viernes, 20 de diciembre de 2019

HABLANDO DE ATRACOS



Parecía que había dormido en una laguna, pero en una laguna con sus propias características: inmensa, transparente y completamente pegajosa; es decir, los mocos, las babas y las lágrimas habían jugado su partido extra por 8 interminables horas incluyendo otros 90 minutos por descuentos. El zapallo que ahora tenía por mitra me dolía en todo el puerco, mismo Atlas sosteniendo el Globo Terráqueo y, cuando quise bajarme de la cama y dar el primer paso, su peso inclinó como un chicle mis piernas, la cintura y los tobillos; tirándome un hermoso clavado en el bacín que estaba full orines y no recuerdo más. Estoy helado y estirado como una paleta con sus dos marcianos de hielo sobre una endeble camilla en la Sala de Emergencias del  EsSalud y, según diagnóstico del Triaje, deben derivarme urgente a Neumología; pero… antes debo pasar por el Módulo 5 para sacar la orden adicional. Por más que me he desbarrancado tres veces tratando de conseguirla; debo regresar sí o sí, a las 5 de la mañana del día siguiente. Me desmayo otras tres veces seguidas y solo así me llevan al consultorio externo. Aquí, el galeno está morado de ira y ya está que brama porque son las 11.30 y debió retirarse una hora antes:
-¡Solo por tratarse de ti, que pareces un profesional a carta cabal, te voy a recetar este par de intramusculares, que te van a quitar esa cara de poto que traes encima; te va a mantener lúcido y todos tus fluidos se van a detener. Sin embargo, te aconsejo que mañana mismo acudas a mi consulta particular y en menos de un mes te quito esta pulmonía fulminante que te agobia y te está haciendo llorar a moco tendido. ¡Aquí tienes mi tarjeta, choche!
Al día siguiente, entre cuatro parientes me han llevado a la Clínica del Pobre a las once de la mañana, creyendo que el susodicho neumólogo estaría a esa hora. Estoy hecho un trapo de piso, mojado, sucio y totalmente recogido como un vulgar perro que por primera vez lo han tirado en el mar a 20metros de la playa. Ya es la 1:30 y este desgraciado de miércoles no se aparece. Quiero pararme y nuevamente me chorreo en el sitio. Por fin y por la PM, un caritativo auxiliar me ha chorreado sobre una silla de ruedas y la mentada ha hecho su efecto: el apurado doctor, se disculpa y me dice:
-¡Perdona, hermanito, pero hoy tenía que tomar examen a mis alumnos a las 11, después de mi consulta en el hospital… A ver… muéstrame tu boca… ¡abréla, pue, won! Que aquí no tengo rayosX y quiero verte hasta los pulmones… Bien, bien… solo tus amígdalas están hasta las cuevas, pero eso es otra cosa, mariposa; a ver… haz un esfuerzo y solo di dos veces tres, porque no creo que puedas decir 33…
-¿Tan malito estoy, doc? Porque tengo 32 abriles con 11 meses y…
-¡Échate en la camilla, won, y descubre esa radiografía que tienes por costillar… Ahora, siéntate que voy a colocar una lámpara detrás de tu espalda para poder verte los pulmones… ¡A chuta! Nunca he visto una pleura tan inflamada… parecen dos globos aerostáticos; no hay alvéolos… se los ha tirado la fiebre y la tráquea ha desaparecido o no los distingo; no, parece que hay apagón. ¡Vístete, amigo! Que voy a colocarte una intramuscular de emergencia y tómate estas pastillitas… ¡Cambia de expresión oe woncito de miéchica, que ya pareces un cadáver ambulante! Solo son tres cápsulas… no te asustes, que son antibióticos… Y para que te acabes de poner en pie, te pondré un litro de adrenalina sintética, lo último en recuperación de finados, digo de finales del 18… y espérame en el hallcito por unas tres horas.
Calculo que debe ser más o menos las tres de la tarde porque los leones que estoy conteniendo en el vientre se han despertado y están gruñendo a más no poder, por la pm; además este estómago del diablo se me ha hinchado y se me acaba de escapar un patacala de la gp; por eso, la secre ha salido asustada y al toque se ha desvanecido. El hallcito está jodidamente impenetrable y el médico se ha tenido que colocar una máscara para dar sus últimas indicaciones:
-¿Choche, ya estás totalmente recuperado, nooo?
-Más o menos, doc. Aunque todavía se me doblan los miembros…
-¡Es así! No te confundas… Poco a poco se te irá parando todos tus miembros, incluyendo tu compañero de chapes y podrás hacer de tu loca vida algo normal; sin embargo y para mayor seguridad, es muy necesario que vengas por quince días seguidos para el control de tu IRA; no vayas a fallar porque rompes el tratamiento y se jode todo…
-Entonces, doc, mañana vengo tempranito…
-Para, para, Pendeyvis. ¡No te hagas la loca y… págame la consulta…!
-¿Y cuánto le debo, doc?
-¡Mira, choche, por la consulta, no te cobro nada, solo por las inyecciones, la radiografía y el examen proctológico, porque creí que era otra cosa… y las medicinas. Solo es quinientos cincuenta solcitos…
-¿Y eso me va a costar cada día que venga a la consulta?
-¡Por supuesto que no! Será más o menos unos setecientos, pa´redondear el asunto; toda vez que ya eres mi caserito y aquí estás en buenos dedos… ¡Digo, buenas manos, puee, manito…!
He metido la mano al bolsillo y no encuentro la billetera y el galeno se ha puesto amarillo. Busco en los otros bolsillos y por fin la encuentro, la saco, la abro y… ¡Está vacía! Solo he alcanzado a ver un par de faroles desorbitados por la inesperada situación; pero como todavía no me he colocado la inyectable, un repentino soponcio me tumba; más, antes de caer al piso y quedar privado totalmente, siento que otro cuerpo se desploma… supongo, asesinado por una desconfianza mortal.


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