Que el alcohol es la adicción que
causa mayores índices de mortalidad es una verdad tan evidente, como que el
choborra es el paciente que menos acepta que, sus reiteradas bombas, es algo
propio a su Síndrome de la Esponja que para de bomba en bomba sin querer
queriendo y en franca competencia con los “Bombarderos de la Cía. 2018”: Bashar
al-Ásad, Trump, la Techy May o el mismísimo Emmanuel Macron y sus inocentes bombas
pegadas en Siria.
-Pero, Inge… inclusive las
hormigas y los elefantes se pegan sus grandes trancazas hasta terminar tomados
del hombro y sin perder el paso porque las pueden pisar…
-¡Ok Doky, pero eso sucede con
otro tipo de animales…
Y digo esto, porque ahora no solo
se trata de las simples bombitas de siempre: un jonca de helenas al polo, dos litros de ron de quemar o
una damajuana de metílico purol; no, ahora resulta que se acabaron las ojivas convencionales
y acaban de aparecer otras que no solamente son smarts, sino, que además son
silenciosas y poseen objetivos predeterminados, con el agravante de ser a
prueba de devoluciones o interceptaciones por parte de la policía doméstica:
espesa, suegra o trampas.
De otro lado, también se sabe que
una biblioteca en un ambiente necesario
y complementario para la consulta académica permanente; y su majestuosidad
reclama un buen comportamiento, hasta sacro en algunos casos; pero resulta que
en este País de las grandes Garavillas su atención está sujeta a las
condicionantes de sus empleados: ignorancia al 100%, pagos extras, horario
rígido: de 10 a 12 por la mañana y de 16 a 18 horas en contados lugares de
gestión particular, ojo; porque en los otros es peor: 4 refrigerios, 2 almuerzos,
4 horas de descanso con discusiones
obligatorias acerca del mundial de fútbol, donde ahora las bibliotecarias saben
mucho más de Griesman que sobre las obras que tiene en sus polvorientos estantes.
-¿Y qué tiene que ver el trago
con los libros, Inge?
-¡Mucho, en este caso, digno de
Ripley!
Pues resulta que seis servidores
administrativos de una universidad de renombre internacional, deseando saber
qué era un libro, se pusieron de acuerdo para reunirse secretamente en una
biblioteca para, de una vez por todas, desentrañar qué diablos eran esos
papeles empastados que estaban guardados por años y por siglos; algo deberían
esconder. Es verdad que a las 19 horas o 7 de la noche hacía un frío de
miércoles, mas, eso no sería obstáculo teniendo en cuenta que cada uno estaría
premunido de dos litros de cañazo a 5 soles cada uno. Eran las 8 de la mañana
del día siguiente y todavía continuaba la discusión para saber si ese día era
apropiado para bajarse uno de los ejemplares.
Hacía un buen rato que los rayos
del sol habían invadido el aposento de cultura y los primeros alumnos, al
hallar la puerta de acceso entre abierta, descubrieron al sexteto en plenas
celebraciones chupísticas. Al día siguiente, fueron citados de grado o fuerza
para rendir sus manifestaciones ante el rector:
-¡A ver… señores… sutano,
mengano, perengano y metano… ¿se imaginan ustedes el bombazo que vamos a causar
en la Asamblea General, en la ciudad y en la SUNEDU? ¿por qué emborracharse en
la Biblioteca Central, bajarse todos los estantes y querer arrancar las hojas a
todos los libros? ¿qué diablos estaban buscando? Hablen, hablen… que lo mínimo
es una suspensión temporal y luego la separación definitiva de nuestros
claustros… ¡Los escucho!
-¡Jefazo, era mi cumpleaños… y
cómo no tengo familia…
-¡No, Jefe, queríamos celebrar
particularmente el aniversario de nuestro sindicato…
-¡Mentira! Estaba haciendo mucho
frío y como yo tengo las llaves de toda la…
-¡Es verdad, estaba haciendo
mucho frío y como los uniformes no abrigan nada, quisimos calentarnos un
poquito…
-¡¿Prendiendo fuego a los
libros?! ¿Están todavía borrachos?
-¡Sí!... ¡No, solo con un poquito
de resaca! Queríamos saber qué esconden los libros… si son tan viejos y todavía
los siguen “leendo”…
-La verdad, señor rector…
queríamos acabar con tanto libro viejo… y como sabemos que hay una partida
pa´comprar nuevos textos y revistas, nos pusimos de acuerdo pa´…
-¡Nerón va quedar como un bebe de
pechos! ¿En qué dependencias están asignados ustedes?
-En las bibliotecas, señor
–contestaron en coro-
-¿No estarán en la Sala de
Necropsias, o en la Clínica de Psiquiatría o en el Pabellón de la Morgue, nooo?
Porque ahora mismo… ¡Van a ser reubicados!
-¡Jefazo, ¿podemos escoger el
cargo y lugar?! Porque si no nuestras quejas irán al sindicato…
-¡Plop!
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