sábado, 12 de octubre de 2019

A PROPO DE LOS PARAPANA´S



Todavía seguían arrastrándose, descomunales y feroces, aquellos insólitos esperpentos que se revolcaban salvajemente dentro mi atribulada mente, aferrados tenazmente a mis confusas imágenes, que entre las densas brumas de la noche seguían atacándome mortalmente; como queriéndome tragar hacia las profundidades de aquellas gigantescas fauces abiertas, repletas de inmensos colmillos que lanzaban intermitentes embestidas en su infierno inundado de fango negro, con miles de chimeneas quemando ardiente fuego desde el fondo y que, uno tras otro, seguían surgiendo incontenibles, tras voluminosos cuerpos arremolinados y acumulados  durante toda esa interminable y maldita pesadilla nocturna; aquella, donde yo me sentía morir y que ahora, en este mismo momento, todavía me retienen prisionero en el sitio y no me dejan llegar al baño; dado a que continuaban los efectos macabros de una resaca de los mil diablos.
Después de muchos intentos, maquinalmente, tomé el dentífrico. Eché un tanto sobre el puntiagudo cepillo y traté de llevarlo a la boca, cuando sin quererlo, miré el espejo y allí pude descubrir una faz descolorida bajo una mata de cabellos desordenados; amarga y desagradable de aquel tipejo que parecía seguir durmiendo la peor de sus pesadillas. Aún despierto a media caña:
Estúpido al 1 000%, me detuve un buen rato y sin quererlo bajé la vista. En esa vasta inmensidad dura y blanca del límpido lavabo, una diminuta figura se movía apresuradamente de un lado al otro y parecía estar en una franca competencia consigo misma. Me incliné pausadamente, porque el espectáculo era increíble: ese ser diminuto, a pesar de los francos desniveles que a veces la colocaban panza arriba, continuaba su desesperante marcha con la misma devoción y un leal empeño. Me acerqué todavía un poco más para poder disfrutar aquella supuesta visión imposible que me permitiera ver que aquella manchita doble que se deslizaba con mucha premura, como si ya tuviese un camino escogido previamente. Luego, de improviso, giraba y cambiaba totalmente de dirección, no sin antes, hacer titilar sus antenitas, como si estuviera oteando el ambiente y así, poder sobarse esas patitas delanteras que hacían las veces de manos y proseguí mirando su imaginaria ruta.
Me olvidé del mundo y después de una observación más detenida, pude apreciar que esta menudita criatura de seis patas, no alcanzaba ni los dos milímetros de largo; tenía un color rubio, un tanto colorado, pero seguía patrullando de aquí para allá, procurando evitar el pequeño desagüe ubicado al centro de la taza. Me di la vuelta para contemplarla desde otra perspectiva. Y efectivamente, su visión fue más completa… pero, ¡Oh sorpresa! La muy niña inquieta hasta no más, portaba una pestaña o algo así, dando una impresión de armada guerrera que iba lista para hacer del enemigo un anticucho. Pero no, esta chica guapa era incapaz de atacar a un semejante alacrán o cualquier otra tarántula, por más inmensos que fueran.
Al toque, me convertí en coach, asistente técnico y juez; pues queriendo desafiar las leyes de la naturaleza, golpeé fuertemente hasta por tres veces la blanca taza de loza y seguramente ocasioné un fuerte e inusitado terremoto que sacudió violentamente el interminable campo blanquísimo de pruebas. El grave susto y su repentina reacción hizo que nuestra gran atleta suelte su garrocha y dé un veloz inicio a la carrera de cien metros (seguro era de Camaná City por eso empezó al revés), batiendo todos los records del momento; luego, sin inmutarse, dio cuatro rápidas vueltas al perímetro completo del coso, batiendo otra marca, la de los 1, 500 mm, siendo muy aplaudida por el exigente público (Yoni) que asistía al espectáculo. No contenta (ni cansada), batió otros records: los 3, 000 y 10,000 cm. lisos. Al instante, recogió su pértiga animosamente y hasta por tres veces seguidas intentó saltar el pequeño desagüe circular, de un lado al otro; consiguiendo doble medalla de oro y tres más de plata.
La solitaria competencia, tanto en participantes como en asistentes, era todo un inimaginable espectáculo parolímpico, porque recién reparé que ella solo disponía de cinco patitas y traté de colocarle una ortopédica, más, hubo tres ligeros inconvenientes: 1. casi muere la paciente en el intento, porque no había quirófano suficiente para realizar la operación y mis torpes dedos casi la dejan con solo cuatro patas; 2. La pierna conseguida era de otra hormiga, pero traída de la selva, de tal modo que el apéndice hurtado, resultaba más grande y pesado que la misma paciente;  3. Solo pude conseguirle un par de muletas tomadas a la prepo de un mosquito voluntario, que después de estar cojo, llevaba tres horas tratando de aterrizar y el tórax ya lo tenía hasta las… condiciones que su dureza lo permitía.
Para finalizar esta jornada de la mejor manera, quiso hacer natación en el mismo court y lo llené de agua soltando el grifo completamente. Ha ganado las pruebas de 50, 100, 200 y 1200 mm3. Recibiendo las más cálidas felicitaciones, muchos abrazos y decenas de diplomas. Solo hubo un pequeño y definitivo inconveniente: para que pueda participar en el estilo espalda se aumentó el volumen del líquido, casi hasta los bordes. Mas, cuando se paró para impulsarse se dio la vuelta de cuerpo entero y desapareció en la extrema distancia que había hasta el piso.
Sin lugar a dudas que ha sido la mejor muestra de entrega, dedicación y desaparición total; pero acabo de oficiar al IPD para que le entreguen un departamentito… si es que aparece algún día.
¡Loor a los participantes diferentes!





  

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