Bueno, aquello
de santo, solo le duraría unos cuantos siglos; mientras no descubriera las
delicias que su arrastrada confidente (doña Cule I), le pasara el dato, momentos
antes de dormir entre sus piernas. Pues, según los primigenios whatsApp enviados
por las “blindadas Reporteras del Edén” (Siglo -000), quelonios en cuya conchaza
king zice, estaban encriptados los millones de chismes desde que Tata Lindo se
puso a maldecir porque su Play Station Sideral
no le ofrecía soluciones fáciles. De allí que, las primeras tortu-ninjas
pararon las antenas y enviaron sus reportes con el más veloz de sus nietos,
motivo suficiente para entender este ´breve lapso´ en la recepción de sus post
y también, porque en gran parte es culpa del Ángel de las Bolas de Oro… pues
los mantenía escondidos, otro tanto, bajo su sétima bola, sección: top secret!
¿Y qué había
pasado en esos diez milloncitos y medio de años siderales? Pues el recepcionista
de marras era el Tarzán, puesto en el primer Jardín Botánico, tamaño Brasil y
Tata Lindo lo había premiau con vacaciones indefinidas, mesa servida en la cama
y una varona de dos plazas. Bueno, este santo varón, después de haberse roto el
coco descifrando el primer chisme así decía: … Había una vez en ese paraíso… un
fulano cocinado en Tangañica, Olduvai, África; quien, andando calato por el
bosque y no sabiendo qué hacer, empezó a discurrir triste y con grandes
picazones, sobre todo por las noches. Recuerden ustedes que, el pobre, todavía
no sabía los goces del himeneo y anduvo como loco y sin poder hallar una
explicación lógica (?) y racional (??) mientras no dispusiera de un espejo para
que le “diga” las diferencias que tenía con su varona. Si bien sus necesidades
fisiológicas solo se remitían a comer, dormir, pasear y dormir… francamente ya
le estaba llegando al huevo, porque él tenía unas ganas inmensas de meter sus
narices en todo aquello que tenía a mano. Así, pues, todo él compungido, andaba
pegando puñetazo y medio a los burlones chimpancés porque eran unos monos copiones
que en todo lo imitaban y ahora, lo miraban y se cargaban de risa; luego,
pateaba a las culebras porque se le metían entre las piernas y constantemente
le hacían “trompezar” y caer de cara sobre los inmensos silos que sembraban los
elefantes y los chimpancés volvían a disparar a diestra y siniestra sus miserables
carcajadas. Desesperado el varón empezó a experimentar una nueva emoción y así
se lamentaba:
-¿Dime, Yavéh, si ya ves… qué estos monos de mierda,
junto con esas desgraciadas y burlonas hienas, se mueren de la risa cada vez
que me ven calato? ¿Por qué soy diferente de la varona? ¿T´ias equivocado y
m´ias colocado esta minucia tan solo pa´ser pichi? ¡No creyo! Si túeres
impotente, Perdona mi lengua pues recién la estoy dominando, digo, si Vos Sois
omnipotente, ¿la cosa es que solo sirve para hacer pipí?
Ya iba a guarecerse debajo de una gran palmera y
taparse con una orangutana de la gran flauta, cuando escuchó una voz desde el
cielo que más le parecía una cadena de truenos, que le replicó:
-Adán,
¿ande´stás, woncito?
-¿Adivina, pue… no que Tú lo ves todo, ahhhhhh?
-¡Déjate de
cojudeces y ven acá! Que no solo soy Tu Dios, Tu amigo y Tu choche…No me gusta
repetir las cosas… así que tranquilo, que mi bondad es magnánima y
magnificiente, pero también tiene límites; por lo tanto…
-Perdón, Dios mío… pero no se dice magnificiente; se
dice magnificente!
-Basta, carajo! ¡Tan
solo escucha! Que a mí nadie me corrige porque soy impotente, digo omnipotente,
omnisciente y omnívoro… aunque Ma. Santísima no quiere que engorde porque…
-Sorry, Mi Choche!... pero me ahueva no hacer nada de
nada con mi…
-¡Ya lo sé! Te
voy a encargar una pequeña tareíta; y lo primero que harás será una zarza…
-¿De tolinas, cebollita picada, con tomate y harto
perejil?
-Cojudo! Ahora dudo
-más que nunca-, porque realmente no estás hecho a mi imagen; menos, lo seas a
mi semejanza… Bueno, tendré que amputarte la cola y meterte un kilo de masa
gris… a ver si con ello mejoras; pero, por siaca, y dado este especial momento…
pues, si no tienes labor alguna y todo el día estás con las manos en los bolsillos
(?)! Te estaba diciendo… primero, prepara una zarza ardiente, digo, un altar de
piedra y allí colocas trozos pequeños de madera y los prendes!
¿Dios mío! Y con qué los enciendo…? Ayer, Has hecho
llover a cataratas y mis piedras encendedoras están que chorrean montones de
agua!
-No os
preocupéis! ¡Que Yo os mando un buen rayo sobre tu ara; digo, sobre tu mojón hecho
con piedras y… asunto resuelto! Pero, eso sí, os repito: ¡vos tenéis que elevar
múltiples preces u oraciones en nombre de este, Tu Padre, para el Hijo y para el Espíritu Santo!
-¿Y para mi padre y mi madre?
Y cayó un
diluvio por 40 días y 40 noches. ¡Amén!
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