lunes, 19 de noviembre de 2018

CAPRICHO NEERLANDÉS (II)



En ese momento me sentía el único estúpido en pie perdido entre las sinuosas estribaciones de mis  incertidumbres, pero largamente aumentadas al contemplar una y otra vez aquella interminable explanada que parecía vacía y la soledad de ese ingrato momento crecía más y más con el peso de esa inmovilidad aplastante de las cinco malditas fajas transportadoras de equipajes que aumentaban mi angustiante soledad; sin embargo la responsabilidad contraída con mi choche, me mantuvo solo un instante más junto al frío carro metálico portaequipajes; porque, como un resorte, me puse en pie, lo tomé decididamente y retomé la búsqueda, empecinado en recorrer algunos de los gigantescos corredores del piso principal del Amsterdam Schiphol Airport. Después de haber dado varias vueltas y revueltas, el agotamiento me hizo su presa empezando por la estirada lengua, pues ya estuve a punto arrastrarla sobre la larga y metálica faja transportadora que conectaba las diversas salas de espera; y ya quería llegar a cualquier sitio donde poderme depositarme o “pegarme una echadita” para recuperar el aliento y proseguir la búsqueda de mi fugada ilusión…
-¡Hey, hey; you! Whe´re you going? Y la gringaza vestida de azul paró en seco el pequeño móvil negro de tres ruedas que estaba conduciendo y estiró violentamente la mano contra mi persona para poder detenerme, queriendo asirme fijamente por el hombro.
-¡Boss, Miss… yo no entender inglis! Me, espick Spanish, espanish, plisss… Pero la bendita faja metálica no nos entendía e impertérrita siguió su curso y suácate, la colorada pólice salió volando de su asiento y dio con sus ocho letras (portaba doble fondo) y el sólido piso quiso quejarse porque lo conmocionó. Sin la menor queja, ella se puso en pie rápidamente y algo se llevó a la boca, mientras, flotando en mi incertidumbre, veía que se me alejaba más y más; pero yo quería deshacerme del carrito de miércoles.  Se me terminó la faja y sentía que mis piernas volaban por zigzagueantes pasillos. Agitado hasta los pelos, divisé un anuncio amarillo que decía EXIT con unas escaleras y una flecha que indicaba bajar. No lo pensé dos veces: en un dos por tres bajé al otro piso tan grande como el superior, pero con más carteles luminosos y tiendas comerciales con pequeños cartelitos que decían: 50% OFF, 80% OFF y me fui para averiguar las ofertas del día. Ya me iba acercando a la de 80% cuando oí que algo se anunciaba reiteradamente por los parlantes y un frío calofrío se deslizaba como un feroz tirabuzón metido en mi columna vertebral. Quise cambiar de rumbo inmediatamente, cuando un par de tenazas de acero me tomaron por los brazos no sin antes reventarme a punta de gritos:
-¡Hey, you! Where´s the luggage raks?
-What? What chu chey yu?
-¿Dónde llevar carrito porta equipajes?
-¡Ahhh… era eso! Miren choches, yo estaba arriba más de cinco horas esperando…
-¡No entender nara, ¿porr qué quedar tú solo más de cinco hourras? ¿dónde esconderr el bagaje carr? Tú ser perruvian, ¿nooo? ¿Y tu compinche? ¿dónde irr?
-¿De qué diablos hablan ustedes? ¿a qué se refieren con peruvian… y cómplice? ¡Yo soy el que no entiendo nada! ¡Vamos a la policía!
-¡What! ¿Tú querrerr irr pólice? ¡I don´t understand this guy! –le dijo a su compañero-.
Y me soltaron mientras íbamos caminando al piso superior.
-¡Your passaport, please! And… where´s yours and your couple baggage?
-¡Aquí está mi pasaporte! ¿Pero lo demás? ¡No entiendo! Spanish, please…
-¿Dónde estarr tu equipaje… y de tu compañerra?
-¡Esos son mis dos problems! Mi maleta, su maleta y ella… ¡Se han perdido¡
-¡Entonce ser tres problems! ¡This guy is stupid, foul or crazy!
-What chu chey yu?
Y seguramente mi rostro reflejaba una extraña y aterradora mueca, después de tornarse violentamente pálido; luego, seguro que pasé de un rojo intenso a granate mortal; hasta ponerme blanco como un papel, además de bizco al cuadrado, pues ya veía cuatro policías, ocho brazos y veinte marrocas… Cuando uno de los dos engalonados gorilas se acercó y dicho transformer me nubló el panorama, pues la bestia era doble ancho con tamaño catedral y se me venía encima.
-¡Don´t worry! ¡Nou preocuparr! Aquí estarr tus equipajess; perro la chica no estarr…
Me entregaron ambas valijas y recobré medio conocimiento y medio sentido común; todavía me sentía un tanto groggy y con mi consciencia a media caña; sin embargo, solo atiné a repetirme en un acto desesperado: ¡Sal de aquí, stupid, sin mirar atrás! ¡Vuela! ¡Vuelaaa…!
Avancé lo más rápido posible cruzando abierta y decididamente por entre pequeñas ciudades comerciales -imaginaba- con cientos de tiendas luminosas y escaparates sumamente ordenados. Nuevamente el aeropuerto me parecía haber recobrado su agitada vida y ya estaba por la estación del metro, feliz de haber recobrado mis pertenencias y mi vida entera pues allí estaba mi ropa y el poco de dinero que traía a manera de bolsa de viaje. No era muchos euros, pero los suficientes para poder sobrevivir algunos días y ello me hizo sentir mucho mejor. Quise emitir una sonrisa de satisfacción… pero, lo de siempre: al toque, apareció en mi mente la sensual figura de ella. ¡Tengo que volver a la delegación! –me dije-.
Tardé otra media hora en volver a encontrar el puesto policial no sin antes haber preguntado a medio mundo por su ubicación y en cada caso, las respuestas eran desconcertantes y diversas.
-¡Oh nou! You´re here again? A verrr… Mary, come in…  he´s your family… español, please.
-¿Qué pasaro ahoura, amigo? ¡Tú querrerr quedarte aquí!
-No, Mary, please; necesito ayuda… yo sé que ustedes pueden averiguar dónde está o adónde fue mi compañera… Ella es…
-Sí, nousotros saberr quién serr ella… ¡perro no querrerr dicirte verdá!
-¡¿Qué le ha pasado?! ¿algún accidente? ¿dónde está ella?
-¡Trranquilou! No pasarle nara… Ella venir antes aquí…
-¡Cómo! ¿Y por qué no me dijeron nada? Yo estoy muy preocupado…
-¡Ella irse sola! Ella dicirr que tú recogerr equipajesss…
-¡Me están mintiendo! Ella no conoce este país y…
-¡Nousotros no mentirr… ni jugarr! ¡Nousotros serr autoridá!
-Entonces, ¿dónde se halla en este momento?
-¡No saber… exactamente!
-¡Entonces! ¿Qué puedo hacer para ubicarla?
-¡Tú irr estación 15… ella dejarr dirección en Ofice de Inforrmess!
Estoy tres horas seguidas tratando de ubicar la maldita estación 15 y su caseta de informes y solo he podido servirme un bocadillo (en verdad bocadillo porque en dos bocados se acabó el dulce) y por poco me acabo toda el agua de un surtidor público. Me he recostado sobre una hilera de asientos; retiré las hileras de mis tenis para amarrar las maletas a mis muñecas; estoy bostezando por centésima vez y los ojos se me cierran a pesar que no quiero perder de vista mis…
(Continuará)
















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