Estimado Dr. Chiro T. Fast:
Trato de escribir la presente desde una postura cuadripléjica,
inoportuna e imprevista que me tiene casi inmóvil en actitud por demás hostil
de alicate. Resulta, mi estimado galeno, que al término de las tres últimas
sesiones amatorias, face to face, toda mi fortaleza libidinosa se fue al tacho
porque el maldito calambre colocó un súbito finito a dicho encuentro de una
manera muy peculiar: me recogí totalmente en el síndrome de cangrejo. Y con
esto no quiero referirme en especial a ninguno de mis colegas camanenses.
Prosigo: en plena faena chancadora y justo cuando ya íbamos a llegar al !se me
viene el huayco¡ quedé literalmente petrificado de la cintura para abajo
forjando una horqueta con mis piernas; resultando inconmovible hacia el
poniente y el resto del organismo hacia el jodiente; porque la referida pose
arruinó todo el vergel, sobre todo para la pieza de abajo: ella súbitamente
adquirió una sensación de desencanto, jadeando con toda su lengua afuera,
retorciendo los ojos con una mirada malditamente inquisidora; de pronto,
detuvo su jadeo, quedándose petrificada,
estupefacta; cesando su ritmo galopante en solo tres segundos y una centésima
como si le hubiesen colocado cinco kilos de hielo en el punto G. Bueno, pues,
la consulta es ¿por qué la aparición de mis calambres justo en el momento menos
oportuno y solo en el aparato de locomoción?
El
Rasputín de Pachacútec
Estimado Raspu: también trato de contestarte de la mejor manera,
toda vez que tu caso (y con ello no quiero decir que estás grave de abajo),
sino, que dadas las circunstancias tan especiales en las que acuden raudos e
incontenibles tus encogimientos y solo afectan tu tren inferior; esperando que
solo sea esa parte de tu locomoción; porque de lo contrario en este mismo
momento tendríamos que hacer una consulta médica a nuestro equipo (Nicolás
Paredes, la Rampolla y Tiro Loco, un chamán de la GP (la Gran Piura, y no lo
que pensabas), para meterte, con carácter de irremediable, una mano –y no una
mano cualquiera (provecho) sino, una mano de plátanos completita, tratándose de
una falta de NA, sodio, lo que te tiene en postura de alacrán, pero al revés.
Sin embargo, podría ser también que los años te están jugando un partido aparte
y ya estén cobrando los descuentos; dicho sea de paso, si estás dale que dale a
la mocita puedes estar sobregirado, de repente tu puerco, perdón, tu cuerpo
está pidiendo chepa hace un buen ratón y esta es una de sus manifestaciones
exigidas por el populorum llamado aguante; aunque también podría ser debido a
la carencia de olla; es decir avitaminosis en todo el abecedario. Y la solución
ya la conoces:
1° Ponle stop a la chancadora porque puedes terminar con muchas
lagunas en la azotea y el mufle carbonizado por la exigencia permanente;
2° cambia de licuadora porque la Bormix que te ha tocado va a
terminar haciéndote polvo junto con tu herramienta, caso en el cual ya no hay
vuelta al asunto así recurras a las Huaringas, Tarapoto o San Cachito, Patrono
de los Impo…tentes y,
3° Si optas por la cura del plátano, te recomiendo los de isla,
preferentemente aquellos del tipo Guayaquileño, tamaño kingsize y que los
consumas por ambos lados. No pienses mal, ni te pongas pálido. Quiero explicarte
que ello significa que lo hagas por la boca ya sea por la mañana o por la
noche. Aunque, conforme decían nuestras abuelitas: -el plátano, en la mañana, oro;
en la tarde, plata; y de noche mata, así que puedes hacer la prueba esta misma
noche, total, no creo que un plátano vaya a matar tus ansiedades y podrías
volver a la andadas con don Sata.
Buena Suerte! Y Provecho!
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