Siguiendo con la
pasión futbolera y a puertas de terminar los “octavios” (otros equipos),
afirmar que el julbo tiene que aprender del básket, -si es que quiere progresar-,
realmente suena a irreverencia, audacia, insolencia, desfachatez o cachita; no
solo por el momento en el cual todavía nuestra afectada clasificación parecía
ser un hecho consumado en los anales del WC Russia 2018.
Si bien el
fútbol asociado, oficialmente nace hacia 1863 +-, y el básket, en 1891; lo
cierto es que algunos factores como las dimensiones del campo, la cantidad de
jugadores y la explosión que requería un ataque organizado, sumado al hecho que
el básquetbol era más urbano y colegial, posiblemente hizo que en las
universidades (y la presión competitiva del factor económico) hicieron que sus
coachs (en equipo) desarrollaran un conjunto de planes, sistemas y estrategias,
basadas en la adquisición de fundamentos hasta convertirlos en automatismos
tanto en defensa como para el ataque.
Es así que pronto
nacerían las diversas modalidades en la defensa zonal: 3-2, 2-1-2, 1-2-2,
1-3-1, con sus variedades; asimismo, en ataque: el Fast Break, jugadas con los
postes, con las alas; las defensas a presión en todo el campo, en la mitad o en
3/4. Además de las marcas personales o individuales en sus cientos de versiones
y situaciones del oponente. Es decir, la necesidad de ser más efectivo (por ser
más cercano y visual); a la vez impulsaba a ser mejor defensivamente (la mejor
defensa es el ataque). También, habría que señalar que es gracias al apoyo de
la tecnología, con la que cada vez los deportes en general se hacen más sistemáticos,
metódicos y eficientes; resultan ser los factores que impulsaron al básquet
hasta convertirse en una lucha de estrategias apoyado también en las
características personales de sus jugadores.
-De allí que el
julbo nuestro de cada día, si bien en nuestro medio sigue dando sus primeros
pasos para generar competencias a nivel mundial, pero esto requiere y requerirá
imprescindiblemente de investigaciones teóricas y experimentales para poder
avanzar efectivamente… y a la par del básket, convertirse en un conjunto de
automatismos predeterminados…
-Y eso quiere
decir, Inge, que nuestro balompié todavía precisa de un aprendizaje más
mecanizado y tecnológico; luego, estaremos condenados al fracaso porque sigue
este siendo eminentemente espontáneo, silvestre, folclórico e improvisado… ¿o
estoy equivocado?
-¡No, por lo
contrario, necesitamos de academias con profesionales capacitados; que además
de la preparación física, técnica y táctica, formen personas íntegras; es decir,
debemos disponer de centros educativos que, además de brindar una nutrición planificada, cuide la
preparación psicológica y ética les enseñando idiomas, concentración y
relajación.
-¿Entonces, para
qué están nuestras escuelas actuales? ¿Por las puras arvejas?
-¡OK, tú lo has
dicho! El deporte, las ciencias y las artes tienen que revolucionar los
sistemas y metodologías pedagógicas del futuro… Entonces, mi choche… los
formadores tienen que estudiar…
-¡Tendré que
destruir mi losa deportiva improvisada donde practicamos fútbol 4, 5, 6 o 7, dependiendo
del número de choches que caigan los fines de semana; donde los arcos son dos
piedras en cada extremo de la cancha y generalmente jugamos sin zapatos y
nuestro equipo campeón tiene como lema: “Matar, antes de perder una bola”.
-¡Tampoco,
tampoco! Como dirá el nisei en su exilio; estamos hablando de fútbol oficial y
competitivo a nivel de liga. Todo lo demás es tirarse una chalaca al aire o un
meterse un blooper de la gran flauta para tener un motivo de jugar al fullvaso.
En suma, hay que agradecer al Gato Seco de Gareca y sus tigrillos; también a
este buen intento de los directivos y, sobre todo, a la sufrida hinchada que ha
logrado unir a una gran mayoría de cholifornianos; orgullosos de lucir como
piel, una bendita rojiblanca, desgañitarse por cantar el himno como nunca lo
han hecho en su life y juntarse en un solo corazón; capaces de superar colores,
tamaños y economías con un solo propósito: demostrar que plegarse en un solo
puño puede vencer imposibles. Entonces… ¡Pensá, pensá! Y que este aliento no
sea ilusión de un solo día.
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