domingo, 3 de marzo de 2019

AMOR, POR PARTES



A pocos días que la aguantada jauría nacional ha festejado en forma doble y triple (y sin forro) El Día del Amor; resultando la gran faena anual  para el sector informal: desde los dedicados a la venta de ropa íntima, perfumería y joyas; así como la feria de ferias para la adquisición de  los demás adminículos propios de esta fecha súper hot: consoladores XXL y muñecas venecas infladas; así como viagra por camionadas y azulitas por toneladas; además de otros afrodisíacos más precarios, pero recontra efectivos: Chuchuhuasi reforzado, Huanarpo Macho XXX, Rompe-calzón en gel, etc. etc. Inclusive, yo solo me había premunido de un mollejón (afilador o sacapuntas) para mi escritorio desde el miércoles 13… por si pasaba algo… con mis lápices.
En efecto, pasó; porque a los dos días había conocido una rubia excesivamente impresionante: 95-60-120, toda ella muy coquetona, directa estando en pelotas (supuse). Le había hecho una gauchada en la jefatura y ella había regresado a mi oficina por tercera vez, hasta que no pudo reprimirse:
-¡Oiga, jefe, yo… quiero agradecerle por haberme hecho el favor… realmente es usted…
-¡No, no es nada! La cosa estaba en mis manos y qué mejor si podía darte un empujoncito…
-¡Gracias, mañana es una fecha muy sugerente para mí! Te invito a Las Cucardas esta noche… Toma mi tarjeta y si te animas, me llamas para dar unas vueltitas… ¡Chao!
Lo cierto es que, por la noche, estábamos en el sitio conversando animadamente, apoyados en la barra e iluminados por esos destellos rojos intermitentes que la hacían más atractiva. Nos servimos largos tragos y esa sonrisa suya invitaba a otras cosas; luego bailamos entre muchas bromas, risas y sugerentes insinuaciones por ambas partes. En un instante, logré besarla y tomarla apasionadamente hasta hacerla caer rendida entre mis brazos.
-¡No, aquí no! ¡Vamos a otro sitio… más íntimo, más personal…!
-¡Ok. tengo un depa… donde vivo! Si deseas… Mi coche está listo, ¿vamos?
Guardé el carro y subimos por el ascensor sumamente acaramelados y dispuestos a entregarnos mutuamente. Bebimos un par de copas más y luego quiso que le muestre los interiores, mientras me tomaba amorosamente de la mano y acurrucándose sagazmente sobre mi pecho, llegamos al dormitorio y me pidió el baño por un momento. Mientras tanto, coloqué música romántica y el ambiente estaba a media luz. De pronto, hubo una aparición fantástica: ahí estaba ella, casi desnuda, mostrando una ardiente imagen propia de Playboy: unas sensuales y atrayentes curvas destacadas aún más por efectos de la contraluz venida del baño. Ella, atrevida en extremo, se iba acercando al compás de la envolvente música y ya no hallaba el momento de poderla tenerla a mi lado entre los perfumados pétalos de rosa dispersos sobre todo el lecho.
Pero en verdad, lo que vino, fue todo un espectáculo propio de un nuevo striptís, pues ella se depositó muy suave y sensual a mi lado, entornando sus largas pestañas que me fueron envolviendo más y más dentro de un suave velo de deseos imposibles de aguantar. Seguía estúpidamente arrobado dentro de esa visión espectacular tanto, que me permitía seguirla paso a paso, al punto de mandarme:
-¡Solo espérame un instante! me dijo tierna y casi susurrante…
Luego, cuidadosamente, iba realizando una serie de hechos inusuales que me empujaron a despertar de mi enamorada visión. Primero, se llevó suavemente su brazo hacia el fino y aterciopelado rostro y se quitó las frondosas pestañas; luego, se volteó y descaradamente se quitó el ampuloso brasier y prácticamente quedó plana, aplanando por completo mis ilusiones; más la cosa no quedó allí, enseguida, se quitó la prótesis que completaba su miembro derecho, dejándome frío como una estatua; pensando luego qué pasaría con su inquieto derrier ante su próximo abandono…
-¡No te preocupes más cariño… solo falta una cosita…
Y de un golpe, se quitó el descomunal casette dental y apareció un profundo vacío en lugar de esa maravillosa sonrisa que tanto me había conquistado… junto con todos mis fracasados devaneos por tenerla y, por Dios, que tan imprevisto retaceo, a mí, me dejó desarmado.
Seguramente que ella tampoco aguantó mi extraña reacción cuando prendí la luz: asustada y muy apresurada, efectuó nerviosamente una veloz operación rearmado; al punto de haber dejado tirados sus verdes lentes de contacto sobre la inmóvil mesita.
Hace un par de días, he renunciado definitivamente a mi taller acelerado de robótica, y hoy me siento full crazy por tomar tan repentina decisión; pero, al toque, me imagino con una prótesis espectacular para ser la pareja ideal de estos tiempos y me sonrío; mas creo que, para recuperarme totalmente, debo volver a mis iniciales rompecabezas de triplay.    

   

No hay comentarios.:

Publicar un comentario