domingo, 13 de agosto de 2017

OSTEOPENIA

Apenas pudo apreciar las imágenes fijadas en mis radiografías comparativas de ambas rodillas, el galeno se llevó la mano a la barbilla y en un gesto que denotaba, a todas luces, preocupación, levantó una ceja y mirándome de reojo me advirtió:

-Amigo… ¡Nunca he visto algo semejante…! ¡Esto parece cosas del demonio! En serio –y no es para asustarlo-, pero coincido plenamente con el diagnóstico de la colega radióloga: Pinzamiento de la interlínea femorotibial, con aumento de los ángulos de reflexión articular… Pero esta toma señala con claridad este caso único. Fíjese, primera vez que veo estos cachos laterales en sus rodillas; es decir que ambas acusan calcificaciones desmedidas… ¿No le molestan cuando camina? Claro que no son para tropezarse… mas, si usted fuera gallo… gozaría de otro par adicional de espolones… Pero no se preocupe, amigo… que aquí le pegamos una limadota de la gran flauta y va a disponer de un par de bisagras a prueba de 200 kilos de peso. Sin embargo, hay otra cosa que me preocupa más… también en su parte final del texto reza:  severa osteopenia… ahora sí que está jodido, sí muy jodido, amigo.
Primera vez que yo escuchaba el término osteopenia y lo primero que acudió a mi mente fue: pena… pero ¿pena en los huesos? Iba a preguntarle al galeno, cuando…

-Comprendo su ansiedad amigo… ese término de la Osteopenia está referido a la carencia de calcio en los huesos…
-¿Y a qué se debe, doctor, porfa?
-¡Consecuencia de los polvos! Respondió lacónicamente.
-Pero si yo no creo haberme excedido en mis relaciones…
-No. Los polvos del tiempo…
-Pero, doctor, por el contrario, no me demoro…
-¡Tampoco está referido a la duración! Como quien dice, son problemas del alma… del almanaque: El polvo que llama al polvo.
-¿Quéee… me está llamando el cajón?
-¡Menos! Porque usted mi amigo es sordo y apellida Tapia de las dos orejas.
-¿Y qué puedo hacer para lograr ingerir calcio? Porque además de diabético, soy intolerante a la lactosa…

-Bueno, en ese caso, tiene que cambiar de tetas… ja, ja, ja. En lugar de la Pura Vida, hay que hacerla de ajonjolí y comer sustitutos y complementos: verduras, como el repollo, la acelga y el brócoli; pero hay que tener mucho cuidado con este último… porque se puede convertir en brócoli y ya no le va a faltar su lechecita, je, je, je. También puede tirar huevo diariamente… es decir, que puede consumirlo, pero es en la cáscara donde hay mayor cantidad de calcio. Sin embargo, mi consejo final es que acuda diariamente a la consulta de la dietista, aprovechando que dispone de un par de porongos extraordinarios y además pueden ser gratis. Amigo, en serio, solo he tratado de cambiar su estado de ánimo, porque hoy en día cualquier síntoma a tiempo puede ser más benigno que maligno; así que vaya inmediatamente a la unidad de Bienestar Lácteo y trate de ser el primero, porque si no puede quedarse sin su teta. ¡Vaya, amigo, vaya!

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