Doctorcito: si será cosa de locos: ayer me encontré, después de 15 años,
con el amor más grande de mi vida (aunque en ese tiempo no llegaba al 1.60m).
Realmente creí que el asunto (mi primer camote) ya pertenecía al olvido… pero
ni se imagina el gran roche que pasé en el momento; tanto así que a primera impresión
me quedé helado, visco y bruto, sin poder hallar explicación alguna de lo que
me acontecía. Traté de musitar su nombre entre dientes pero estaban soldados
con autógena y las palabras no salían; quise estirar la mano para saludarla
pero mi cuerpo entero se fue sobre ella y solo atiné a darle un fuerte abrazo
casi cayéndome y poniéndome rojo como un tomate. Sin embargo, lo peor fue que
inmediatamente armé carpa y casi rompo mi bragueta y el bóxer quería salir
disparado. ¿Esto es normal? Por supuesto que ha sido muy agradable el encuentro
con el amor de mis amores, pero la reacción de mi organismo resulta poco
comprensible y además, muy extraña, porque es la primera vez que tengo un
ataque de priaprismo y solo basta recordar el momento y parezco beduino a punto
de acampar en pleno desierto y sin odalisca a la mano.
Omar Sharif de La Calera,
Chivay
Estimado Omar:
No hay duda alguna
que los refranes resultan ser la filosofía del pueblo. Respecto a tu consulta,
viene al caso el siguiente: “Donde camotes asaron, cenizas quedaron”. Of
course, nunca se ha hecho más palpable este dicho popular. Hay sorpresas –como
esta- que son muy agradables, mas cuando está íntimamente relacionada con lo
afectivo, la cosa es como para ponerse a llorar de contento y saltar sobre una
pata de tanta felicidad, pero si además, cuando una emoción es muy intensa y
nos cae de sopetón, se produce el denominado reflejo de enclavamiento… Sí, te
quedas clavado en el sitio como una estaca. Así que la reacción tuya ha sido
totalmente natural. En cuanto a tus “ataques” o levantamientos inopinados pueden
ser rezagos de viejos encuentros con carácter de inolvidables; lo preocupante
debe ser la cantidad de boxers y pantalones a cambiar; aunque la verdadera
preocupación debe ser tu caminar por la calle como un triángulo agudo con patas.
Solo te puedo aconsejar que coloques debajo de la trusa una placa metálica a
manera de escudo protector –por siaca-. Suerte!
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