-¿Nadies han vido and´idejau
mis queridos caucachos?
La voz estentórea del viejo
resonaba por toda la casa y la verdad era que se sentía amargado por haberle “caído
la nevada” esa fría mañana y ello hacía que sus ánimos estuviesen sumamente
caldeados.
-¡Buenos días, abuelito
Pancho! ¿Qué es lo que te pasa?
-¡D´iaseguro que poray
s´ian trompezau con mis caucachos y me los han jondiau a la huerta gual techo,
solo con el fin de joder la pasensha…Eso deben haber hecho los sajras de tus
hermanos… Pero dejáme que los chape y les rompo el culo a zurriagazos… ¡Dende
que mi levantau estoy patacala y ya tengo las patas como dos sillares
congelaus…
-Pero… abuelito, ¿no te acuerdas
dónde los has dejado?
-¡Ande shempre los sé
dejar! ¡Ahí puesss… junto a mi catre! Por si hay temblor y…
-¡Para que duermas más rico!
¿Nooo?
-¡Juera d´iaquí, mocoso del
diablo! ¡Vos también te burláis de tu
agüelo! ¡Yo me lavo las patas todas las noches! ¡No soy com´un coro que lúestoy
catiandooo…
-¡No abuelito, solo lo hacía
para que te rías un poco! Como está nublado y parece que ha caído la nevada…
-¿Tuaviya seguís jodiendo
la pita? Maver… subíte al techo, diaseguro qu´estos badulaques…
-¡Sí, abuelito; aquí están! No
te amargues… seguro los han puesto a horear…
-¡Y dale la mula al máiz!
Pasáme también la gamela pa´lavarme en tu delante…
-Abuelito, ¿puedo darte un
consejo para que te no suceda lo mismo otro día?
-¡Maver, hijito… ¿Cuá
será?!
-Desde esta misma noche vas a
tener que amarrar tus zapatos a la pata de tu catre… para que no se te escapen…
ja, ja, ja.
-¡Bajá nomá, apuráteee! Qu´iapenas
te chape, te´gua cascar el lomo a latigazos pa´que aprendáis a no burlarte de
tu tata mayor… ¡Bajáteee nomá y verís lo qu´es rico!
Hacia media mañana el sol estaba
radiante y mi abuelo ya estaba riéndose a carcajadas. Se quitó sus preciados
zapatos, aunque rotos, eran parte de su vida. Se quitó el saco, se remangó los
pantalones y buscó su sombrero huacali. Tomó una pala y gritó:
-¡Pepitooo, pepitooo,
acompañaméee; voy a huaspiar algunas tabladas d´ialfalfa… ya no tenemos n´iun
tantito… Vamos aver d´iande cachimos una brazada en la tarde; ¡Tenís
qu´iacompañar a tu queriu tata!
Salimos por la parte de atrás de
la casa y pronto cruzamos el puente de troncos que nos servía para pasar al
otro lado del acequión; más allá estaba la torrentera que servía de límite para
ascender a las grandes extensiones de sembríos cubiertos de verduras, trigo y
alfalfa.
-¡Hijito, tenís que
quitarte esos machuchos y´arremangarte los calzones pa´chimbar la lloclla.
Luego, subimos pa´rriba hast´el bordo de las chacras del Macote y y´astamos en
las tabladas… Mientras tanto, te gua hablar acerca del orden; porque tuaviya
vos tenís metiu en la torocma que lo d´esta mañana es por mi desorden; ¡n´ues
así! ¿Qué decís, vos, le metemos a la conversa?
-¡Claro, pue, abuelo Panchito;
mientras le metemos diente a estos aurimelos y los blanquillos que he traído de
la casa…
-¡Hombre precaviu, vale por
dos! Güeno, güeno… s´iay una virtú muy importante pa´un hombre, esta es la que
conocís bajo el nombre de orden; sí, el orden es una cualidá tan necesaria como
l´ues la puntualidá.
-Pero eso no se aprende… cada
quien sabe que hay que poner las cosas donde corresponden, ¿nooo?
-En tu caso, ya lo tenís
estableciu, porque dende qu´eras una criatura, tú veíais cómo tu mamita
colocaba tuita tu ropita ordenada en los pies de tu cuna; porque dende que te
levantabas cada diya, teniyas que saludar al Tatito y a la Mamita de Chapi;
luego, luego a tus tatas y las personas mayores; primero te poniyais la camisa,
luego los calzones; tus medias y tus caucachos. Si teniyas que salir a comprar
la leche y´el pan; a colocarse el poncho y tu sombrero. ¡Ya visss… primero es
lo primero y después lo que viene… No podemos desayunar en la noche o merendar
por la mañanita…
-Pero, entonces… Solo es cuestión
de costumbre ¿nooo?
-¡No, m´ijo! En el hombre,
es una cuestión de necesidá. Dende qu´iaparecimos sobr´esta tierra, aprendimos
que shempre hay un antes y un después; cada diya, primero sale el sol y por la
tarde s´escuende; com´uesta fruta, si está verde es chuma, pero a su tiempo, ya
madura es dulce como la miel. El orden es uno de los principios que nos hizo gentes;
es lo que nos hace personas. Mientras tengáis más orden en lo qu´iacís, mejores
resultados tendrís… Si vos ponís las cosas en su sitio, entonce…
-¡Se te pierden los zapatos!
-¡Creyo que recién
t´iacayiu la nevada! ¡Estáis más terco que una mula, hijito!
AREQUIPEÑISMOS: basado en el Diccionario de
Arequipeñismos de Juan Gmo. Carpio Muñoz.
Badulaque: ocioso, vago
Brazada: todo aquello que se abarca con ambos
brazos
Cachir: arrancar alfalfa con las manos
Cascar: pelar; quitar la carne a un hueso con los
dientes
Catiar: ver, avistar; percibir
Caucachos: zapatos corrientes, gastados pero muy
cómodos
Chuma: sin sabor, soso
Huaspiar: atisbar, observar sigilosamente
Huacali: sombrero de ala ancha
Jondiar: lanzar, arrojar con una honda; meter,
Nevada: susceptible estado de ánimo del arequipeño
cuando el cielo está nublado
Sajra: diablo, diablillo; juguetón, mataperro
Tablada: chacra o chacras
sembradas con el mismo producto
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