Sin lugar a dudas que aquel viejo relato que
aún cuenta sobre aquel humilde pastor quien, armado tan solo con una maldita e
infalible honda, tiró abajo al
gigantesco Goliat; pues esta epopeya tan espectacular como increíble se hubiese
perdido entre los arcaicos polvos del tiempo, sin embargo, aún permanece tan
fresco como las diarias pasadas de waype metidas en el Chongreso; empero, quién
no recuerda, dentro de esa fabulosa gesta, al humilde pastor cuyo mote entre
sus choches era: “Davicho, El Tiro Loco”, sabiendo que su honda hecha con el
cuero de los genitales de su chivo padrillo (para no perder puntería), escribiría
(es un decir), una de más las sublimes y heroicas páginas de la Biblia. De la
misma manera, Michelangelo Buonarroti, dando un certero y genial golpe de gracia
cinceló su fabuloso David (1504), para posteriormente, dada su majestuosidad, colocarlo
en la Piazza della Signora, junto a la puerta del lado derecho del Palazzo
Vecchio y pasó a la posteridad para el asombro, incredulidad y expectación de
todo el mundo gracias a la magnificencia y perfección de la monumental obra.
Bueno, como ya es costumbre, os
haré conocer algunos datos Top Secret, gracias a otra de las traducciones de
los rollos del Kun Ram acabados de recibir:
Si bien es harto conocido que
Michelangello era un tipo sumamente angelical: espeso, endiabladamente enjuto; introvertido
como un chivo con estrabismo, más terco que una mula echada; aparte de
malcriado y boca-sucia (capricho de todo aquel que se cree artista) y que él
las elevó a su 10ma. potencia; todo porque le ganó el concurso de efectuar esta
obra al mismísimo Leo Da Vinci y desde allí empezó a tenerlo de hijo putativo.
Pues, según reza en el rollo N°3, resultaba que, por más de 40 añitos, en un
depósito de lanas había estado guardado (?) un gigantesco bloque de mármol al
cual varios otros escultores solo lograron hacer doble forado: uno en el bloque
de mármol y otro en el bolsillo del Papa Giulio II. Sin embargo, Maycol (para que nos resulte más
íntimo), piconazo hasta las patas, le dijo a Leonardo, sacándole cachita y con
su combo de 10 libras bailando entre sus dedos:
-¡Mio caro amico Leo, vos decís que para hacer el David necesitáis dos
y tres bloques! ¡Estáis hasta vuestro caviar, es decir hasta las huevas… de
esturión! Pues, a pesar que este bloquecito de Carrara lo han traído entre cien
hombres y tiene más de quince pies de altura y solo han logrado hacerle un hueco
con veinte palmos de diámetro… yo me lo tiro huevos y todo en tres añitos y os
vais a quedar con el hocico tan abierto como el de un hipopótamo bostezando…
así que… ¡Arranca, arranca en una! Que aquí está el cappo de cappi… el que
conoce más de hombres… anatómicamente hablando, digo… pa´los sapazos.
Y efectivamente, después de haber
terminado La Pietá y a pesar que el Papa Giulio II lo tenía de punto, porque
estaba jode que jode con los 12 personajes para su mausoleo, Maycol aceptó el
encarguito, pero antes hizo construir un cerco de 4x4 alrededor del gigantesco
mármol a prueba de curas y demás porcos oletes de Firenze (Florencia), no
dejando ni un pequeño resquicio para que
se copien su estilacho y su peculiar manera de atacar a “el gigante” bloque.
Una vez adentro, (del corral, se entiende), Maycol se decía a sí mismo: -¡Pensá, pensá; pensá won, que ese hueco
está jode que jode… y seguía dando vueltas y más vueltas como un perro
salvaje enjaulado alrededor de ese blanquíssimo témpano en el centro de su
improvisado taller. Y como siempre, siendo un genio de la Madonna, tomo su
comba de diez libras y su prodigioso cincel, mientras seguía parlando solo como
si estuviera frente a un espejo:
-Io sapere que estai sconditto…! ¡Davicho, presto salire! ¡Prego!
