Estimado doctorcito Chiro T. Fast: acudo a usted en la
seguridad de contar con su atinada respuesta profesional, aunque, lo mío, creo
que má precisa de un calificado psicólogo. Tengo 29 añitos además de una pareja
sumamente comprensiva y cumplidora de sus “obligaciones” camatorias como usted
las llama. Todo iba de lo más bien, pero por recomendación de mi comadre
Antuca, empecé a usar el semen recién eyaculado como si fuera una crema
humectante, refrescante y antiarrugas; aplicándolo en todo mi rostro y, al
rato, podía comprobar sus excelentes resultados porque, frente al espejo cada
vez me veía lozana, tersa y rozagante; a tal punto, que despertaba la envidia
de mis amigas y constantemente me pedían la marca del ungüento milagroso que
estaba utilizando.
Pero la cosa no quedó allí. Pronto la maravillosa
pasta rejuvenecedora pasó a cubrir cuello, brazos y espalda; obviamente con
mayor exigencia del producto y mi “novio” accedía muy gustoso. Doctorcito, ¿qué
me aconseja? No es que quiera poner una fábrica, sacar patente y volverme
millonaria… porque donantes nunca faltan. ¿En realidad dicho líquido puede
cumplir una acción saludable y cosmética? Porque ya estoy pensado tirarme abajo
a la Unique…
Carola de Leite. Ruta del Comercio, Chacarilla
Carolita:
tienes la dicha de contar con dos elementos que te están ayudando a conservar
la frescura de tu piel: de una parte, el “cumplimiento” que recibes de tu
pareja, parte interesada también en satisfacer todos tus deseos sentimentales y
corporales a cabalidad; de la otra, la animosidad de tu espíritu que te hacer
ver efectivamente permanentemente joven y bonita. Sin embargo, sobre las
propiedades de belleza que guarda o proporciona el semen no se conoce a ciencia
cierta, de tal manera que no hay una prueba real y científica que nos asegure
de sus bondades de estiramiento dérmico. Sobre la posibilidad de establecer una
empresa farmacéutica en base a tu milagroso líquido… ¿Sería imposible…why? La
cantidad de voluntarios proveedores de materia prima; cantidad de aporte por
ejemplar; ¿igual cantidad y disponibilidad de recepcionistas? Y, por último, la
conservación, almacenamiento y presentación del producto elaborado… ¿tendría
alguna semejanza con el aparato proveedor? ¿Y su color? Bueno, esas son cuestiones
a resolver por el merchandising… pero el mayor problema a resolver creo que
sería el de la competencia desleal, una vez que se plagie la fórmula y dicho
producto quiera ser empleado para “otros” cutis... más sofisticados, digo.
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