Y Dios al
octavo díya
priocupau
por su creyashón
se levantó
diun tirón
pa´querer
hallar un suelo
que seya
capital del cielo.
Y jue a
parar a Chilina:
lindo valle,
incomparable;
-“Estis mi
casa, por ser noble,
¡Será Arequipa”!
Ya muy ufano
-“¡Ta´que se
me pasó la mano!”
II
Si´acolpacharon
las eras,
en esta
tierra de fuego,
y sillar;
pa´luego, luego
cambeyar
yermo por chacra
a juerza
d´empuje y briyos
se logró
grandes sembriyos
con brillo
de eterno sol;
de azul
cielo, cual crisol;
ande se
plantan temblores
y se bailan
terremotos.
III
Y se dio la
mescolanza:
sobre unas
razas genuinas,
aymaras,
quechuas; andinas
se vino otra
castellana,
trayendo
cruz y oraciones
versos,
coplas y canshones;
y se volvió
más generosa
cual
antorcha de Perseyo.
yesa luz
quioy poseyo
tornóse más
prodigiosa.
IV
Y apareció
el chacarero
con su
huacali sombrero
mozo entero,
fiel y duro
amante de
paz y futuro.
Capaz de
soltar el apero
por defender
sus ideyas
di´amor y su
libertá…
anque le
cueste su amada,
su sangre y su propia vida:
pue… ¡Primero es Arequipa!
V
Yen esa tierra beata
con tres altas montañas
s´encrispó comuna reata:
por Dios y la patria chica,
la verdá, oh luz bendita;
el sudor, yel sacrificio
de tuita la vida, su oficio;
contestatario por razón
com´ún ejercicio diario;
pa´cer la revolushón.
VI
Y parieron muchos curas
monjas y militares
que pronto en los altares
oraban con fusil al ristre
rogándole a la Mamita
qu´ial pueblo no deje triste,
menos mudo o bien callau.
Y parió la barricada,
con sillares de vereda
prontas a ser trinchera.
VII
Yaquel lenguaje castizo
aquí se hizo cobrizo:
“¡Puesto, puesto! Que gua laclar
dejáme, pueee… huarocllar:
zamparme un conejo chactau
con harto llatan al costau;
cincuenta bebes de chicha
veinte loritos de liccha;
tres rocotos hirvientes
que re-cobren por picantes”.
VIII
¿Por ande viene Castilla,
por aquí o por Antiquilla?
¿Son cincuenta o cinco mil?
y´anque no tengo fusil,
ni uniforme de montonero;
traigo este pecho entero,
suficiente pa´l combate
pa´guardarte, enterita
¡mi Arequipa bendita!
IX
Qu´iaquel legau de mis tatas
creyo qu´está amenazau;
qu´el hocico l´ian tapau,
y´oy se piensa con las patas.
¡Dispierta, mi bravo leyón
¡No perdáis tu obligashón
de conservar tu nobleza,
tu fervor y tu fiereza;
¡güelve a rugir, en este edén…
¡Por los siglos de los siglos, amén!
JBP/14-08-18.
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