Y el blanquíssimo bloque seguía mudo e
impasible (como tenía que ser), pero el genio es genio y seguía entonando la
misma tarantela. Con tantas vueltas dadas el circuito, este ya tenía tres varas
de profundidad y le llegaba hasta las rodillas; cuando, de pronto, se le prendió
el cirio (no había foquito todavía) pero con la diferencia que encendida,
iluminó completamente hasta los recovecos de su ingenio y aparecieron sus
cálculos cual si fueran una proyección virtual y ya su obra estaba
completamente diseñada en sus visiones, hasta lograr perfección en las partes
más íntimas de su insigne personaje (especialidad de la casa); sin embargo, no
todo es perfección y el cappo, tiró su mandil de cuero sobre el piso y se
recostó dubitativo hasta la barba, se puso piensa que piensa en los tres grandes
problemas que ya le estaban carcomiendo hasta las entrañas: 1. Por una parte,
esa inmensa roca de mármol era considerada vieja e inservible (como la fulana
que le llevaba el almuerzo los domingos y se quedaba, mirándolo anhelante,
hasta el desayuno del lunes siguiente), porque había permanecido oculta por más
de cuarenta años en un sitio húmedo y oscuro (la pieza de mármol); luego, el
genio temía que al primer golpe se trozaría en mile trozos y con ello, la fama
ganada terminaría en otros mil pedazos; 2. Si bien sus planos estaban
concluidos en su prodigiosa mente, no sabía cómo empezar a esculpirlo: 2.a. por
la cabeza, muy difícil porque su David debería ser cabezón dada que la
perspectiva vista desde abajo le daría un aire de un gigante pero con la cabeza
de chorlito; 2.b. por el centro, tampoco; pues el hoyo coincidía con el
mismísimo poto y se podría prestar a muchas conjeturas (para el David); y 2.c.
por las patas, menos; pues quería emplear su novíssimo contrapposto; es decir que
tutta la efigie descanse todo el peso de su composición sobre una pierna y con ello
lograría una expresión insólita, bella e incomparabile. Otra vez se puso piensa
que te piensa y empezó a caminar cabizbajo pero en sentido contrario y en un
círculo mayor para tapar el primero (capricho de genio); luego de tres
amanecidas en el mismo plan y teniendo como única compañía a los versos de su
amada Vittoria Colonna, más la ingesta de dos barriles del vino de
consagración, se le prendieron fugazmente tres teas a la vez (así se nos da en
los genios, después de tres botellas de anisado), y brotaron como por arte de
magia las soluciones: A) Cerró los ojos, pujó con toda su alma y se santiguó
con la comba en mano y al empezar a santiguarse quedó totalmente privado,
quedando firmemente abrazado del bloque; B) Solo le quedaba hacer coincidir el
hueco con el vacío que quedaría debajo del brazo doblado hacia arriba
sosteniendo su honda; caso contrario, su David, quedaría mocho, es decir,
totalmente castrado y él quería hacerlo armado porque también representaría la
virilidad del popolo firenze; C) El contrapposto sólo sería posibile recargando
la figura hacia el lado derecho y con ello se lograría la perfecta armonía
entre los tres elementos básicos: el anatómico, el funcional y su espíritu
indomable de triunfo tanto como el de sus expectantes fiorentinos. Es así como
realmente triunfó el arte de tan magno genio… y empezó por dar los primeros
certeros golpes sin tener siquiera un molde o una maqueta preelaborada. Maykol
chapó su comba de 10 libras que ya tenía callos, sacó doble filo a sus
prodigiosos cinceles y con solo un toque genial ya estaba bosquejada la inmensa
cabeza; pero no contento como siempre, se le presentó un nuevo problema: ¿cómo
haría para que la expresión de ese rostro pudiera captar el desafío, la altivez
y triunfo a la vez? Maykol bajó de su andamio, chapó tres odres de vino y
regresó por un cuarto (por siaca) y se puso a… solucionar: -¡Pensá, pensá,
pensá won! Que allí está la clave… y como siempre, encontró la solución después
de chuparse tres odres de refuerzo: “Si bien la cabeza y la mano derecha deben
ser un poco más grandes… debe haber otro detalle que llame mucho más la
atención del espectador: lo voy a hacer enteramente calato… tal como lo parió
su madre, aunque con un tamaño menos natural; no porque a su David le faltaran
hue…sos, sino porque con sus miserias al aire y sin circuncidar a pesar de ser
judío, iba a captar toda la atención del popolo masculino y dejar con las ganas
al femenino. Un genio de genios.
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