Querido Profe:
Aprovecho que mañana es tu Día y
aunque no tengo un regalo para darte, quiero hacerte llegar estas palabras; tal
vez sean muy diferentes de lo que tú esperabas recibir en esta fecha, pero es
mi manera de ver y por fin, hacerte conocer lo que por mi alma pasa:
Como te dije, no dispongo de
dinero para poderte comprar un buen obsequio y me siento mal… porque, ahora,
las muestras de cariño son medidas con el tamaño y precio del presente. ¿Por
qué nunca nos comentaste este hecho? En cambio, tuvimos que poner una cuota de
10 soles cada uno para comprar el regalo para el director y tú no sabes cuantos
desayunos o almuerzos representan en los bolsillos de nuestros padres… Dime,
por favor, ¿acaso ya conoces de dónde vienen tus alumnos? ¿en qué se trasladan?
¿cuántos venimos a pie? ¿o cuántos compañeros tienen que trabajar para poder
comprarse los útiles y los uniformes? ¿Sabías que toda la familia de tu mejor
alumno padece de tuberculosis? ¿Cuántos llegamos a clases sin tomar desayuno y
que el almuerzo es un solo plato de caldo hecho con solo hacer hervir huesos
que los botan como desperdicio en el camal y cocinados por 7 días seguidos?
Pero no quiero amargarte la fecha y si me permites, puedo hacerte unas cuantas
preguntas más… porque tampoco sabes, creo, lo que pensamos antes de venir a
clases, lo que sentimos cada vez que nos haces una pregunta, cuya respuesta ya
está en el libro y… si no lo pudo comprar mi papá, ¿cómo te puedo responder
acertadamente, a pesar del respeto y el cariño que te profesamos? En suma,
¿para qué repetimos lo que está en los libros y en internet? ¿No crees que es
tiempo de cantar a voz en cuello, cada mañana, para borrar de nuestra mente
nuestras desgracias hogareñas a cambio de tener un poquito de tranquilidad para
un mejor aprender? ¿Y por qué no lo haces? ¿No sabes cantar? ¿también tienes
miedo de hacerlo mal? ¡Eso también nos pasa cada día, cada hora; en cada
instante de nuestras vidas! Ya estamos
en secundaria y hasta la fecha, hablándote con la verdad, ¡no hemos aprendido
nada! Nada de lo que necesitamos para ser mejores personas, para ser mejores
hijos ni para ser mejores padres. ¿No crees que ya es tiempo de salir de la
rutina?... de escapar del texto, de la repetición y del aburrimiento de ambos?
Si tu hija tiene nuestra misma edad… ¿por qué está en un cole particular?
¿Acaso somos malos o muy sucios y temes que se manche? ¡Perdóname! En lugar de
regalarte una satisfacción… te estoy preocupando… ¿amargando? o solo pensando.
Aunque creo que lo más importante es hacer pensar. Sí, pensar, analizar y
criticar con sustento… Si la vida te ha enseñado ello… ¿por qué no lo aplicas?
¿Por qué tenemos tantos espacios sin hacer nada? Porque, -si no te has dado
cuenta-, las tareas son copias de otras copias, donde solo uno o una de
nosotras trabajó y los demás… al pie de la letra ¿acaso las revisan? ¡Vamos!
Cuéntame ¿qué te vas a regalar? ¿un terno nuevo? ¿unos zapatos y corbata? ¿para
qué? Si seguirás siendo el mismo… viniendo igual que el año anterior y los
anteriores… Sorry, ¿no quisieras cambiar? ¿Por qué, mañana mismo, nos
sorprendes y nos haces cantar? No sabes cómo te lo agradeceríamos en el alma.
Por qué no investigamos todos cuál es el problema que más se repite en el aula,
en la casa o personalmente y con ello trabajamos, que tus alumnos, solos o en
parejas, analicen el mismo; que cada grupo proponga una alternativa de solución
factible y que, para ello, consulten a sus padres, a sus familiares o a los
otros docentes y, de ser posible, alcanzar a los PP.FF. o a la UGEL estos
resultados… creo que solo así podremos avanzar y tú, mi muy querido amigo, llegarás
a ser el faro de nuevas generaciones y pronto sabrás de nosotros… cuando sepas
que el estudio permanente, el sacrificio y la entrega puesta en cada letra,
volverán en forma de miles de recuerdos y bendiciones por aquel profe que se
atrevió a dar su vida por generar un cambio necesario: TÚ.
Tus alumnos del
Tercero “G”
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