Estimado Galeno: hay un hecho que inicialmente lo pasaba
inadvertido, tal vez por su escasa o
nula presentación; pero que en los últimos 7 lunes, no solo saltan a la vista,
sino que estoy a punto de coger mi
peque-peque para ponerme a remar por esos grandes lagos surgidos junto a mi
inmaculado cuerpo, inundando gran parte de mi lecho conyugal. Pues este hijo de la guayaba que tengo por amado amante, está emitiendo tales
inundaciones, al punto que la congelante inmovilidad de sus eyaculaciones, me
mantienen por largos ratos presa de mil cavilaciones y con muy bajas
lucubraciones que, a esta altura, me están ocasionando fijaciones tan grandes
como una parafilia y sus tentadoras perversiones. Primero, porque considero que toda
acción prepara una reacción; que el comportamiento de mi machucante, acusa
mi falta de atención chancatoria, posiblemente perdida entre las sábanas de mi
satisfacción personal, descuidando “mis obligaciones sexuales de pareja” y que,
por lo mismo, ese pajarraco está buscando otras vías de plenitud o peor,
está al acecho de otras presas más animadas, más jóvenes o más prestas al
servicio. Lo segundo, porque esas poluciones nocturnas generalmente
corresponden a púberes o adolescentes estimulados por cualquier insecto que
cruce por “su adelante” y le muestre características propias de una hembra; sea
mosca o cucaracha, cabra o zorrita… y lo demás, solo es trabajo de su natural
imaginación. ¿Qué hacer? He pensado en ponerme un piyama impermeable, pero
sería demasiado sospechoso; voltearme hacia el otro lado… pero puedo terminar
hecha un témpano almidonado o en última instancia, aprovechar el paro general y
mandarme uno de padre y señor mío. ¿Voy preparando los papeles para el
divorcio?
Marina del Campo, La Punta, Callao
Estimada
Marina: empiezo señalando con mucho tino y esperando que aquello del divorcio
solo haya sido una salida extrema porque deduzco, tienes principios sólidos y
podrías estar pensando: a grandes males, grandes remedios. Pero una acción de
ese tipo no es solución. No me has indicado edades, mas supongo que ustedes son
una pareja con un buen recorrido amatorio, de allí tu comprensiva preocupación.
Efectivamente, estas reacciones eróticas pertenecen generalmente a organismos
en vía de maduración o consolidación de características propias de un joven
aparato masculino. Sin embargo, estas inundaciones pueden presentarse en
cualquier edad, solo en contadas ocasiones o debidas a determinados estímulos
eróticos vistos antes de irse a descansar en los brazos de la trampa y es
precisamente, en la producción onírica que salen disfrazados en versión King
Kong con full HD, disfrutados a forro en una comunidad topléssica que
alcanza niveles supra incendio de cerebelo y que se traducen en grandes sunamis seminales, gratos pero inconscientes. Bueno, ¿Y cuál es la
solución? Fácil, sea cual fuere las horas de vuelo cargadas en su bitácora de
atracos, deberán desnudarse plenamente (mentalmente) y cantarse la verdad de la
milanesa (a calzón quitado), que toda sombra de engaño, disfunción o bronca van
a terminar en un clinch, cheek to cheek inolvidable. Happy Day.
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