. Y mi tata, como nunca, venía reciamente estirado;
orgulloso y con una franca sonrisa de oreja a oreja. Los saludos y abrazos,
junto con los buenos deseos nuestros no se hicieron esperar; las lágrimas de mi
mamita y las de mis hermanas también se hicieron presentes y el abrazo de fondo
era dado con el otro tronco más viejo, que se juntaron en un sentido apretón y ese
palmoteo mutuo en el lomo, nos encendió el ánimo.
A eso de las once, con pleno sol,
los parientes e invitados empezaron a caer y nos cobijamos bajo la sombra de
unos robustos molles que teníamos al fondo, en la huerta. Para medio día, los
buches y los toncoris ya estaban pidiendo más mote con trozos de queso fresco,
tan solo como una simple entradita y, al rato, mi madre, invitó a todos pasar
al comedor. En la interminable mesa, sentados, estaban todos los mayores; en
las tres mesas contiguas, toda la tracalada de chicos y chicas maltones, las
jóvenes mamás con sus wawas y nosotros, los coros.
Después de la comilona, esos
guargëros habían secado las cantarillas de chicha dulce, aparecieron las
botellas del anís Nájar y, al rato, no se hicieron esperarlos jarros de
chimbango, Los rostros tomaban rojizos matices y las palmas y jaleos pedían
parejas pa´romper el piso, con las alegres pampeñitas. Los ánimos subieron al
tope y casi a media noche, la voz ronca de mi amado tata resongó:
-¡Tuitos vamos a bailar
este alegre chancapapas! ¡Salgan a bailar todos… Sí, tuitos!
Hasta los ojos me bailaban de tanta emoción… porque
esos ojitos verdes de mi prima danzaban con los míos y feliz esperaba, tomados
de la mano, ¡que esa pampeña no acabe nunca!
AREQUIPEÑISMOS:
basado en el Diccionario de Arequipeñismos de Juan Gmo. Carpio Muñoz
Borsalino: sombrero fino de paño; su marca
Buche: estómago en las aves; fig.
Cala calzón sin forro: para referirse a los citadinos
Candil: lamparín modesto hecho en una lata de leche, con kerosene y su mecha de tela o pita
Cantarilla: vasija exagonal para guardar líquidos
Caucachos: zapatos
Chancapapas: huaynito
Chimbango: bebida tradicional hecha en base a higos
Lloto: camarón grande con tenazas inmensas
Pampeña: baile típico local parecido a la marinera
Pije: elegante, bien vestido
Rajar: comentar
Toncori: tráquea
Trompo Cuca: trompo saltarín.
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