¡¿Qué lo trae por aquí a mi querido y estimado… alemán?!
Aquel recibimiento inusual y un
tanto extraño, dicho por aquel profesional que se hallaba sentado vistiendo impecablemente
un uniforme blanco y jugueteando con un lapicero entre los inmensos dedos de su
manota derecha, mostraba desde ya una
amplia y maliciosa sonrisa, tan solo digna de un viejo conocido cuya confianza
adquirida le había permitido lanzarme esa expresión a boca de jarro y dejarme,
de entradita, medio groggi y solo mi callejón vivido, permitió mandarme al
toque:
-¡Oye… Galeno de chuchumecas y maricones… ¿por qué eso de
alemán?
-¿Ya olvidaste tu chapa de Hi Nach,
por no llamarte jainacho? ¿A qué debo tu visita o ya cambiaste de bando?
-¡No jodas! Creo que toy jodidamente jodido…
-Whattt?! Guat chu chei yu? ¡Te
olvidas que´tás con el mejor bisturí de la región! Así que… si no has logrado
sanar de tu íntima e inseparable ETS… ¡Una falectomía y se acabó el problema,
choche…!
-¡La cosa no es con mi amiguito
del alma! Sigue en posición de firmes y
saludando presto como el mejor de los boyscouts… así que ni te vayas a exponer…
porque corres el riego, otra vez de…
-¡Entonces, ye recomiendo una
orqueotomía! Y quedarás como nuevo… solo que estarás listo para graduarte de
buey y… potenciales condiciones no te faltarían, ja, ja, ja…
-¡No es con mis huevos, cojudo! Es con mi…
-Como veo que no puedes sentarte
bien, pensé: a este won, por andar siempre tras buenos rabos; se ha contagiado
y ahora debe andar que se los arrastra… a pesar del doble suspensor…
Cambié de postura y ya más
sereno, me atreví a contarle:
-¡Oye, Galeno! En serio, choche…
¡No puedo mear!
-¡Ja, ja, ja; Sorry, pero no lo
creo; aunque si es verdad lo que me dices… tendremos que llamar al
Servicio Público de Agua y Desagüe… pa´que te desatore, ja, ja , ja!
Y el cojudo se regodeaba en su
silla, la que también parecía desternillarse de risa con sus agudos ronquidos
venidos desde la parte de abajo.
-¡No te burles, won…que a ti
también se te puede malograr el caño! Pues…ya me han contado, mientras estaba haciendo
la cola para conseguir esta cochina cita… que las enfermeras y auxiliares más
potables se te arriman mucho, ¿nooo won de …?
-¿Cómo vas a creer eso de mí?
Imposible, si voy en camino de volverme un loco eunuco, porque…
-Porque a estas alturas… ¡te
falta huevos! Y Sorry, no puedo prestarte los míos que son más…
-Bueno, bueno. ¡Dejémonos de
cojudeces, woncito! Dime, ¿acaso ya se te cae…?
-¡A pedazos, won!
-¡No jodas! A ver, a ver, escupe,
escupe; como si estuviéramos en el barrio…
-Desde hace dos meses que me duelen
la cintura y no solo tengo dificultades para miccionar, si no que…
-¡Al jainacho alfa se le escapó
la palabrita miccionar… a ver… ¡muéstrame tus 44! ¡Ta, que ya parecen zapatos
de califa, con las puntas enroscadas! Tas jodido, choche… Solo te queda pasar
por cualquiera de estos, mis dos pulgares… ¡escoge!
-¡En serio y deja de joder! Ya sé
que debes hacerme un examen proctológico… pero, por ser tu choche, ¿no lo puede
hacer con el meñique? Es la primera vez… y ya estoy sudando de vergüenza… no
quiero perder el invicto…
-¡No te preocupes! Ni lo vas a
sentir… Ponte en pie y sube a la camilla…
En realidad, que aquella
situación me tenía embarazado, digo, azorado hasta el poto y repito, hasta el
poto porque de solo pensarlo, las repentinas ansias de orinar se me espantaron
como fantasma a plena luz y me recosté de espaldas instintivamente sobre la
larga mesita clínica.
-¡No viejito! ¡Arrodíllate sobre
la camilla, bájate el pantalón y la ropa interior; el calzoncillo también; pue,
won! Y ponte en postura de caramelo, la cabeza abajo y levanta bien tus cuatro
letras…
Y la verdad que como nunca empecé
por sudar a chorros por varios motivos: a) Aquel querido y recordado amigo de
la infancia y juventud, a pesar de todas nuestras correrías, nunca me había
visto calato; menos con el poto al aire y en esa postura bastante comprometedora;
b) Él había salido, presuroso, un instante y regresó con dos personas más a
quienes no podía verlas, dada mi incómoda postura; c) Hubo una serie de curiosos
desplazamientos y preparaciones hasta que sentí que se colocaban guantes y…
¡zas! Quería bajarme al instante, subirme los pantalones y volar de ese lugar;
total, la meadera, con sus apariciones incontenibles y los zapatos respingados podrían
esperar, aún; cuando…
-¡Ya esta´, choche, ya ves… qué
fácil! Seguro que ni lo has sentido… y me enseñó ambas manos… pero yo sentía
algo presente todavía… o era mi imaginación… ¡No podía ser… ¿examen a
distancia?!
-¡Oye Flaco, -dijo mi choche- gracias…
por tu apoyo; este mi choche no quería que yo sea el primero en inaugurarlo…
-¡No tienes porqué, coleguita! Mi
diagnóstico indica que todavía está en grado 4; que requiere tratamiento por un
mes y precisa de exámenes radiológicos; caso contrario, ¡tendremos que hacerle
unos cuantos exámenes más de este tipo!
De solo pensar que podía requerir
de “algunos” exámenes más, la angustia se me vino de golpe y la vejiga no tuvo
más contemplaciones; se soltó completamente y solo llegué al baño del
consultorio para terminar de vestirme.
Hasta ahora no sé nada del
acertado urólogo, mi choche “El Galeno”; pero por lo demás, me he comprado unas
botas mineras con punta de acero –por siaca-. De comer tanto higo he subido de
peso y junto con los mates de ortiga mantengo a raya la bandida y creo que voy
a patentar la receta; aunque mi jardín está full de la intocable ortiga y estoy que me meo de
miedo porque no tengo por donde entrar.
-¡Permisito, que voy urgente a buscar algún baño!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario