miércoles, 28 de marzo de 2018

CARTA ABIERTA


LA TUGURIZACIÓN CONTINÚA
A las autoridades de mi Arequipamanta: 
Y al decir autoridades no solo me refiero a la rica y muy potable Yami, sino también incluyo a las del otro bando, con sus improvisadas y descontextualizadas metidas de mitra hechas por: la Margaracha, la Choquehuanca, la Miriam, así como los demás embarres que parecen minúsculos; pero gracias al asesoramiento de A.G. seguirán tapados a la vista  de la SUNAT, de la Contraloría y del Joder Judicial; menos para nuestro olfato, el de los simples sobrevivientes; ya que solo algunos aparecerán a la luz del candil a sebo con el que pretendemos sacar a la luz tanta cochinada; aun cuando estamos en pleno uso y abuso de los focos Led; es decir, solo contados casos saldrán al patio… cuando, por cansancio,hayan prescrito todos los grandes alces y las incontables cutras  anidadas en nuestro chip y que suenan con más rango que un Decreto de Urgencia… Y como por estos lares del Tatito, todavía no ha aparecido un Perseo Cholo, capaz de encendernos la chispa del reclamo, de la exigencia y del derecho; para despertarnos de una vez por todas de ese decimonónico letargo en el que permanecen sepultadas nuestras fenecidas organizaciones Colegiadas, las de los sindicatos o aquellas sepultadas voces de los colegios profesionales que solo gritan para los cambios de presidente en sus juntas directrices. Mas, tomando en cuenta específicamente la observación sobre la explosión demográfica en AQP, la carencia de vivienda sana y planificada, así como meterse la cabeza entre las piernas y taparse el hocico y llenarse las alforjas a punta de prebendas; quienes deberían ser los que ordenen, controlen y señalen las pautas de gobernabilidad en este creciente caos de expansión urbana, depredación de nuestra campiña y el brutal desprecio por el descuidado patrimonio que nos sustenta poseer carácter de universal. Entonces, lo que se debe exigir es mucha disciplina, orden sistémico y ética manifiesta en cada una de nuestras acciones a realizar y eso, solo se puede lograr con un poco de cariño por esta bendita tierra que nos cobija; es más, en esta carta, no se pretende utilizar algún asomo de chauvinismo o patrioterismo en esta realidad terrena donde somos aprox. 1 500 000 “characatos” por nacimiento o adopción; de los cuales, valgan verdades, el 60% son de origen cusqueño, el 30% puneño y casi el 7% tienen raíces mistianas. ¿Que estos comentarios esconden un solapado regionalismo, racismo o xenofobia? No. Pero pretende sacudir hasta lo más hondo de nuestras verijas y no solo el ver, indolentes, el desperdigado hacinamiento de casas en los conos, la suciedad descontrolada en los mercados, la aparición de las improvisadas paradas y paraditas; las letrinas espontáneas en que convierten a los parques y avenidas de casco urbano; aunada a la ausencia de policía e higiene en los vendedores ambulantes (incluyendo en la periferia de los malls y de los hospitales); mientras se perpetúa la marcada indiferencia por el exceso de un parque automotor caduco y contaminante porque no respetando, controlado ni por la propia salud de las encargadas. Asimismo, ¿cree el gendarme archiconocido de la MPA que cerrando unos cuantos burdeles se acabó el problema de la prostitución? ¿Considera que, tapando un chupo, se acabó el acné? ¿Acaso no sabe que los hoteles y hostales son las actuales casas de cita que pasan piola? Mientras tanto, ¿Y las universidades… cuándo se manifiestan? ¿Los colegios profesionales, seguirán mudos? ¿El transporte público se solucionará con el SIT?, seguro que NOT.
Desde luego que una golondrina no hace verano, pero si fuéramos diez, cien, mil o un millón, la cosa sería diferente; mas, hay que empezar a convertir nuestras voces en miles de megáfonos, para cuidar lo que es nuestro; reclamar por todo aquello que tenemos la obligación de preservar como legado para los que vienen y que sea el mejor; porque deberán ser, sobre todo, personas de bien y que siempre se plieguen a la lucha contra todo aquello que huela a mentira, robo e injusticia.
Atte:                                                                                      
                                                   Dn. Francisco de la Torre Chimba


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