miércoles, 8 de mayo de 2019

BAILE DE PROMOCIÓN



En la Clase del 5to. “F” todos sabíamos que nuestro “Filamento” era el alumno más flaco y largo del cole; choche incapaz de hacer un hilito de sombra debido a su extrema delgadez a pesar de su 1.85 cm y solo alcanzaba a las justas los 59 kilos de peso bruto con sus borceguíes puestos N°45, con doble suela y punta reforzada de acero, y se ponía usualmente una gruesa casaca tipo Michelín para que pudiera ser ubicado en la primera carpeta, su sitio predilecto. Este larguirucho flaco, sin embargo, era el amigo más amigo de toda la sección:
-¡Oe… Fila, necesito los problemas resueltos de la maldita Trigo del Cuche, pa´mañana!
-¡Sale, cuñau!... Cuñau por mi hermano… jej, je, je.
-¡Filito, contestas por mí en la lista del Colorado de Educación Física!
-Y si después me tiran dedo… porque tú tienes una voz de chibola ajustada… jua, jua, jua.
En realidad, no había ningún impedimento o disculpa por parte de este Pan de Dios, ante cualquier tipo de necesidad o urgencia que se nos presentara a cualquiera de los malditos del 5to. “F”. El “Fila” era choche entre los choches, pataza de todo el mundo e incapaz de pronunciar la palabra no. Más, en la clase, nunca supimos acerca de su jato o sus padres, pues siempre decía que vivía con unos tíos, allá… muy lejos del colegio; tampoco supimos que tuviese algún otro amigo fuera del salón; mucho menos de tener su chibola como todo el mundo y siempre nos respondía igual ante cualquier insinuación, al respecto:
-¿Y cuándo vas a dejar la manuela, Fila? Ya debes tener callos en ambas manos, ¿nooo?
-¡Mira… miren, wones, están peladitas y muy invictas…
A la mañana siguiente, tempranito, estábamos en clase de Mate, pues el “Cuche Montesinos” era nuestro profe… un tipazo: derecho, puntual y juguetón como ningún otro maestro a pesar de ser exigente en la materia: -Cuchicitos, mañana, ya van a estar en la calle y todo lo que hayan podido aprovechar de su colegio le va a servir mucho…Así que… ¡estudien, estudien y trabajen duro!
-¿Y para qué me va a servir la Trigonometría en la calle? ¡Ya lo agarré, profe, ¿o nooo?!
-¡Safa, safa… oye Botellón de ron… de quemar! ¡Cómo se ve que todavía no has captado nada de lo dicho en todos estos años… Sí, pues… sigues siendo tan “Mariano” como en el primer grado. Ya sé que nunca vas a postular a la U… y que esta signatura poco o nada te va a servir, pero ella, aunque no lo creas, me ha servido de disculpa pa´hacerte ordenado, limpio y buen hombre… que es lo que más interesa finalmente; así que, Cuchicito, poco te falta pa´acordarte de mí, todita tu perra vida… Así que ¡para las orejas! Bueno, bueno, mis queridos cuches de dos por media luca, la próxima semana es el examen final y necesito un voluntario…
-¡¿Pa´qué, profe?!
-¡Pa´que sea el paje de mi señorita hija y la acompañe a su baile de promoción!
-¿Por cuántos puntos, profe? Soy capaz de sacrificarme… porque creo que voy a jalar Trigo…
-¡Tu, y´estás muerto, hijito! ¡Anda, nomás, anda! Que, de todas, nos vemos en enero…
-¿Y yo, profe? Usté sabe que para la Trigonometría no he nacido…Puedo hacer un esfuercito…
-¡Considéralo un hecho… tampoco la vas a aprobar! Además, yo quiero un cuche bien plantau, que pase piola y no tú, Chato, que inclusive con escalera de dos metros, le vas a llegar a las… solapas de su abrigo… ¿Quéee no hay otro voluntario? Ustedes se la pierden…
-¡Profe, profe, el Piojo López, quiere; pero se chupa! El quisiera…
-¡Ese piojito, solo sirve pa´darle a la pelotita! Hasta creo que duerme con ella… ¡Que se chupa! También lo sé… chupa como capero en fiesta grande… ¿nooo?  Qué vaaa… él insiste que solo chupa… caramelos. ¡Rellenos con pisco deben estar!, ¿nooo?
Y la clase entera soltó una risotada a todo dar y como siempre los más aventados ya estaba a punto de caer al suelo por tanta risa. Pasados unos instantes, el profe, levantó la tiza, señal inequívoca que exigía silencio y repitió:
-¿Quéee no hay otro voluntario? Ustedes se la pierden…
-¡Que vaya el Filamento, profe! Fue el clamor general de toda la clase.
Ambos se miraron como nunca. Acaso se podía entrever una desconfianza mutua entre el maestro y su mejor alumno. Todo el salón lo advirtió al instante y volvió a insistir:
-¡Que vaya el Filamento, profe!
-¡Está bueno el forro pa´la tela!
-¿Cómo has dicho, oye cuche? ¿Tú la conoces a mi hijita?
Y cogiendo el borrador de pizarra, desde su puesto, junto al escritorio, lo lanzó justo en la frente del “Cabez´ewaype” Delgado, que se sentaba siempre en las últimas carpetas, acertando una vez más con una precisión milimétrica; solo que esta fue la única oportunidad que después de haber lanzado su efectiva “llamada de atención” para escuchar su clase, se dirigió muy ceremonioso al Fila y le dijo:
-Señor, Extremadoyro, por favor, ¿podría tener la gentileza de acompañar a mi señorita hija el día sábado a las siete de la noche?
-¡Con mucho gusto, señor profesor! Allí estaré… en punto.
Pasaron los años y nos enteramos que “El Cuche Montesinos” se sentía mejor que nunca por la tarea pedagógica realizada; porque el Fila, ahora era su yerno, quien era considerado como el mejor catedrático de físico-matemáticas en la universidad.


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