jueves, 30 de abril de 2020

DOBLE PANDEMIA



A simple vista, pareciera que, con esta afirmación, trato de asustar más al sufrido populorum, al señalar que este maligno regalito chino ha evolucionado en el medio tan propicio y que, para colmo de nuestra desgracia (incluidos noticieros), hoy se da el lujo de caernos en doble envase para redondear la mala pata,   pero no; la situación es tan real que este infernal doblete; lo llamo así porque, de una parte, constituye una situación muy inusual, extraña y muy personal, donde creo que compré todos los boletos de esta maldita rifa que me tiene a punto de refugiarme e inmediatamente, internarme zapatos y todo en el Hospital Psiquiátrico Moisés Heresi por propia voluntad; pero hasta para eso, no he podido tener la suerte de conseguir una camisa de fuerza, por lo menos.
Tampoco, que, aparte de esta pandemia que, cual plaga de Egipto, nos está complicando la existencia a través de sus silenciosos bandos reales que mandan, disponen y firman: a) Que por primera vez el gobierno se preocupe por acabar con los miles de sistemas existentes en salud pública y uno no sabe dónde miércoles acudir para que le hagan la pruebita rápida (primero se muere el paciente de impaciencia); b) Que el personal del mismo sector trate de ordenarse, admitir que necesitan organizarse y trabajar; c) Ponerlo a laborar teniendo algo de sangre en la cara y hacerlo con cierta responsabilidad, respeto y consciencia de su labor humanitaria.
Sin embargo, recién viene lo peor: pues, a un paso de recibir los Santos Óleos, mi segunda pandemia es más asesina, cruel y devastadora; resulta que hace más o menos veinte añitos, era el muchachón más feliz sobre la tierra, pero tuve la desgracia de enamorarme como el burro (alma y todo), de una flaca, tan flaca que la usaba como  tabla de planchar, pero esa tabla era mi sueño, mi pesadilla y mi todo; en cambio, para mis choches y my family, era todo un presente griego y que se había limado las garras para no hacerme daño con sus efusivas caricias y sus apasionados abrazos; que asimismo, se había amarrado la lengua, porque era toda una avalancha de bla, bla, bla, salpicada de ajos y cebollas, siendo lo más peligroso el  pasar automáticamente a ser un doble cañón o en un misil de triple lengua altamente mortal. Efectivamente, todo empezó un segundo después de haber acabado nuestra luna de miel, cuando al día siguiente, siendo exactamente las cinco y cuarenta y cinco de la madrugada, se despertó sumamente amorosa y retozona, pero al instante, se transformó en un terrible monstruo y sacando su lengua triperina, tiernamente me dijo en plena oreja:
-¡Flaco, se te acabó el recreo! No hay servicio a la habitación, así que… caballeros nomá, prepara el desayuno, me consigues una torta de papaya arequipeña, un litro de chocolate… pero que sea hacho con pasta del Cusco y mucha fruta… porque no pienso levantarme hasta las 12 de día… de pasado mañana… ¡Apura, apura…!
Pero el asunto no solo fue ese día, si no que en el desayuno, almuerzo y cena de todos estos años, serían exigidos de la misma manera, además de cumplir con el lavado y planchado de nuestra ropa por… casi 20 añitos. Mas, lo único que me ha permitido aguantar este inflexible cambio es la presencia de mis cuatro hijos y mi adorada suegra; aunque no lo crean, es una bella alma de Dios (lo he probado y comprobado) y buenaza por los cuatro costados.
Ella, sumamente fiel y comprensiva (mi suegra), me ha recomendado:
-¡Juan José, hijito… no vayas a cometer una estupidez…!
-¡No, ya no me caso otra vez! ¿Por qué no nos fugamos, mamita?
-¡En serio, nada de abandonar a tus hijos! Eres un hombre muy inteligente, luego debes…
-¡Sí, ya debo como diez mil soles! Solo en pensiones escolares… por eso voy a…
-¡No te preocupes! Yo te consigo ese dinero… son mis nietos y yo los quiero mucho… Pero lo otro…
-¿Lo de la pandemia?
-¡No seas más tonto, todavía! Lo del Coronavirus… ¡Tiene que pasar y tienes suficiente lomo para resistirlo! Además, si ya has pasado casi 20 años con la otra…
-¡Ahhh… la otra pandemia… ¿nooo? ¡Claro, tienes mucha razón, suegrita! Así que voy a…
-¡Tienes que matarla!
-Pero… pero… ¿A su propia hija?
-¡No, tonto! A la pandemia del Coronavirus… a la otra, solo te queda: ¡Ajo y agua!
-¡Sí, pues! Así es como la han combatido en Italia, ¿nooo?
-¡No, cojudo! Ajo… derse y agua…ntarse.

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