Como bien lo sabes, estimado
indigente de estos páramos cholifornianos, ambos verboides del infinitivo, por
lo general, son los modos más difíciles de mascarlos adecuada y correctamente
para los hijos venidos de otras lenguas, que no sea otra que la castellana para
nosotros los latinos; y es que dichos términos, por ser un nexo copulativo
entre el sujeto y predicado; el SER, puede significar: esencia, lugar,
características, identidad, relaciones (familiares), material, profesión o
precio; en cambio, el ESTAR: estado de ánimo, aspecto, estado civil, modo,
etc.etc. Es decir, son verdaderos problems para los gringos media-lengua
llegados de cualquier latitud; aunque, en verdad, estas y otras dificultades de
traducción idiomática podrían estar siendo superadas por innumerables
APP recientemente wasapeadas.
-Pero, ¿cuál es la verdad de la
milanesa, Inge?
-Que, en el medio, persiste jocosa
y burlonamente una insensata expresión que se ha viralizado como cancha: “estoy
chihuán”
-¡Of course, my dear teacher! Es que hoy en día también las “mamis” de
la patria se sueltan ´inocentes pachotadas´ tan cursis, llamativas o de reverenda
estupidez, propia de su cultísimo colega Mamani que, al toque, impactan en las
telas íntimas de las comunidades virtuales, ávidas de trolear hasta su misma
madre con tal de generar desde una
sonrisa pública, hasta que se convierta en una diarrea colectiva (para
sus autor@); publicando, desde ingeniosas caricaturas, chapas, chistes,
canciones o espectaculares memes; con la única y sana intención de joder y
joder la santa paciencia, solo como un hobby a tiempo completo; tan exigente
religión, que impele a joder por el simple hecho de joder y joder a los pobres
mortales de la manera más sutil, mordaz o acre; además de saber efectivamente
que va a ocasionar reales sorpresas mortales, ataques al hígado y barriles de
bilis negra, producirán sus consecuentes enojos perpetuos y mentadas de madre
por toneladas, después de leerlos; vaya el caso:
-¡Te jodiste, desgraciado de m… mañana mismo público los selfies que me
tomé en el hotel La Pollita del Año, con tu vieja!
-¡Eso me llega al derecho… porque
acabo de subir una foto de tu viejo calato y bien acompañado con un grupo de
travestis en la Casa de la Tía Pocha! Total: si quieres plata… ¡Estoy chihuán!
Y Esta maledeta exclamación (para
su infeliz progenitora), resultó una negra y aciaga injuria que corrió a mil
por hora en las redes y que trascendieron fronteras nacionales.
-¿Y cuál es tu cau cau, my dear maistro?
-Simple y llanamente que aquella improvisada exclamación desesperada de
la congresista, seguramente acostumbrada a comer triple faisán en cada entremés,
almuerzo y cena; además de beber por litros solo vino Cabernet Sauvignon de mil
quinientos soles la gotita, con la que ella habría querido exponer su exigua
condición de asalariada congresal, incapaz de poder sufragar sus caros y excesivos
antojos diarios, no puede ser empleada en estos lares characatos.
-¡¿Why?!
Porque los hijos de esta noble y blanca ciudá, si bien no contamos con
un sueldazo como el que se tiran los congresistas, incluyendo a los vagos que
nos representan y a la chicchipa acolpachada venida del lago; tan solo
disponemos d´iuna güena alforja de tostau yuna chuga de chancaca metida en el
bolsillo, nos sobra dignidad, propiedad y la altivez… la d´iun pobre ccapero
que sigue tocando su yaraví aunque suenen falsos lamentos venius dende la
capital.
Por eso mismo preferimos laclar:
¡Soy chihuanco, carajo!
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