domingo, 13 de marzo de 2016

TUTAMKAMÓN EN EL 2016



La noche anterior el guía había sido muy claroen sus indicaciones para visitar, por la mañana siguiente, las tres principales y perfectas pirámides, las mismas que parecían estar a tiro de piedra con respecto a la cercana ubicación de nuestro hotel.

-Siñoras toristas… mañana bor la mañana baso a recogerlos a las 8:30… llevar ropas ligeras borque il disierto istá muy galiente y vueden haber dismayos… yala yala… meshi, meshi. Amigos toristas… bor favor, no me lagan esbirar tudo il mañanas nel lobby; quien no istá brebarado a esa hora quedarse sin visitar la tumba de Tutankamon hasta il mañana dil mañana!

Después de un opíparo desayuno, el cual incluía desde un anhelado jugo de naranja bien heladito, hasta innúmeras ensaladas de frutas, de verduras o de granos nutrientes; al mismo tiempo se ofrecían inmensas ollas rectangulares que guardaban infinidad de humeantes platos hechos en base de condimentadas carnes, cientos de pastas y miles de embutidos. Todo esto se remataba con otra infinita variedad de postres milenarios a cual mejor usanza de etapas faraónicas. Llenos hasta el hartazgo y con los buches inflados cual pelícanos repletos, salimos tambaleantes hasta un minibús con destino a las espectaculares Keops, Kefrén y Mikerinos.

Llegando hasta nuestro destino y ya en pleno desierto, la caminata era por demás agobiante a pesar de subir por un trayecto relativamente corto. Como es usual en todo sitio turístico los comerciantes estaban a la caza de futuros  clientes gritando desaforadamente:

-Morning… my friends… buon giorno…amici; ah… bonos diyas, amigous… ¿de México o de Colombia? Baisanitus… aquí máis baratu 10 fotos bor 20 dólares… bueden ser hasta 12 fotos… quí dice… amigos… Ou brefieres con camello incloído? Camello bueno… su siñoras lo castiga si se pourta mal! Abrovecha amigous! Quince minutus in camello bueno  y bonito… mira que le cayes muy bueno al “Omán”, sestá riyendo contigo y mira, mira, hasta te mira el ojo… Sube pois amigu!

-A ver, toros aquí! Bor toros los dioses del Nilo, no berder el grupo… aquí berderse. Berderse la entrada a la Cámara Brincipal de la Keops… yala, yala? Meshi, meshi! Aquí tener los tickets… bonerse en fila india bara boder agacharse en ciertos basajes… mijor tomarse de la mano bara no detenerse en las muchas entradas y chocar con cualquiera de las favoritas del Faraón… que osteres siñores toristas podéis acabar shendo favoritas en el Valle de los Mortos!    

Trepamos o mejor dicho gateamos como 20 metros, que parecieron cien, por un virtual sendero escalonado surcado exprofeso en plena piedra caliza para crear una atmósfera de misterio e incredulidad, mas también parecía haberse quemado alguna esencia aromática para darle un mayor efecto dramático a la tenebrosa travesía conducente hasta los aposentos mortuorios del gran rey de reyes, el poderoso Tutankamón. Íbamos avanzando lentamente cuando, de pronto, la estrecha senda se tornó más oscura y su techo bajó ostensiblemente obligando a todo el mundo agacharse para exigir una reverencia obligada en el sitio sagrado. Paulatinamente el aire se fue enrareciendo aún más y pronto quedé desligado de la fila.  Un creciente sopor invadía todo mi ser y aquel sudor subía muy helado cual negra cobra que me turbaba desde el final de mis uñas hasta quedar en la más completa orfandad, obnubilado aún más por el gigantesco manto de la nada.

-¿Quién eres tú desdichado infiel y qué diablos hacéis en mis aposentos reales?
-¿Cuá… cuá… cuáles aposentos reales? Si todo esto es una sala funeraria… pues allí está ese sarcófago de oro sobre esa blanquísima y gigantesca base de mármol y esa es una capilla funeraria a todo dar… pero ¿qué hago yo aquí si estoy vivo?
-Ministro de qué provincia sois… y cómo os atrevéis a venir así, envuelto en esa túnica de dos piezas y la inferior partida en otras dos?  ¿Acaso sois Anubis disfrazado de extranjero para conducirme hasta el Valle de los Muertos?

-No. Naranjas! Es decir, mi estimado Tut, yo estoy más asombrado que vos. Vengo del SXXI y no sé cómo diablos podemos conversar y entendernos; tampoco el poder explicar, si estoy vivo qué hago en este lugar y lo peor… cómo hago para salir de este tremendo lío que me he metido. No, no soy Anubis, ni Toth, ni Amon Rha; mucho menos un escarabajo de Menphis, pues creo ser de Thebas… un simple mortal tebano…

-Bueno, pues, entonces si vosotros seguís insistiendo que sois del otro bando, solo os queda escoger: ¿o sois eunuco de uno de mis harenes… es  borque yastaréis agujereado o me haréis compañía en mi travesía hacia los confines de la eternidad… allí donde nos aguarda la única amiga imperecedera: la inmortalidad!

De pronto, nuevamente se hizo la luz y una imagen conocida se perfilaba en el confuso círculo multicolor de rostros amigables que me rodeaba: era el guía, que sudando a cántaros, trataba de reanimarme a como dé lugar:

-Siñor torista, mi estimado faraón beruviano… ¿Cómo ocurrirte meter en sagrado sarcófago sin avisar a nadie? ¿Bara qué llevar consigo una vela encendida? Tú tener muy en cuenta bara la bróxima vez que trates de embezar tu viaje final y como bruebas de gratitud eternas, deberás ser brebarado íntegramente en las ceremonias necrológicas brobias del embalsamado y no con las expulsiones nefrológicas que querías recibir de aquel camello macho super gigante, y que apenas le tocaste sus partes íntimas os aplicó una batada de mula en bleno hocico que te la ha brivado bor 24 horas y ya estabas a bunto de sacarte entrañas y bañarte en esencias de sándalo y meterte mucha pero mucha mirra por ambos extremos. Yala, yala; meshi, meshi.
                                                                         



No hay comentarios.:

Publicar un comentario