martes, 27 de noviembre de 2018

SER O ESTAR CHIHUÁN



Como bien lo sabes, estimado indigente de estos páramos cholifornianos, ambos verboides del infinitivo, por lo general, son los modos más difíciles de mascarlos adecuada y correctamente para los hijos venidos de otras lenguas, que no sea otra que la castellana para nosotros los latinos; y es que dichos términos, por ser un nexo copulativo entre el sujeto y predicado; el SER, puede significar: esencia, lugar, características, identidad, relaciones (familiares), material, profesión o precio; en cambio, el ESTAR: estado de ánimo, aspecto, estado civil, modo, etc.etc. Es decir, son verdaderos problems para los gringos media-lengua llegados de cualquier latitud; aunque, en verdad, estas y otras dificultades de traducción idiomática podrían estar siendo superadas por innumerables APP recientemente wasapeadas.
-Pero, ¿cuál es la verdad de la milanesa, Inge?
-Que, en el medio, persiste jocosa y burlonamente una insensata expresión que se ha viralizado como cancha: “estoy chihuán”
-¡Of course, my dear teacher! Es que hoy en día también las “mamis” de la patria se sueltan ´inocentes pachotadas´ tan cursis, llamativas o de reverenda estupidez, propia de su cultísimo colega Mamani que, al toque, impactan en las telas íntimas de las comunidades virtuales, ávidas de trolear hasta su misma madre con tal de generar desde una  sonrisa pública, hasta que se convierta en una diarrea colectiva (para sus autor@); publicando, desde ingeniosas caricaturas, chapas, chistes, canciones o espectaculares memes; con la única y sana intención de joder y joder la santa paciencia, solo como un hobby a tiempo completo; tan exigente religión, que impele a joder por el simple hecho de joder y joder a los pobres mortales de la manera más sutil, mordaz o acre; además de saber efectivamente que va a ocasionar reales sorpresas mortales, ataques al hígado y barriles de bilis negra, producirán sus consecuentes enojos perpetuos y mentadas de madre por toneladas, después de leerlos; vaya el caso:
-¡Te jodiste, desgraciado de m… mañana mismo público los selfies que me tomé en el hotel La Pollita del Año, con tu vieja!
-¡Eso me llega al derecho… porque acabo de subir una foto de tu viejo calato y bien acompañado con un grupo de travestis en la Casa de la Tía Pocha! Total: si quieres plata… ¡Estoy chihuán!
Y Esta maledeta exclamación (para su infeliz progenitora), resultó una negra y aciaga injuria que corrió a mil por hora en las redes y que trascendieron fronteras nacionales.
-¿Y cuál es tu cau cau, my dear maistro?
-Simple y llanamente que aquella improvisada exclamación desesperada de la congresista, seguramente acostumbrada a comer triple faisán en cada entremés, almuerzo y cena; además de beber por litros solo vino Cabernet Sauvignon de mil quinientos soles la gotita, con la que ella habría querido exponer su exigua condición de asalariada congresal, incapaz de poder sufragar sus caros y excesivos antojos diarios, no puede ser empleada en estos lares characatos.
-¡¿Why?!
Porque los hijos de esta noble y blanca ciudá, si bien no contamos con un sueldazo como el que se tiran los congresistas, incluyendo a los vagos que nos representan y a la chicchipa acolpachada venida del lago; tan solo disponemos d´iuna güena alforja de tostau yuna chuga de chancaca metida en el bolsillo, nos sobra dignidad, propiedad y la altivez… la d´iun pobre ccapero que sigue tocando su yaraví aunque suenen falsos lamentos venius dende la capital.
Por eso mismo preferimos laclar: ¡Soy chihuanco, carajo!

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