lunes, 29 de agosto de 2016

MUCHO BARCO…


Ayer, desesperado, corrí a comprarme un par de tabas espectaculares y no porque el stock de mis zapateras estuviera agotándose; o por el contrario, tener las “tabas” tan pasadas de moda que parecían estar camino a verse como sandalias romanas; mas, en honor a la verdad, mostraban tanto recogimiento que ya parecía que, al quitármelos, efectuaban un acto de contrición con una increíble reverencia católica: automáticamente y por decisión propia, se juntaban la punta con el talón cual si fueran gusanos envueltos en sí mismos y  la suela semejaba una circular caparazón… pero eran mis tabas del alma.
Mas lo peor sucedió la semana pasada, pues tuve desagradables “tropezones tamaño XXXLarge” que no cabían en mi propia oficina, porque el maldito chisme se estaba difundiendo por toda la empresa llegando hasta las 13 sucursales a nivel nacional. En ese momento, no quise creerlo, pero estaba propiciando una miserable lástima; sobre todo entre mis causas: aquellos infidentes, lenguas de trapo, viejos compañeros de correrías, aventuras y chupetas:
-Oye, Zambrano, ¿te has enterado de la última?... El Chato de Recursos Humanos es chicapierna!
-Claro pue, won! Si es un petizo de la GP… pero es el enano más pen…denciero de la unidad ¿y cuál es el cuento? ¿Sigue con la potable tía VW, que nunca para en Mesa de Partes? ¿El retaco usa prótesis?
-No usa nada de nada! Pero, no vayas a decir esto… porque es muy íntimo y como amigos que somos… ¡debemos hacerle el bajo!
-Suelta, suelta que me estoy comiendo hasta el calzoncillo! ¿Tan brava es la cosa?
-Pues de eso se trata… también es chato de allí! La tía de Recursos se lo contó a su Secre… que el Mojón calza del número 35!
-O sea que el maldito es super, archi, recontra bien aventajado! Semejante…
-Talla 35… de zapatos!
-¡No jodas! Pobre Enano! Pero no te preocupes,… que soy una tumba ¡
Al instante, la pequeñez de mi cuestión voló por todos los WhatsApp y todo el santo día la Oficina de RR.HH. estuvo inusualmente invadida por propios y extraños “amigos”.  Al comienzo creía que mi simpatía estaba que reventaba de amigos y amigas –algunas nunca vistas-; sin embargo, luego reparé que todos, absolutamente todos, clavaban su mirada en mis pies, se volteaban y poniéndose la mano sobre la boca trataban de disimular inmensas sonrisas. Aquello me sacó de quicio y no pude dormir. Solo cuando volteé para mirar en el piso mis remangados zapatos caí en la cuenta: estaban muy viejos!
Me he comprado un par de tabas talla 45 con plataforma interna y con ello me debo ver mejor y casi de la talla común. Al comienzo tuve pequeñas dificultades para tratar de dominar aquellas enormes bestias y con cada paso parecía arrastrar dos enormes moles tamaño familiar.
-Hola, “Recortao”! ¡Qué buenas tabernas nos echamos al diario!
-Sí, pues, “Anisao”, t´as hervido tuavía! La oficina se ha llenado con tu turrón!
-No, se ha llenado con tus portaviones, Rerrecortao! ¡Allí pueden caber tú y la tía!
-No, solo yo con tu vieja!
-A mi vieja no la metas, won!
-No metamos a las viejas, won!
Y olímpicamente, seguía luciendo orondo mis brillantes barcos que los arrastraba buscando que todo el mundo reparase en su estreno, pero por sobre todo en su espectacular tamaño. Recibí mil felicitaciones de propios y extraños. Tanta gratuita amabilidad iba carcomiendo mi fingida indiferencia. Así llegué a mi escritorio y sorpresa… la oficina estaba vacía. Solo una blanca hoja de papel frente a mí señalaba una inscripción: No necesitas ese par de buques de semejante tamaño; lo que tú precisas es cambiar otra cosa… aprovecha que ya existen prótesis…!
                                                                                 



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