domingo, 20 de marzo de 2016

RE MEMBER

                                                     

Doctorcito: si será cosa de locos: ayer me encontré, después de 15 años, con el amor más grande de mi vida (aunque en ese tiempo no llegaba al 1.60m). Realmente creí que el asunto (mi primer camote) ya pertenecía al olvido… pero ni se imagina el gran roche que pasé en el momento; tanto así que a primera impresión me quedé helado, visco y bruto, sin poder hallar explicación alguna de lo que me acontecía. Traté de musitar su nombre entre dientes pero estaban soldados con autógena y las palabras no salían; quise estirar la mano para saludarla pero mi cuerpo entero se fue sobre ella y solo atiné a darle un fuerte abrazo casi cayéndome y poniéndome rojo como un tomate. Sin embargo, lo peor fue que inmediatamente armé carpa y casi rompo mi bragueta y el bóxer quería salir disparado. ¿Esto es normal? Por supuesto que ha sido muy agradable el encuentro con el amor de mis amores, pero la reacción de mi organismo resulta poco comprensible y además, muy extraña, porque es la primera vez que tengo un ataque de priaprismo y solo basta recordar el momento y parezco beduino a punto de acampar en pleno desierto y sin odalisca a la mano.
Omar Sharif de La Calera, Chivay

Estimado Omar: 
No hay duda alguna que los refranes resultan ser la filosofía del pueblo. Respecto a tu consulta, viene al caso el siguiente: “Donde camotes asaron, cenizas quedaron”. Of course, nunca se ha hecho más palpable este dicho popular. Hay sorpresas –como esta- que son muy agradables, mas cuando está íntimamente relacionada con lo afectivo, la cosa es como para ponerse a llorar de contento y saltar sobre una pata de tanta felicidad, pero si además, cuando una emoción es muy intensa y nos cae de sopetón, se produce el denominado reflejo de enclavamiento… Sí, te quedas clavado en el sitio como una estaca. Así que la reacción tuya ha sido totalmente natural. En cuanto a tus “ataques” o levantamientos inopinados pueden ser rezagos de viejos encuentros con carácter de inolvidables; lo preocupante debe ser la cantidad de boxers y pantalones a cambiar; aunque la verdadera preocupación debe ser tu caminar por la calle como un triángulo agudo con patas. Solo te puedo aconsejar que coloques debajo de la trusa una placa metálica a manera de escudo protector –por siaca-. Suerte!
                                                                                      






No hay comentarios.:

Publicar un comentario