jueves, 12 de mayo de 2016

GALILEO GALILEI


Este ilustre hijo de la Bella Pisa, siendo muy niño, su padre quiso inclinarlo también hacia las artes en general y la música en especial, así pues el futuro genio tuvo que inclinarse (allí todo se inclina, hasta su famosa Torre Pendente o Torre Inclinada) por la música tal como mandaba, chicote en mano, su amoroso padre; y con la music, -de raspetón- tomar entre sus cuerdas la física y las matemáticas, al estar íntimamente emparentadas con el estudio teórico de la armonía. Pero la inclinación que lo persiguió hasta su muerte fueron los problemas. Pronto lo alcanzaría uno tamaño king size: la muerte de su viejo dejándolo en la mera strada junto con otros 7 grandes problemas… sus hermanos menores. Este ´insignificante´ tropiezo hizo que se trasladara junto con su family a Florencia, donde tampoco floreció su fortuna ni sus estudios de medicina encargados por el difunto pater famillias. Grandes inconvenientes de tipo científico-religioso de la época lo siguen, por lo cual regresa a Pisa y gracias a la oscilante lámpara de su catedral descubre el isocronismo del péndulo dejándolos estúpidos a los curas católicos que querían pegarla de científicos y empieza a estudiar Física. Por tres largos años se hace íntimo con la Geometría de Euclides, la que le proporciona un basamento lógico netamente copernicano; sin embargo, él ya había estado de tú a vos con los principios de Arquímedes, pues se los conocía de memoria, originándole a la competencia eclesial, insoportables dolores de cabeza, pues sus postulados iban en contra del cucufa Aristóteles y, más tarde, para verificar su particular centro de gravedad en los cuerpos sólidos, todos los días a las 12m en punto (era muy puntual) se ponía a lanzar objetos desde lo alto de la torre: desde pequeños guijarros, seguidos de piedras tamaño bola de cañón, hasta un enorme pedrón de 20 toneladas (razón por la cual se terminó de inclinar la torrre) como prueba final de su nueva teoría; no contando con que a la misma hora desfilaban una veintena clérigos dispuestos a recibir la comunión, pero su mala suerte hizo que algunos recibieran la extremaunción por un simple error de cálculo, haciéndolos conocer el más allá de una manera breve y muy sentida en toda la ciudad.

El terremoto teórico y material vivido por sus habitantes (VII en la Scala de Mercalli) y su fatal consecuencia fueron razones suficientes para que la “Academia del Lincei” le otorgara el nombramiento de Filósofo y Matemático del Gran Duce en mérito a tres razones: 1ra. Al cuidado y mejoramiento del medio ambiente local con proyección a ser aplicado en toda la península; 2da. Incremento del turismo vivencial, tomando todas las providencias del caso; y 3ra. Un reconocimiento y aplauso generalizado por parte de la Iglesia Católica dotándolo de una santa a su entera y real disposición la cual sería entregada en Roma.

Después de entregar un telescopio de su creación al Senado de Venecia nunca se imaginó que en Roma lo harían ver otras estrellas con la santa prometida: la santa Inquisición! Macabra máquina de destrucción física e ideológica a servicio del Papado. Del 12 al 30 de abril de 1613, gravemente enfermo, es continuamente interrogado y le proponen abjurar de sus propósitos y teorías científicas. Galileo se rehúsa inicialmente, pero después de dos larguísimos procesos intimidatorios a cargo de la Congregación del Índice formada por cardenales que defendían la hermenéutica canónica (Ptolemaica y geocentrista) lo obligan a contradecir públicamente sus postulados…

Mas este insigne científico fiel a sus principios lógicos, sabiendo que nuestro planeta se movía alrededor del sol, camino a la prisión iba musitando entre dientes: EPPUR SI MUOVE ¡ Y una sonrisa maliciosa dejaba entrever la firmeza de sus verdades sobre los dogmas y sofismas propios de la época.

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