sábado, 25 de marzo de 2017

APLAUSOS


Doctor Chiro T. :
Una también tiene sus gustitos y más en la intimidad. Cada vez que estoy con mi pareja suelo pedirle que me dé algunas palmadas en el mero cachete para ponerle más ánimo al asunto. Al inicio, y con el fragor de la lucha mi pedido pasó piola y las palmaditas se sucedieron unas tras otras; pero después de un tiempo, mi machucante al sentirse exigido se detuvo, cambió de expresión, me miró con cierta duda y prosiguió el encuentro un tanto desalentado. Ayer, después de mi antojo, muy sorprendido, abrió los ojos desmesuradamente. Me tiró; sí, me tiró suavemente a un lado y luego fingió unos espasmos repentinos en el estómago; obviamente, se vinieron abajo todos los preludios chancatorios y mataron nuestro entusiasta clinch. ¿Qué hago, doctorcito? ¿O es acaso que nosotras no debemos expresar de alguna forma nuestras fantasías? Porque puedo declararme en suspensión de labores camadémicas no sin antes denunciarlo por misógino, insensible, bruto, animal, idiota y estúpido. Mas, si persiste en su clara incomprensión a mis justas exigencias, lo condeno a trabajos manuales y le cierro las puertas del cielo indefinidamente.
                                                                                                                               Angelita del Potosí

Querida Angelita: ¡tienes toda la razón del mundo! Tu taladro portátil es toda una mula y tú lo sospechas. Inclusive, las penalidades que propones son acertadas; pero, y solo por tratar de responder a tu atenta consulta puedo señalar que todos tenemos derecho a experimentar fantasías eróticas alguna vez. Mucho más si se pide en el fragor de las  acciones íntimas… pero en esta viña de Señor… hay cada mulo. Perdónalo porque no sabe lo que se pierde.
Tu travieso pedido no fue entendido a cabalidad y, por el contrario, la bestia en referencia, al disponer de una corteza cerebral de 5 cm. de espesor, congelada desde la era del hielo, sigue pensando que cualquier fantasía erótica solo debe ser propuesta por el de arriba; es decir, por él y solamente él. Craso error, porque hoy en día, estando ustedes cabalgando a galope tendido, gozan y hacen gozar al máximo. Trata de hacerle entender (previa trepanación con taladro hidráulico de 2m), que proponga su fantasía propia. Nunca lo va a hacer porque sexualmente se quedó en la era terciaria. Preséntate al próximo encuentro vestida de domadora y verás que con solo divisar tu látigo se va a poner más verde que una palta y doblemente cabizbajo optará por el retiro inmediato. Sigue insistiendo, que algunos especímenes machos tienen posibilidades de evolucionar. ¡Suerte!


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