De antemano sabía que la espera en
ese habitáculo que servía de antesala sería algo así como aguantar cinco largas
y aburridas horas para que te atiendan en un consultorio de hospital público,
pero esto tenía su inmediata compensación porque allí, el profesional de marras
te botaba a los cinco minutos de haber iniciado la consulta, justo cuando
querías exponer tu caso:
-¡Pero, doc, acabo de entrar…! Mire, lo grave del asunto es… lo que
siento es…
-¡Yo, lo siento más, amigo! Porque, para hoy, tengo 20 consultas y 15
adicionales; más la guardia de anoche, las prácticas con mis alumnos y mis
clases de la U… Me resulta muy poco las tres horas destinadas para la consulta
de esta mañana…digo, dos. Sin embargo, ¡No te preocupes, amigo! Del Triaje
efectuado ya me indicaron que eres hipertenso; pero solo tienes 220/120 de
presión… ¡Choche, te aseguro que no vas a reventar; esto no es nada! Choche, en
la botica de la esquina te compras dos tabletas de Enalapril y te las tomas con
dos litros de infusión de perejil… ¡Y vas a ver cómo te la bajas a 60/30, y
nunca más te volverá a molestar, te lo aseguro, por mi compadre Esculapio…!Chauuu!
En previsión de ello me llevé una
edición popular de Moby Dick de Herman Melville, pues ya estaba por acabarla de
leer y me encontraba justo en lo más interesante, justo cuando el monstruo blanco
es arponeado; herido mortalmente, arrastra y hunde la embarcación, al tullido
capitán Ahab junto con su desesperada tripulación, y también yo estaba contagiado
de ese terror por saber cómo terminaría la cuestión. Ingresé a la salita y nuevamente
vi las viejas revistas de siempre. De pronto salió la atenta secre y me dijo: -¡Pase!
No lo creía, ¡qué tal rapidez de
atención…! Pero –pensaba-, será que este médico es un viejo tío de aquellos venerables
a punto de colgar el estetoscopio, un furibundo cascarrabias u otro apuradito
de las nuevas generaciones. Ni tan, tan; ni muy, muy. Se tiró 130 soles en
quince minutos y muy cordial, me despidió diciendo:
-¡Amigo, no es nada grave! Con esta docenita de azitromicina en cada
cachete se le va a retirar por completo el Síndrome de Respiración Aguda Grave
que lo tiene medio co…nstipado; caso contrario, me llama al celu y al toque le
llevo cura; es decir, viendo que su caso casi es de necesidad mortal, le mando
un sacerdote, ¡quien es lo último en sanación cuántica! ¡Vaya con Dios!
Sin embargo, aquello no fue nada
en comparación con todo lo que me ocurrió en el Tópico de Inyectables. En
primer lugar, si no tienes DNI… ¡te jodiste! Sale un sargento con una
hipodérmica de medio metro, mandil y zapatillas blancas que, voz en cuello
grita:
-¡Oye, papito, ¿Qué no tienes DNI? Ya estás muerto, porque no existes…
Y no te voy a poder clavar porque no figuras en el sistema… ¡A ver… pase otro!
-Pero, aquí tengo otro documento con el número de mi DNI y mi foto… por
favor… que estoy por volar… ¡la cabeza se me revienta! Por favor…
-¡Ni te vayas a caer aquí y nos armas un problemón… ¡Aguanta, aguanta,
varón! ¿Ya te han colocado penicilina antes? ¿o sea que eres millonario?
¡Espera, espera, no te chorrees! ¡Dame tu receta… y alista el cachete! Oye,
Genara, ven y ayúdame a clavarle esta aguja… creo que es pa´caballo… está maldita
la jabalina… ¡No mires… respira hondo… ya´stá, ya´stá! ¡Listo!
Solo recuerdo que, antes de meterme
la estocada mortal, me miró de reojo con mucha intriga, como midiéndome, soltó
una maligna sonrisa mientras torcía sus ojillos y estuvo sobando
disimuladamente con un trozo de algodón húmedo. Me mandó un par de palmadas en
pleno cachete y la muy desgraciada alzó la hipodérmica con sus dos brazos -misma
banderilla- ¡y la clavó con dos sus manos!
-¡Ya varón, descansa por diez minutos y puedes hacer tu vida común!
-¡Gra…
Y tuvieron que cargarme entre
cuatro fornidas auxiliares. Me depositaron en una silla de ruedas junto a la
imagen del negrito San Martín de Porras…
-¡Ruégale al santito que te puedas parar, porque la novata que te ha
puesto la inyección ha debutado contigo y es de la opinión que con las dos
manos hay menos oportunidad de fallar!
Las muletas de aluminio que me he
prestado se me han doblado al primer intento de pararme y siento un poco de
pánico por hacerme clavar el segundo arpón… no vaya ser que por simple cuestión
de mala suerte me toque la misma auxiliar y tenga que dormir boca abajo todo el
bendito año… porque me falta hacerme colocar solo…. once inyecciones más.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario