lunes, 20 de marzo de 2017

UNA CHATA CON GPS




Estimado Dr. Fast:
Le envío la presente totalmente convencido que, por pareja, tengo un GPS. Digo esto porque durante los últimos diez encuentros tenidos en cuatro días, mi adorada Pepita se ha convertido en una experta en Kamasutra; a tal punto que, durante el acto, me da toda clase de indicaciones, incluyendo: hora, día y lugar; temperatura, modalidad o pose, hasta el tipo y tamaño del lecho para “una mejor performance en pro de encuentros multiorgásmicos”, según reza la receta.
Esto sería tolerable, puesto que se entiende como una natural preocupación  por disponer de las mejores condiciones para dar rienda suelta a nuestras apetencias sexuales. Obviamente que hasta aquí no hay problema; pero si agregamos que cada tres segundos se escucha: -¿por qué te has quedado con esa trusa…no ves que es muy inapropiada para la fecha? …mejor te quedaba la negra!  -¿Hasta cuándo vas a estar encima? Ya han pasado 2 minutos, 30 segundos y dos décimas y…no hay cambio! ¡Qué esperas! –Cambio en el equipo! Después de la primera llegada, volvemos al inicio! Esta no es la postura que nos toca! –Mis piernas deben ir más arriba…! Espera, espera,,, no te apures… por ahí no!… aguanta! –Mejor descansamos para empezar de nuevo! ¿Qué tal la 69 y medio?
Y así comienza la misma letanía por la cual determina escrupulosamente cada paso que debo seguir durante todo el acto. Al inicio, pensé que sería de gran ayuda acceder a sus indicaciones para lograr un goce mutuo y duradero. Pero, en realidad es un tormento que está acabando conmigo y con mi fiel compañero que terminamos por agachar las cabezas y no poder cumplir como Dios manda, según reza la Biblia…
Requiero de su acertado consejo para continuar con aquellos días tan felices en los  cuales solo había susurros, caricias y entrega total.

                                                                                               Renzo Shuller. La Colina

Estimado Renzo: creo entender las dificultades fisio-sicológicas que estás aguantando, sobre todo, al final de cada round, En realidad, parece que, ella, de tanto hablar por cel, se lo debe haber tragado sin darse cuenta y justo se ha integrado con la epiglotis, aquella app del GPS. De que hay solución…hay solución, aunque las alternativas que te propongo pueden resultarte muy drásticas; sin embargo, son muy eficaces, dadas las app que la última tecnología alcanza para casos similares:
A)   Hazle una toma de rayos X y vas a confirmar mi teoría del celular, en cuyo caso solo sería cuestión de darle una purga extra fuerte para que pueda expedir dicho adminículo; salvo que se haya tragado una Tablet china, alternativa, con doble chip y del tamaño King size;
B)    Hacerle medir la lengua, tal vez calce 30 de largo en estado de reposo (casi imposible que se halle en descanso, por lo conocido) y solo 20 de cavidad para guardarla;
C)    Averiguar su actual dieta, tal vez esté asentando los postres con sendas botellas de Chuchuhuasi, en cuyo caso, toda su libido le está jugando una mala pasada, porque su función era otra: hacerla hablar con el cuerpo.
Nota.- En caso de no hallar solución inmediata a este especial caso de invasión o atraco tecnológico, puedes optar por completar su asentativo: antes de empezar cada round, le metes, perdón, le das dos copitas de champán marca Veirolo, mezclado con Vodka de 10 soles el litro y vas a ver cómo va a gozar sin emitir palabra alguna. Solo se escucharán gemidos a tres cuadras de distancia y así volverás a recuperar la tonicidad de tu fiel compañero y, sobre todo, tu autoestima que debe estar en el subsuelo. Si esto no da resultado, te queda un remedio infalible: te consigues dos corchos de damajuana y asunto concluido. Me lo vas a agradecer por toda la eternidad.   




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